La última noche me quede hablando con Rebeca, pero ella no me había dicho nada sobre si mi hermano le dijo algo y no sabía cómo preguntarle, hasta que ella me contó.
—En realidad, yo no quiero una relación aún, así que decidimos solo conocernos más —se acomodó en la cama —.es mejor no apresurar nada y una relación es una responsabilidad de dos. Por un lado el está muy concentrado en los juegos importantes y yo tengo otras prioridades.
La entendía, tenía la razón. Uno puede amar sin tener que estar en una relación, si se va a dar no se debería forzar, mi abuela decía que lo que es para uno es para uno y ya, así de simple.
El viaje fue largo así que Rebeca y yo dormimos casi todo el camino, al llegar a la ciudad, cada uno se fue a su casa, estábamos demacrados. Fue tan aburrido el no poder ver a Dicky el resto de las vacaciones. Mi tía y mi prima vinieron de visita y mi hermano y yo nos sentimos mal por salir así que nos quedamos ahí.
Yo iba aún a trabajar, aún recuerdo que Dicky fue a recogerme luego de salir un día, sin que yo supiera.
—¿Y si te escapas? —.tomó mi cintura y me atrajo a él —¿o voy yo mejor?
—No se, mi prima se la pasa conmigo y mi tía es un poco chismosa —hice un puchero —.pero me quedare contigo hoy hasta tarde, ¿que quieres hacer?
Fuimos por malteadas y hablamos toda la tarde.
—Quería darte esto —le lance la caja y la atrapo —,si no te gusta, de malas. Me lo devuelves y se lo doy a mi hermano.
Camufle mis buenas intenciones, me hizo mofa, infantil.
Lo vi abrirlo, mi pierna no dejaba de temblar. Puso cara de "es enserio".
—Mejor dámelo —.se lo quite y reaccionó,
—¡No! Si es mío. Lo que se regala no se quita, loca —me lo quito —si me gusta —me miro a los ojos —me encanta, en serio. Gracias —me sorprendió su abrazo.
Tarde unos segundos, pero le devuelvo el abrazo, un beso delicado y corto llegó a mis labios. Se puso la cadena con dijen de un balón de voleibol.
—Me queda bien, cierto? —asentí.
Y ese fue el último día que lo vi así, solo nosotros. Entramos a la escuela y muy poco nos veíamos, aunque hablábamos todos los días por teléfono y por chat.
—A mi me dio su sudadera el año pasado —la chica se mordió el labio.
Blah, blah, blah.
—Yo tuve su manilla, esa que nunca se quitaba —torcí los ojos.
No me pude aguantar y me gire.
—A mi me dio su leche —emboce una sonrisa.
Me miraron sin entender. Dios míos, ¿que estoy haciendo?, las cague. Malditos celos, que asqueroso sonó eso.
—¿Por qué te daría su leche? —la rubia intercambiaba mirabas con las otras chicas.
—¿Por qué no me la daría?, tenía hambre—jugueteó —.igual no se sientan especial el es así de mujeriego.
—Si, la verdad es que así es Dicky —.rebatió la otra chica y todas asintieron decepcionadas.
—Pero me molesta esa nueva Couch que llegó —sus caras de molestias aparecieron.
—¿Nueva couch? —me interese.
—¿No sabias? —,negué —es tan joven, tiene un cuerpo de infarto y como ya se graduó a temprana edad, ahora está ejerciendo.
No sabía nada, no he tenido tiempo de ir a ver las prácticas. Así que comencé a ir cada que podía. Cuando Dicky me veía me sonreía y nada más, me iba antes de que acabaran.
Era cierto todo, esta era una chica hermosa y tenía unas muy buenas proporciones, parecía llevarse bien con todos los chicos del grupo. Poseía un encanto natural, varias veces topamos miradas, pero nada del otro mundo.
