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—Vamos, camina —me dio un empujóncito.

Camine, llenándome de las luces y cuando ya no habían más era todo oscuro.

—¿Y ahora? —me gire pero no están.

Mierda, ahora? Ahora si tengo miedo. Pero luego todas las luces volvieron. Un video comenzó a correr. Hecho de dibujos a mano. Su voz profunda apareció.

Jamás me había preguntado qué se sentía amar –el video mostraba un chico solo –hasta que te conocíapareció una chica –cambiaste toda mi percepción y le diste un giro a mi vida sin preguntarmeel video mostraba a una chica siendo problemática, me reícada que me hablabas me molestaba lo chillon de tu voz y si hacías presencia mientras me mirabas con odio más de mal humor me ponía... pero si no estabas te buscaba, solo para poder hacerte enojar y que me dirigieras la palabra –Justo como narraba sucedía, el video esta a blanco y negro, de apoco se fue pintando de colores –así que cuando me di cuenta, te veía en todas partes, te pensaba a cada minuto, te escuchaba, te sentía siempre conmigo, cuando en realidad no era así –se mostraba triste cuando la chica se desvaneció –me encontré dibujando tu silueta, escribiendo tu nombre incluso pronunciadolo –el chico estaba en su habitación con una libreta, dibujando solo, yo sabia que eran sus dibujos, podía recordarlos –cuando descubrí lo que en realidad sentía por ti busque la forma de decírtelo y aquí estamos.

Luego del show de dibujos la pantalla se apagó, dejándose a oscuras de nuevo. Quise llorar, mis ojos estaban húmedos. Nadie había hecho algo tan lindo por mi, ni siquiera se habían tomado el tiempo antes.

Tocaron mi hombro y me gire. Ahí está el, sonriendo nervioso, como jamás lo había visto.

—¿Tú hiciste todo esto, solo? —,asintió, frotándose el cuello.

Tierno.

—Así que quería preguntarte algo —¿Puedo ser tú novio? Por favor —sus ojos color miel esperaban ansiosos.

Quise gritar y no se por que, su tono bajo y dulce pidiendo ser mi novio. "Puedo" "por favor" me derritieron, pero no lo mostré.

—No, que te pasa. ¿Por qué quisiera yo ser tu novia?—lo mire confundida.

—¿En serio?...yo...

Su rostro cambió a decepción y se me aguó el corazón.

—Bromeó, no ves que me muero de ganas —exagere —,lo siento, no debí bromear.

—No te disculpes, al final así somos nosotros, no? —me jalo hacia el.

El tenía razón, nosotros somos así y solo nosotros nos entendemos sin filtros.

Bese su boca antes de que el lo hiciera, mientras me abrazo por la parte baja de mi espalda y yo por sus hombros poniéndome de puntillas.

—Hay una condición, quiero el video y un dibujo en específico —me separé.

—Todos los que quieras, te dibujaré lo que me pidas, siempre —.puso uno de mis cabellos detrás de mi oreja.

—Perfecto, novio —su cara sorprendida, era tan tierna y apreté sus mejillas —deberíamos irnos me da miedo esto tan solo.

Me separé y comencé a caminar. Huyendo.

—¿Que dijiste? Dilo de nuevo, no te escuché —su voz seguía conmocionada —¡Aurora! Repítelo para mi.

Sentí como sus brazos aparecieron y me cargo en el aire, mientras pedía que lo repitiera y yo lo negaba. Lo ayude a recoger todo y luego me llevo a mi casa de nuevo.

—Nos vemos mañana —,quite mi cinturón.

—Espera.

Tomó mi mano y puso un anillo blanco transparente y luego uno negro. Tuve la realización de mi vida. Mire su mano y tenía los mismo. Se tomó el tiempo de investigar. Eran aquellos anillos que tenían el Hyunlix, tape mi cara ocultando mi cara de pendeja.

—Sabría que te gustarían —me levanto y quito mis manos.

Es obvio que me iban a gustar. ¡Son los mismos que mis bias usan! Rebeca tuvo algo que ver, ya lo sospecho.

—¡Estás roja, mírate! —me señaló burlándose.

—¿Si?, Pues tú estabas rojo cuando... —imite su tono de voz —¿quieres se mi novia? —me frote el cuello y mire a otro lado.

Solté la risa y el también.

—¿Iras a verme ganar, no?

Asentí—. Solo veo a ganadores.

—Tranquila, yo soy uno y ganaremos mañana.

Le creí.

En lugar de terminar mi trabajo, diría que me fui a dormir pero me quede hablando un rato con Dicky, por chat y luego si lo mande a dormir. Mañana tendrían una competencia importante.

A la mañana me despedí de Nicky, yo estaba despierta desde hace rato terminando lo de mi trabajo. Termine como pude y lo envié. En el Uber iba dejando todo en orden, seguramente ya están jugando. Cuando llegue corriendo ya iban en el segundo tiempo, cambio de cancha y ya iban por el tercer set.

—¿Como va el marcador? —le pregunté a mi papá, sentándome a su lado.

—Veintitrés a veintidós —estaba que saltaba de es silla —vamos perdiendo.

Mierda. Me concentre en la partida, todos se veían tan cansados y sudados. No se mucho de voleibol pero se que se gana cuando alguno equipo llega a los veinticinco puntos. Nos faltaban tres para ganar y el equipo contrario dos. Mamá no dejaba de comerse las uñas. Aún ellos no sabían la idea de que Nick fuera a la universidad y estudiará gracias a la beca de voleibol y se dedicará a eso. Ya me la imagino pegar el grito en el cielo.

Nicky noto mi presencia. No podía pensar en si llegaba a perder, no podía hacerlo. El debía ganar.

Tú puedes, vamos gana. Le dije sin gritarlo y lo entendió o eso quiero creer.

El equipo contrario tuvo un saque limpio, Oscar contraatacó y recibieron. La jugada que hicieron sorprendió a la multitud, Oscar se la pasó en el aire a Dicky quien la elevó y Nicky remató. Haciendo un punto para su equipo. Todos gritamos, levantándonos de la silla. La sangre fluía por mi cuerpo con intensidad y mi corazón bombardeaba con fuerza.

Terminaron empatando de 24-24. Solo nos faltaba un punto. Todos estaban muy callados. Viendo el juego, comenzó un ataque de pasada de balón de un lado al sin caerse, ¿como es que pueden hacer eso posible?. El último fue en cámara lenta, en equipo contrario hizo que el balón tocara el suelo de nuestro equipo, pero fue justo en la raya. Dicky pidió que lo verificaran, todos estaban peleando en la multitud gritando, yo me quede en blanco.

Rezando, por favor, por favor, Dios ayúdalos, por favor que sea punto a favor de ellos y ganen.

Estaban revisando las cámaras y el árbitro pitó a favor del equipo de mi hermano.

¡Ganaron!, ¡ganaron!

La multitud gritó y el equipo celebró por lo alto entre todos. Mi mamá y mi papá me abrazaron fuertemente. Saltando y los seguí.

—¡Ese es mi muchacho, carajo! —mi papá chiflaba.

Yo no dejaba de sonreír como boba. Nicky se acercó y abrazo a mamá.

—¡Mi Niño, que bien lo hiciste. Estoy muy orgullosa de ti! —lo apretó y papá llegó palmeó.

—Te lo dije —me recordó.

—Lo se, eres un ganador, siempre lo has sido —lo abrace, sin importarme el sudor —jamás he estado tan orgullosa de alguien cómo lo estoy ahora.

Me apretó más, lo palmeó para que me suelte, me va a dejar sin aire.

Ahora vendría su momento de brillar con más fuerza. El sabía que había venido reclutadores de grandes ligas y se lució, aunque yo no vi todo el juego, se que lo hizo.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora