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Dicky

(Antes de la pelea de Austin y Dicky)

No se en que momento todo se salió de mis manos, si. Al inicio fue pura mierda de malas, Aurora ni siquiera estaba en mi mente, yo ni siquiera quería una maldita venganza, pero Austin me dio los motivos y cada que veía más seguido a Aurora no me cabía en la cabeza como ella podía estar con alguien como el, el ni siquiera la merecía.

No la conocía, no le da lo que yo si podría, vi como la miraba y yo la miro mejor. No la entiendo por completo, pero quiero hacerlo.

No soy capaz de decirle que me gusta, pero espero que no esté con el, por lo menos, no es como si yo la fuera a rescatar y a reclamar para mi.

La amistad de Nicky me importa mucho, es mi único amigo verdadero y no quiero joderla, tenemos grandes planes a futuro, el nos prohibió a todos que nos metiéramos con su hermana, pero aquí estoy yo, su mejor amigo jugando con ella a las escondidas y no precisamente el juego de niños.

—Ya te lo expliqué todo, no guarde nada —Nick ni siquiera me veía.

Luego de la pelea, cuando volvimos a la escuela le pedí que nos viéramos y no me contesto, así que yo fui a él, obligándolo a que me escuchara.

—Yo tampoco puedo ayudarte, ella no me deja entrar, ya no es como solía serlo, lo jodieron, ustedes la jodieron —su mirada feroz no me sorprendía —no debería ayudarte aunque seas mi mejor amigo, porque ella también es mi hermana.

Asentí, entendí completamente. No podía haber sido de otra forma para el, no sin que arriesgue en ambas partes.

—La llevare, pero ella decide. No puedo decirle que hacer o pensar, todo depende de ella y de ti —se levantó de la silla —si no lo arreglas, sabes que no podrás ir a mi casa jamás ni estar cerca de ella a menos que sea inevitablemente como el salón de clases, pero no dejaré de ser tú mejor amigo, a pesar de todo. Sabes lo que significas para mi, a pesar de todo...

Su conversión me sorprendió, quise sonreír y lo hice, no podía evitarlo. A pensar de todo, éramos como hermanos, no lo debíamos solo por decirlo, llevamos años conociéndonos y formando un lazo, donde estábamos en las malas, en las peores y en las buenas.

—No lo arruinare, lo prometo.

—Aún estoy enojado contigo, ya hablaremos de ello.

Era válido. Fui un hijo de puta.

Repasaba una y otra vez lo que iba a decir y hacer, no he podido ser más estúpido, porque no se daba la idea, las cage y debía disculparme aunque ella no me perdonara.

—¿Que haces aquí?... es en serio?... —su cara de confusión se volvió de decepción.

—Escúchame por favor, solo una vez y decides que hacer, solo debes saber la verdad, luego puedes hacer como si no existiera y no te molestare jamás —hablé apurado.

Asintió, cruzando sus brazo, estaba en posición de oposición. Mierda, sentía su enojo en toda la sala.

—Austin siempre ha querido lo que yo tengo, mi vida, mi estilo y mi vida amorosa, incluso mi rostro y cuerpo sin mencionar mi cerebro. En fin, es cierto que me quito a mis novia, y se metió con mis ex, nunca hice nada —trague saliva —pero al ver que te tenia a ti, que le importabas y lo cambiaste de una forma muy extraña, solo hablaba de ti, quise saber que tan especial eras.

Su rostro era neutro, para mi que ya sabía gran parte.

—Wow, que egocentrismo...

Quise reír por su tono de sarcasmo.

—Y me di cuenta de que veía en ti y quien eras, así que cuando terminaron y vio que yo estaba interesado en ti, decidió volver a tenerte, para mostrarme que el podía tener y luego dejar a quien fuera, me lo dijo el mismo —mi mente repetía los sucesos —opté por no pelear, si no, ganarte y se que no fue la mejor manera, pero sabes que no fue mala —lamí mis labios recordando su cálida piel.

—Ve al punto —me apuro.

—El dijo que te... —lo pensé —que caerías ante el y me dio coraje, así que yo le dije que eso no pasaría, que yo sería quien te tendría, pero me equivoqué, sabes por qué?

Mis rodillas se aflojaron y caí al suelo.

—¿Que haces? Levántate —quito la vista, no me importaba.

—Mírame, Aurora —lo hizo —mira como me arrastro hacia ti, cómo un perro, un animal.

Gateó hacia ella, su mirada calienta mi cuerpo y una punzada late en mi. Remojo mis labios. Me arrodillo ante ella al llegar enderezando mi espalda.

—Seré lo que tú quieras que sea, no reprochare —mis manos picaban por tocarla —así que, ahora y cuando quieras puedes usarme como te plazca, porque con mucho gusto disfrutaré de cada una de ellas.

—Dicky, yo...

—¿Sabes por que?, Porque jamás pensé que yo sería quien me arrastraría hacia ti, pero heme aquí. Siendo sumido ante ti —mi corazón latía muy rápido —esperando a que decidas qué hacer conmigo, pero por favor, has algo, no te quedes sin hacer algo.

Le rogué. Aunque no dije las cosas como planeaba, es cierto que aquello era una forma de demostrar lo que sentía. Solo esperaba a que ella pudiera entenderlo.

Jugaba con sus dedos, frotándose la yema de los dedos.

—Levántate —se agacho y me tomo del brazo ayudándome a ponerme de pie —uno mira a los ojos cuando le habla a alguien aunque mientas.

Tenía razón, como siempre.

—Quiero decir que lo lamento, lo lamento tanto, fui tan mierda y no hay excusa para lo que hice —asintió en silencio.

Por favor di algo, no calles, grítame o pégame. Pero no te lo guardes para ti sola, no quiero saber que lloras por mi culpa sola en tu cuarto, eso me está matando la cabeza.

—Bien, algo más? —mi corazón siento el frío del suyo.

Pero la entendía, uno no perdona de un día para otro por algo así.

—Aunque no me quieras estaré ahí, lo arreglaré, me esforzaré si me lo permites —tome sus manos.

—Igual harás lo que te plazca —levantó sus hombros, restándole importancia.

—No. Si me dices que me aleje lo haré.

Esa confesión me costó. Porque así era ella, como una maldita droga, jamás había probado una droga hasta que ella apareció. Cada minuto que pasaba a solas con ella quería quedármela para mi solo, quería ser egoísta y reclamarla como mía. Austin no tenia ni idea, pero lo que comenzó como un juego terminó siendo verdad.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora