Esta semana sería la cita con Austin, comenzare mi trabajo en el bufete y mi trabajo de medio tiempo. Luego de salir de clases, fui por mi primer caso, nos darían pequeños casos al comienzo, para examinar nuestras habilidades, quedamos cinco. Pero solo podían ser elegidos tres.
Llevaba horas sentadas en la mesa de mi sala, había resuelto una parte, pero no lograba terminarlo.
Dios cabeza, reacciona, debes ser la mejor.
—No te presiones tanto, hija. Tienes un día más, puedes terminarlo mañana, come algo, que no sea chocolate —mi papá quien hacía una sopa de letras en el periódico levantó sus gafas viéndome.
Deje el chocolate, ya había comido dos barras.
—¿Que haces? —Nick se acercó.
El y Dicky, llevan un rato hablando de estrategias en el sillón y no he podido concentrarme desde que llegaron.
—Debo resolver un caso para el jueves.
—¿Como en criminal case? Que genial, te ayudo —se sentó a mi lado.
—Ojalá fuera como ese juego —recosté mi cabeza en la mesa.
Lo leyó, analizándolo.
—No entendí nada, ¿me explicas? —hizo un puchero.
—No tengo tiempo y tú deberías de terminar tus cosas —le espolvoreé el cabello y comencé a recoger mis cosas —estaré arriba.
—Buscare a su mamá, deberías comprar algo para tu amigo Nick —papá se levantó y le dio dinero.
Subí a mi habitación, puse música para relajarme, me quite el uniforme. Me puse un jogger y una blusa de tirantes. Me tiré en la cama viendo el techo, cerré los ojos mordiendo la pluma. Tal vez mi ideas no eran lo suficientemente buenas, tal vez esté viendo otra perspectiva.
Tocaron la puerta.
—¿Si? —abrí los ojos y Dicky estaba ahí.
—¿Puedo entrar? —asentí, sentándome en la cama.
—¿Nick salió? —afirmó con su cabeza —,¿vienes como profesor o cómo opresor? —me burlé.
—No lo sé, pero... ¿quieres averiguarlo? —se sentó en mi cama.
—Sinceramente creo que será un fiasco total, no creo ser capaz de pasar de picos... —mire la pared.
—Seré tu primer beso —sonrió.
—Eh, no. Solo es práctica, no significará nada —lo mire con cara de fastidio —bien, ¿que debo hacer?
Me senté en mis muslos, mirándolo.
—Si el chico que te gusta sabe besar, no será tan mala experiencia —se acomodó, en mi dirección, mis manos comenzaron a sudar —alguno siempre lleva el ritmo.
—En este caso serás tú. Juro que si te burlas, saldrás con la nariz sangrando de aquí —lo amenace.
Sonrió y me saco de quicio, mi ceño no dejaba de estar fruncido. Lamió sus labios e inconscientemente hice lo mismo, mire los suyos y el los míos. Con su mano aparto mi cabello poniéndolo detrás de mi oreja y dejo su mano en mi mandíbula. No sabía que hacer, quería decirle que dejara las bobadas y solo me besara y ya. Se acercó y me dio un pico, me quede helada, se separó y volvió a darme otro pico, el tercero presionó sus labios más fuertes, comenzó a abrir su boca y trate de imitarlo torpemente.
Con sus suaves labios abrió los míos de apoco, era lento el movimiento. Sentía el sabor a chicle en su boca, me acostumbre a el movimiento, así que abrí más la boca aprisionando sus labios contra los míos. Su mano se posó en la parte de atrás de mi cabeza enterrando sus dedos en mi cabello y me recorrió uno escalofrío. Sentí su aterciopelada lengua rozar mi labio inferior, para luego chuparlo y morderlo. Me separé jadeando, helada.
—¿Se debe besar con lengua necesariamente? —lamí mis labios espabilando varias veces.
—Casi siempre se hace, ¿por que, no te gusto? —mire sus labios rosado e inchados.
Lo contrario y me dio miedo que fuera así.
—No se, es raro —apreté mis labios, no sabía que decir —,pero no estuvo mal, yo estuve del asco, en fin creo que deberías irte antes de que llegue Nick.
Evite mirarlo, sentía vergüenza. No dijo nada y salió, cerrando la puerta, metí la cabeza entre mis almohadas. Dios, mi corazón latía muy rápido y quería gritar, no sabía porque, si era de emoción o rabia. Aunque si, admito que me gusto besar, se siente raro, pero rico... mi estómago se estaba comportando raro.
Toque mis labios y me odie, que tan desesperada debo estar para pedirle a alguien que me enseñe a besar y ese fue ¡mi primer beso! Con alguien que ni siquiera al caso.
No pude pensar en más nada que en el beso durante un largo rato. Así que me dormí, no quería darle más cabeza a algo tan vano.
Baje a desayunar, ya lista. Al llegar a la cocina mi mamá hablo fuerte.
—¡Se besaron! —me paralice en la entrada, tragando en seco.
Si no me muevo no me ven.
—Mamá, es una serie —se burlo —demoraron diez capítulos para besarse.
Dios mío, vi a Dios a los ojos por un minuto.
—¡Pero no es el personaje principal! —entre más calmada —Aurora, este drama que me recomendaste me está matando —me señaló.
Debíamos hacer gimnasia hoy, debíamos correr al rededor de la cancha unas quince vueltas. Me voy a morir, pero Rebeca está peor.
—Vamos tú puedes —puse una mano en su espalda desde atrás empujándola.
—No, no puedo. Que vergüenza...
Estaba agitada. Debía ayudarla o el profesor la pondría a correr de extra. Aunque era el profesor más joven de la escuela. Las chicas se vestían bien en gimnasia para su clase.
—Si las terminas a mi paso, podemos hacer una pijamada en mi casa —se enderezó —haré que Nick vea dramas con nosotras —le sonreí.
—No quiero que creas que estoy contigo por el, la amistad es lo más importante, antes que un chico —dimos la sexta vuelta —aunque el me atrae, prefiero tu compañía —nos sonreímos.
Era tan linda, juro que si alguien la lastima lo mato. Era como otra hermana a la que cuidar.
Íbamos bien, muriendo por dentro como todos, pero con resiliencia.
—Cordones sueltos —Dicky paso a mi lado señalando.
Me detuve de golpe, mentiroso. Volteo a verme y lo mire mal, continuando mi recorrido. Nos faltaban unas tres vueltas.
—Lo siento, no podré ir a tu casa. Me rindo —la rosita de Rebeca transpiraba.
—Si no terminas le dire a ya sabes quien que te gustas —se espanto y pego una carrera.
La alcance y terminamos. Me reía de su cara.
—Me vas a matar, Aurora —limpiaba su sudor de frente.
La clase de mi hermano estaba ahí hace unos ocho minutos, la anime, sin decirle que el estaba ahí. Se hubiera muerto si lo supiera. Debíamos entregar ya la cancha. Rebeca bebía de su agua, mientras mi hermano se acercaba.
—Eres buena para los deportes —le dijo a Rebeca y quería reírme.
—¿Ah? ¿Quien, yo? Nah, casi me muero —apenas lo miro.
—Ire por agua, nos vemos en el vestidor Rebe —iba a reprochar pero camine rápido y vi a Nick sentarse a su lado.
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Una estupidez llamada amor
عاطفيةDespués de un año en el pueblo de su tía, Aurora vuelve con su madre a su ciudad, donde las esperan su padre y su hermano mellizo. Pensó que sería diferente, ya que había madurado físicamente y mentalmente, pero en el proceso de querer conquistar a...