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Papá se aseguró que Rebeca y yo tuviéramos la habitación para nosotras y no cambiáramos con ellos.

Ay papi, tú no sabes lo inteligentes que podemos llegar a ser nosotros los jóvenes, no tienes idea de lo que inventamos.

Nos arreglamos y bajamos para salir en busca de un lugar. Por lo general nosotros nunca hacemos un itinerario, solo vamos por ahí y todo sale mejor así.

Llegamos después de todos, es cierto que las mujeres se tardan más, no lo niego. Llegamos a la entrada del hotel.

—Listo ahora si vámonos —mamá comenzó la marcha.

—Que hermosa luces —Dicky espero a que pasara por su lado y luego camino a mi lado.

Nicky estaba al otro extremo hablando con Rebeca, ya lo presentía todo saldría bien.

Llegamos a un lugar no tan lejos del hotel. Nadie se dio cuenta pero Dicky corrió mi silla rápido para sentarse a mi lado.

—¿Y que te dijo tu mamá, hijo? —me ponía incómoda cuando papá lo llamaba así.

—Tengo su apoyo siempre y cuando sea lo que yo quiera, como le decía a Aurora, debo tener varias opciones y planes para que se den las cosas —su mano llegó a mi muslo.

Trague en seco, si alguien se daba cuenta y ese era Jared, mi papá era muy celoso.

—¿Y cuéntame, vas en serio con mi hija? —bebí del vino, su mirada calculadora lo penetraba.

—Muy enserio —.acaricio mi pierna, quise cruzarlas.

Pero en su lugar las separo, lo mire. "Que estás haciendo". Nada, sonrió como si fuera un pan de Dios.

—Ya déjalos, ellos saben lo que hacen —,mamá intervino, —por suerte ya se les callo más ese tinte.

Nos miramos entre los tres, era cierto. Ni cuenta me había dado. Nos la pasamos contando anécdotas, más que todo mamá y papá revelando nuestra vergonzosa niñez.

—Te has mantenido al margen —papá le dice a Dicky felicitándolo. Al salir del restaurante.

—Lo haré siempre, el respeto el lo más importante y respeto a la familia.

Bufé, si claro. Si no es porque cruzo las piernas terminaría dándome un orgasmo junto a ellos, tremendo respeto.

—Bueno ya hoy no podríamos hacer nada, mañana iremos a la playa o a piscina, descansen —mamá se llevo a papá quién ya tenía copas encima.

—Tú y yo vamos —Dicky me tomó de la mano apartándome de Rebeca —Debemos dejarlos solos.

Asentí, tenía razón.

—Podrían ir a la playa, ya los alcanzamos —le di la mirada a mi hermano y asintió —diviértete —,le recordé a Rebeca.

Iba a decir algo pero literalmente Dicky me saco de ahí.

—¿A donde vamos? —no salimos del hotel.

—Por ahí.

Nos detuvimos en una habitación y el la abrió con la tarjeta.

—¿Y está habitación? —me separe.

—La reserve —sonrió, el sabía.

Entramos y me quite los zapatos.

—¿Sabes beber? —se quitó los zapatos y se adentró a la cocina —ah, cierto la vez pasada terminaste fatal.

Se burló de la noche de la fiesta de Austin, yo también lo recuerdo. Maldita sea, yo sabía que no tenía la menor idea de cómo beber.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora