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Hoy era un juego importante, jugarían con la escuela siendo anfitrión. Todos podrían ir, ya que cancelaron la última clase. Se estaba llenando poco a poco.
Era obvio que los partidos siempre han sido emocionantes.

—En términos de soportar, no estoy soportando —.Rebeca no dejaba de ver a las chicas de la primera fila que estaban hablando con mi hermano, todas coquetas.

La entendía.

—Ya te pongo la de The other woman —bromeó —No seas boba, el no se muere por ellas, eres tú quien quiere que... es decir, solo es amable con ellas—la tranquilice.

Empezó el partido, la destreza de ambos grupos era muy buena, en el segundo tiempo estaban empatados, mi hermano y mi novio eran el as de el equipo, no hacía falta saber mucho para notarlo.
Era increíble como celebraban cada punto, pero también chistoso, era como si a pesar de el serio trabajo que hacían por ganar, lo disfrutaban.

Ganaron el partido, todos nos levantamos y gritamos apoyándolos, la escuela tenía otro logro más y era gracias a ellos. Dicky busco con la mirada por todo el lugar, cuando se topó con la mía, aplaudí más fuerte y grite sonriendo. Estaba orgullosa tanto de él como de mi hermano.

Lo vi caminar y cuando llego a la grada subió a ella abriéndose paso entre la gente hasta llegar a mi, me sorprendí lo rápido que llego. Mi corazón se aceleró, algunos estaban viendo, pero no todos, la bulla de la gente era presente.

—¿Ya te he dicho que estoy loco por ti? —,habló solo para mi.

No supe que decir. Mi mente repetía "soy tuya" "soy tuya".

Tomó mi cara y me besó. Por instinto cerré mis ojos y lo seguí, fue corto el beso, pero profundo y lento.

—Que todos sepan a quien le pertenece mi corazón —sonreímos ambos.

—Si no bajas ahora, Antonella te arrastrará —la señale.

—Cierto —dio otro beso casto y bajo rápidamente.

Rebeca no dejaba de gritarme emocionada. Aún sentía algunas miradas, pero eso jamás me importó.

Yo había escuchado por parte de mi hermano y de mi novio que irían a celebrar a la casa de Dicky, así que decidí irme, antes con Rebeca. A un chico se le cayó la cartera y la tome, se giró sintiendo que no la tenía.

—Se te cayó esto... —se la tendí y lo vi.

Austin, ¿que tan salada debía ser yo?.

—Aurora... —la recibió —gracias. ¿Cómo has estado? —miro a los lados.

—Bien, gracias, debería irme ya —,sentí su mano tomar la mía y me helé.

—¿Es cierto que sales con el?, ¿después de todo? —la mirada de Dicky al otro lado llegó a la mía.

Vi sus intenciones de llegar corriendo y negué. Me gire, apartando mi mano.

—No es asunto tuyo, recuerdo que te pedí que por favor te alejaras de mi y no me hablaras —le volví a recordar —no me siento cómoda con tu presencia y mucho menos si me tocas.

Asintió pero no dijo nada. Lo esquive y salí del la cancha cerrada, mezclándome con el montón. No era nada, eso puede pasar así que lo deje pasar.

Felicite a mi novio por chat y diciéndole que disfrutara la celebración. Al día siguiente, llegue a la casa y un golpe se escuchaba, entre a la sala y estaba mi hermano solo, con cara de molestia.

—¿Que tienes, por que estás con esa cara de perro ragañado? —.me detuve viéndolo.

No dejaba de lanzar una pelota a la otra pared un poco brusco, ese hábito que tenía, pero lo ayudaba.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora