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Llegue más temprano de lo usual a la escuela, papá debía estar antes para una reunión con los profesores y no me quería venir en bus, así que preferí madrugar. Por otro lado Nicky siguió durmiendo.

Me puse a ver video en mi teléfono aburrida, esperaba que las horas se pasaran rápido o que Rebeca llegara temprano.

—La que vino a abrir los salones —Dicky entro al aula, Dios mío ya iba a empezar.

—Si, por qué, ¿algún problema? —dejó su morral en el piso, sentándose en la silla de atrás.

No me gire, seguí viendo mi teléfono. Es más me puse mis audífonos y lo ignoré.

—¿Te gusta Chase Atlantic? —su rostro apareció a mi lado, pude escuchar lo que decía y pare la música.

—Ahora te vas a burlar de mis gustos musicales, porque créeme que te aseguro que tengo mejores que tú —me gire y no calcule la distancia.

Quedamos cara a cara, su respiración llegaba a mi cara aún caliente. Trague.

—Para nada, al contrario tienes muy buenos gustos, cómo yo —sonrió mordiendo su labio —¿donde has estado?

¿Donde he estado?, ¿Acaso buscan chicas que les guste Chase Atlantic?. Somos más atractivas, pues la verdad es que si.

—Aunque yo soy más team The weekend —contrólate Aurora, quise gritar —¿te imaginas?

—¿El que? —yo sabía, pero me hacía la que no.

—Nada —retrocedió. Recostándose en la sella.

Estiro sus piernas golpeando las mías, lo mire mal.

—¿No cabes, tan gordo estas? —me gire bien para poder verlo mejor.

—De hecho ella silla es muy pequeña, si tan incomoda estás, ven —palmeó su muslo con su mano, invitándome a sentarme encima de él —estarás más cómoda aquí —lamió sus labios.

Mi zona v palpito en respuesta, y mi corazón se aceleró. ¿Cómo puede invitarme a sentarme encima de el tan tranquilo? Yo estaría nerviosa. Lo estoy.

—Ven, siéntate encima de mi, Aurora —repitió, esta vez mandando y no invitando, mi garganta se secó.

—¿Por que me sentaría? —lo desafié con la mirada.

—Porque sabemos que lo quieres —agarro mi mano, jalándome y me sentó en su pierna —¿no es así Aurora? Dime, ¿si te toco allá bajo estarás empapada ya? —jugó con la yema de sus dedos en mi muslo.

Levantando la falda unos centímetros. Esto está tan peligroso, cualquier podía entrar y vernos, un profesor o un alumno, en cualquier momento, era un salón y no algo privado. Una chispa de excitación corrió por mi interior.

—No estoy excitada por ti —mentí. Una carcajada salió de sus labios, echando su cabeza para atrás.

Su manzana se mostró, podía ver cómo su cabello rubio ahora estaba saliendo y se combinaba con el negro. Quise besar su cuello y enterrar mis dedos en sus hebras de cabello.

—Me encanta como mientes, tan descarada —acaricio mi cabello, depositándolo detrás de mi oreja.

—Esto está mal Dicky, yo estoy con Austin —le recordé —si vas a odiarme hazlo o si vas a coquetearme solo deja de hacerlo, no hagas las dos.

Mordió su labio —¿por que, te molesta que haga las dos? Pero si a mi me gusta y a ti, ¿Te encanta no? —lo mire confundida —saber que tienes a alguien puro y caballeroso a tu lado, delante de todos, pero que en los lugares privados tienes a alguien completamente opuesto —acaricio mi mejilla.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora