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No se escuchaba tan difícil, un buen oyente es un buen ejecutador.

Me acerque un poco más a sus labios, sin tocarlos. El lo noto, pero no hizo nada, en cambio me espero. Debía hacerlo yo, presioné mis labios suavemente a los suyos durante unos segundos. Abrí de apoco nuestros labios, repartiendo besos cortos y suaves, justo como el dijo. El ayudo, siguiendo mi ritmo.

El beso se profundizó, moví mi cabeza llegando mas a fondo, lamí su labio inferior, seguí besando, luego mordí su labio y lo chupe lentamente. Se abrió paso entre mis piernas, metiendo una entre las mías, apretó mi cadera y por instinto levanté una pierna llevándola hasta su cadera. Donde sostuvo mi muslo con firmeza. Sentí su lengua venir y la recibí, en mi boca. Mis dedos se aferraron a su cabellera y mi mano en su pecho se sostenía fuertemente. Sentí que me faltaba el aire.

Me separé despacio, su respiración era pesada y mire sus labios rojos por los besos, entre abiertos.

—¿Cómo lo hice, profesor? —me burlé.

—Maldición Aurora, aprendes rápido —lamió sus labios y sonreí.

Tomó mi otra pierna enroscando las en su pelvis. Me paniquie. Solo sería un beso, no debía ir más lejos.
Me sentó en la mesa, tenía mis manos al rededor de su cuello.

—Dicky... —lo llame, pero no sabía si era una advertencia o una súplica.

—Dije que te enseñaría bien, niña —su "niña" me saco de casillas.

Pero no me dio tiempo. Beso mis labios y lo recibí ahora con más experiencia que antes. Su sabor me lleno, sus manos calientes y grandes rosaban mi piel, haciéndola arder, mi zona se estaba calentando, delicioso y dolorosamente latía, me pegue más a él. Mis pechos se erizaron. Sentí como jalaba de mi labio y chupaba. Se sentía tan bien, tan bien que temí.

Lo separe de mi boca.

—Deberíamos parar —retiré mis manos y desenganche mis piernas.

Separó sus manos de mi con cuidado, aún con la respiración agitada.

—¿Dicky? —llamó Nick —tu mamá está llamándote.

—Deberías irte ya —asintió y se separó.

Me baje de la mesa y el salió de la habitación. Cerré rápido con seguro. Apoyándome en la puerta, como si quisiera evitar que volviera.

Mierda, como me odio en este momento.

Justo ahora tenía dos opciones, o me daba un pajaso en su nombre o me bañaba para bajar la calentura.

Revolví mi pelo como loca.

Jamás había experimentado esto, el estar así solas con un chico y que me tocara así. Lo más cerca que estuve era viendo videos o con mi imaginación y mis dedos.

Termine en la ducha, pero entre más pasaba mis manos por mi cuerpo, más me excitaba, pensando en sus manos calidad y anchas, en sus labios suaves y rellenos y aún podía oler su colonia.

Así que termine tocándome en la ducha, pensando en Dicky. Ahora a disfrutar, luego podía odiarme todo lo que quisiera.

Deje mis papeles listos y mi presentación lista. Hoy sería la elección de la eliminatoria, eliminarían a algunos y luego se haría una prueba presencial, solo podían entrar dos personas y en la escuela debía presentar el trabajo sobre el libro.

Evite hablar con Nick en el camino, me sentía culpable, por besarme con su mejor amigo, al cual detestaba, por cierto.

—Si sacamos un cinco te llevaré por un postre el cual Rebeca nos despachará —Austin bromeo y Rebeca abrió la boca.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora