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En realidad, ya conocía a Dicky, unos meses antes de irme de la ciudad, se comenzó a juntar con Nicky. Lo odie tanto, me hacía bromas ofensivas a escondidas de mi hermano, se metía con mi físico y lo odie, me odie a mi misma por cómo lucia y cómo me hacía sentir sus palabras. Jamás le dijimos que éramos hermanos, como solo lo veía en la escuela, jamás lo supo y no pregunto. Aunque solo ha pasado un año y unos meses, cambió su aspecto físico, lucia un cuerpo de ensueño, abdomen marcado, espalda ancha, piernas y brazos marcados. Sus rasgos eran más maduros y masculinos y su voz más profunda.

Si, por fuera era todo lo que una niña deseaba, pero por dentro, como hablaba y se dirigía a las personas, le quitaba su encanto.

Yo cambien, comencé a trabajar mi cuerpo y mi salud mental. Cambien tanto que soy alguien nueva, no toleraba verme al espejo y ver tantas imperfecciones. Luego de darme cuenta que no eran defectos ni fealdad, comencé a amarme y a ver el mundo distinto.

Quería ver el rendimiento de mi hermano, ver qué tan bueno era, si era en verdad tan bueno como decía. Lo era, jugaba mejor de lo que creí, al hacer el cambio de cancha me vio y me saludó, ignoré el saludo cuando noté a las chicas voltear. Su amigo Dicky me miro frunciendo el ceño y entrecerré mis ojos juzgándolo.

—Que lindo hermano —eso se escuchó de doble sentido, pero no dije nada.

Se acabo el partido y salimos para la próxima clase. Vi entrar a Dicky con el cabello mojado, lo sacudió, al pasar por mi lado y me mojo.

Hice mala cara y me seque las gotas, que asco.

—Haremos un debate, hagamos mesa redonda —la profesora nos dividió en dos grupos.

Dios, amaría esta clase, es sobre constitución política, mi especialidad. No se preocupen grupo, nos haré ganar.

A mi equipo le tocó defender el permitir el aborto y al otro grupo les tocó en contra del aborto.

Típico, será divertido ver cómo se convierte en pelea.

Comenzaron el debate, estaba todo calmado.

—No deben matar a un ser, eso es asesinato. Desde que tiene dos semanas ya tiene vida —dijo un chico del grupo contrario.

—Es la vida de la mujer antes que la del niño en futuro y es su cuerpo, su decisión —dijo Rebeca.

—Pues no debió dejar que la embarazaran —atacó un chico del grupo contrario.

Casi me rió.

—Deberías leer la constitución, en muchos países ya es legal el aborto, infórmate —un chico de mi grupo dijo.

—¿Y tú por qué hablas como si fueras el portador del bebé?, no deberías opinar —una chica castaña del otro grupo lo señalo y su grupo se rió.

No veo el chiste.

—No creo que porque sea hombre no pueda opinar, pero si debería cuidar la manera en cómo se expresan —le dije.

—¿Acaso tú hubieras querido que te abortaran? —Dicky le pregunto a una niña.

—Pues si, si era lo que mi mamá hubiera querido si —lo miro burlona.

—Esa pregunta está fuera de contexto, ¿cómo va a saber un feto si quiere o no venir al mundo? —lo mire burlona y el se apoyo en el pupitre de su silla.

—¿Por qué jugar con la vida de alguien así?, deberían las parejas asumir la responsabilidad de su calentura —me miraba esperando mi agite.

Eso no pasará.

—Es cierto, lo mejor sería actuar como adultos responsables. Pero... qué pasa si la chica es violada, si la abandonan o la engañan quitándose el condón? —me cruce de brazos y piernas —debe ser ella la que lleve la carga, porque es mujer, no? Ella fue la que abrió las piernas al fin y al cabo —levante una ceja.

—Hay programas para que mejoren, no es la gran cosa —un chico a su lado se adelantó.

Menudo imbécil.

—¿Seguro que no tienes hermana o mamá?, seguro no es la gran cosa si ellas pasan por eso, no crees? —.le di la razón en modo sarcasmo.

—¿Que dijiste? —se iba a levantar, pero Dicky lo sentó y la profesora se alarmó.

—¿Por que te levantas? Es un debate, no un ring de boxeo —le dije al chico y mi grupo se rió.

—Bien... será mejor que dejemos hasta aquí, para la próxima seguiremos con otro tema de debate, el equipo a favor del aborto gano —aplaudieron.

Comenzaron a salir, ya que era la última clase. Efectivamente es mi clase favorita.

—Estás muerta —el chico ofendido se acercó, amenazando por lo bajo. Salió del aula con Dicky calmado lo.

—Ya le dije a mi mamá que estudiaré en tu casa, ¿en serio no te molesta? ¿Y si mejor vamos a la mía? —.mordió su labio.

Dios, era un pan de Dios.

—Mi hermano no te hará nada, tranquila, vamos.

—Aurora, cierto? —la profesora me llamo y asentí —Estuviste muy bien hoy, ¿puedo preguntar que carrera estudiaras?

—Derecho.

—Lo supuse, sería una lástima si no fuera así. Tienes potencial, espero que sigas rindiendo así en mi clase.

—Gracias, profe.

Rebeca era tan linda, dulce, me recordaba a mi prima, no había problema con llevarla a la casa, aunque le gustara mi hermano, ella no era cómo las demás chicas y primero le daba un paro cardíaco antes de ir a hablarle a Nick.

—Que hermosa casa, Aurora —nos sentamos en la mesa. Sacando las cosas.

—Traeré cosas para comer, no eres alérgica a nada, cierto? —negó y comenzamos a estudiar.

Luego de tanto estudiar nos tomamos un descanso. Descubrimos que a ambas nos gustan los doramas y el kpop, estábamos hablando como locas de ellos.

—Sunghoon es mío. Ya te dije —La señale.

—Pero si a mi también me gusta, Dios dijo compartir —.me señaló con el cojín.

—Bueno, entonces, más me gusta Jake, es todo coqueto, mi tipo —me levanté y ella rodeó la mesa.

Trato de corretearme y yo retrocedí.

—Tú Yeonjun también me gusta, le gusta coquetear también mucho —me lanzo el cojín y trate de esquivarlo pero fue un fracaso.

Casi caigo. Gracias a que las medias me resbale. Espere el golpe, pero sentí como me abrazaron por el estómago. Pensé en Nick, justo a tiempo. Por qué vi la cara roja de Rebeca. Luego vi cómo intercalaba la mirada entre dos personas que no era yo, de pronto me di cuenta que su cuerpo era más firme y abultado que el de mi hermano, abrí los ojos y me separé.

Aún llevábamos el uniforme, aunque solo la camisa blanca desabotonada y la falda. Sentí una revolcón en mi barriga al ver que Dicky fue el que me abrazo y no mi hermano.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora