Maia
Odiaba las sorpresas hasta que encontré una que llevaba tu nombre...
¿Alguna vez sintieron que el corazón se les paralizaba por un instante antes de tomar su curso natural?
Pues esa es la explicación más cercana a lo que sentí cuando vi aquella habitación de tapiz blanco con pequeños dibujos de leones, cigüeñas, elefantes y más cubriendo la parte superior de las paredes. Una cuna de madera blanca en el rincón me hizo sonreír. El piso tenía varios juguetes nuevos. Un caballito para montar y una mesa a un costado con un letrero que decía: Bienvenida, mamá.
Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando tomé el cartel entre mis dedos y volteé a ver a Alec que venía detrás mío junto a los demás.
—¿Cómo...?
—Aproveché los momentos que no estabas en casa para amueblar esta habitación. Originalmente era tu sorpresa de navidad, pero ya ves. Pensé que este podría ser el mejor momento —me sonrió con ternura—. Le puse blanco porque aún no sabemos qué será. ¿Te gusta?
—¿Bromeas, Alec? Me encanta —sonreí antes de ponerme de puntillas y besar su mejilla—. Es el cuarto de mi bebé —miré a los demás con una sonrisa encantada por lo que veían mis ojos—. Esto de ser mamá es complicado, las náuseas y los mareos y todo lo que lleva a veces es muy duro. Pero cuando tienes esta clase de apoyo y detalles. Se siente mejor, ¿No?
—Por supuesto que sí. A veces romantizamos mucho el embarazo cuando en realidad es bastante difícil los primeros meses, pero cuando hay pequeños detalles como estos la vida es mejor y lo complicado más llevadero —dijo la tía Mica mirándonos con cariño—. Felicidades por su embarazo —ella volvió a abrazarnos a ambos con pequeñas lágrimas brotando de sus mejillas.
—¡Soy una tía feliz! —Emily daba brinquitos ilusionados como una niña.
—No seas traviesa, nuestro bebé debe estrenarlo —la regañó Alec cuando fue directo hasta el caballito de juguete.
—Huraño —ella rodó los ojos—. De cualquier forma, seré la tía favorita de ese bebé igual que lo soy de Max —sonrió con el orgullo inflando sus mejillas.
—Ese seré yo —refutó Evan abrazándome por los hombros—. ¿O no, cuñada?
—Primero dejen que nazca, niños —rodé los ojos estirando mi mano hacia Alec en un pedido de auxilio silencioso.
—Traidora —se quejó Evan cuando mi esposo tomó mi mano y lo abracé haciéndolo reír.
—¿No le harás una llamada a Zalie? Creo que también les gustaría ver el cuarto del bebé.
—Deben estar apuradas haciendo las maletas —le recordé. Íbamos a pasar juntos una temporada hasta Año Nuevo. A pesar de las réplicas de mamá por no molestar a la tía, Mica no había dado su brazo a torcer e íbamos a pasar las fiestas juntos.
—Lo había olvidado.
—Martha, ¿Preparaste las habitaciones?
—Sí, Mica. Todo está listo.
—Bien —le sonrío la mujer.
—Pero bueno, ¿Abrirán los obsequios que traje para el bebé?
—No. Se abren en noche buena —dictaminó la tía hacia Emily, quien comenzó a quejarse al instante.
—Pero tía...
—Nada, señorita. Hasta noche buena nadie abre nada. Y ya vete a cambiar.
La emoción de Emily se convirtió en un mohín, giró a ver a Alec haciéndole ojitos de perrito mojado, pero él solo se encogió de hombros. La niña de la familia era divertida y algo caprichosa, pero de lejos se veía que todos en esa casa la adoraban.
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Guía del Cielo(Finalizada✅)
RomanceMaia y Alec son un par de desconocidos que se cruzan por casualidad. La atracción entre ellos es inevitable, como si se conocieran de toda la vida empiezan algo que, aunque no tiene un nombre específico, se va volviendo cada día más intenso. Sin em...