Desde hace una semana se la pasa con la nueva couch, yo no soy tonta, los veo reírse y como ella lo mira, ¡Dios así lo miro yo!, cuando lo toca sutilmente. Me da muchos celos, porque el no hace nada, sigue como si nada.
No quise decirle nada, para no tener problemas.
Lo noté apenas lo vi, no la traía. Ni siquiera traía la cadena que le di y que usaba todos los días. ¿Por qué?, ¿Se la quito por ella?
—Podemos salir hoy, podemos irnos juntos cuando salgamos de la escuela —le propuse.
—No puedo, tengo práctica —mi garganta se secó y me sentí como estupida.
—¿Y en la noche?
—Estaré organizando la próxima partida con Nella —miro a otro lado.
¿Por qué esto se sentía como traición? No quiero ser paranoica. Jamás en mi vida había teñido celos, celos de verdad.
—¿Nella, quién es? —yo sabía quien era.
—Antonella, la couch, no se si la conoces —claro que lo hacía.
Incluso le tenia un apodo, un diminutivo. Ni yo tenía eso, era una puta mierda, porque yo también quería que me llamara lindo, no estoy pintada en la pared.
—¿Y esa cara, pasó algo? —se me fue imposible no mostrar disgusto.
—Si claro, Nella —hablé con rabia —yo también tengo cosas importantes que hacer, cuando no estes con Nella, me avisas y así yo me hago campo.
—Tal vez deberías dejar de trabajar como si no hubiera un mañana —Dice como si nada.
¿Es en serio que dice eso?, yo ya he mejorado esa parte, incluso me reducieron las horas de te trabajo. ¿O es que el pretende que debo estar disponible 24/7 solo para el?
—¡Es que tú no entiendes, las cosas no caen del cielo! —levanté un poco la voz. Solo un poco.
—Yo se que no caen del cielo, pero deberías disfrutar más tu adolescencia —revolvió su cabello —.te la vas a pasar toda tu puta vida trabajando.
—¿Crees que no lo se? Maldita sea —,me altere más de lo que debía —vete con ella si es que eso te hace ser feliz.
—¿Que? —frunció el ceño.
—Si ella te da lo que yo no puedo, vete con ella —apreté mis ojos —al menos, deberías hacer las cosas que yo no puedo.
—¿Por qué eres así? —se acercó dejando caer el balón.
—¿Así como? es guapa, ¡está buenísima por Dios! tienen los mismos gustos y siempre estás con ella —mi pecho subía y baja agitado.
—¿Sabes que? Tal vez si debería —me señaló—.ella no está tan loca como tú.
¿Loca? Ah, genial, lo que me faltaba.
—¡Bien! Lárgate con la otra —.di media vuelta.
Comencé a caminar sin mirar atrás. En mi mente no dejaba de maldecirlo, es que "¿como me va a dejar ir así y decir que si prefiere irse con la otra que es menos loca? Me sentí como la mierda, pero no quiera llorar. ¿Será que ya se aburrió de mi? Carajo, por que me hace dudar así de mi y de lo nuestro. No es así como se supone que deberían ser las cosas.
Le pregunté a mi hermano que como era ella y parecía tener un maldito efecto en todos, solo hablaban maravillas de ella. Yo no podía competir con ella y no quería hacerlo, si me eligen es porque quieren estar conmigo.
Lo sé, se que no me tome el tiempo de preguntar las cosas, pero es que no se cómo manejar mis celos.
El tampoco me pregunto lo de mi trabajo. Terminaría esta semana de trabajar y quería contarle eso también, el contrato era solo unos meses. No le di mente a eso, no le escribí aunque el menos a mi y eso me dio más duro.
Se que debíamos hablar, pero ninguno parecía estar dispuesto.
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Una estupidez llamada amor
RomanceDespués de un año en el pueblo de su tía, Aurora vuelve con su madre a su ciudad, donde las esperan su padre y su hermano mellizo. Pensó que sería diferente, ya que había madurado físicamente y mentalmente, pero en el proceso de querer conquistar a...