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Realmente no me gusta Dicky, si está más que claro que hemos tenido uno que otro encuentro raro e inusual. Bien, casi todos los encuentros son así. De acuerdo, todos son así.

A todos nos ha paso alguna vez que cuando soñamos con algo, se siente tan real que después no puedes dejar de pensar en eso y te la pasas todo el día pensando en ello.

En fin, el punto es que soñé con Dicky, maldita sea. Ese sueño fue tan real, ni si quiera describiré lo qué pasó, solo dire que desperté ansiosa por más y mojada. Lo odie tanto, era mi primer beso y también mi primer sueño húmedo. Lo peor de todo es que cerré los ojos tratando de que el sueño continuara, que estupidez.

Debía hablar hoy con el.

—¿Tenías que decirme algo? —Austin no dejaba de estrujarse los dedos.

—Lo pensé desde hace tiempo, pero no encontraba el cómo expresarlo —se acercó a mi, retrocedí sutilmente —¿quisieras salir conmigo?

Sus palabras hicieron eco en mi. Mire a mi alrededor en busca de la broma, estábamos en la escuela, nadie apareció y el sonaba serio.

Jamás me habían dicho que le gustaba a alguien, o me habían invitado a salir, no sabía que responder. Debía tener empatía y decir lo mismo, debía rechazarlo o expresar mis sentimientos al tiempo o después. No tenía idea.

—No se que decir —me sincere.

Mi ceño se frunció y el de el igual. Mis manos empezaron a sudar y mi corazón lo sentía en mi cabeza.

—Lo digo, porque quisiera intentar ser más que amigos —sonrió.

Parecía falso.

—Entiendo, ¿pero por qué te gusto? —no se que me pasaba, esto era lo que esperaba hace tiempo, también.

—No lo sé, supongo que porque eres tú, te veo y me siento bien, me gusta tenerte a mi lado —sonrió, miro sus zapatos —¿Te gustaría intentarlo?

Trague en seco, remojando mis labios, me faltaba como agua, tenía la boca seca y no había dicho mucho. ¿Me gustaría en serio intentarlo con Austin?

—Me gustaría —le sonreí.

Levantó su cabeza rápido. Sorprendido y me abrazo. Mi cuerpo se paralizó por unos segundos, luego le devolví el abrazo. Al separarse iba a decir algo más, pero el timbre sonó y debíamos volver a clase.

Durante la clase pensé mucho a cerca de todo. Ya no era necesario volver a estar tan cerca de Dicky, en realidad nunca lo fue, siempre supe que mis hormonas adolescentes eran las que enviaban órdenes a mi, cuando estaba cerca de él, es decir su cuerpo es atlético, es alto, tiene el cabello rubio y ojos café, tiene músculos, pero no exageradamente. Espera, lo estoy describiendo a detalle. Genial. Siempre anda donde no lo llaman. Gire mi cabeza a un lado viéndolo, ya me estaba viendo, lo mire mal, de arriba a abajo y quite mi vista de el. También deje de morder mi lápiz.

Quizás podría presentar a Austin en mi casa, si las cosas se daban bien. Tal vez esta vez será bueno, solo tal vez.

—¿Iremos al Arcade? —preguntó Austin.

Acercó la silla a mi puesto, muy cerca de mi. No quería que nadie supiera aún. Es decir, salir con alguien de tu mismo salón es algo escandaloso e incómodo.

—Prepárense para perder en todos los juegos —Rebeca trono sus dedos.

—¿Que juegos? —Mi gemelo le subió un brazo en su hombro, hablándole al oído.

Rebeca se asusto y quito su mano, incómoda.

—Iremos a jugar al Arcade, dile a mamá que llego algo tarde y que me guarde comida —me levanté y tome mi morral.

—No hay necesidad, podemos ir todos y jugar, no les molesta, cierto? —le pregunto a ellos. No hablaron —. Bien, nos vemos allá.

—Es tan entrometido, lo siento —lo mire mal, mientras iba hasta donde Dicky.

Nadie le dijo que no, estoy segura que por mi. Seguramente iría Dicky, que fastidio. Aunque habían dos Arcades así que la probabilidad era de cincuenta-cincuenta. Por suerte no nos los encontramos, tuve que irme antes, ya que me enviaron unos documentos del trabajo y debía ayudar a resolverlos.

—Nos vemos mañana, lo siento debo irme —tome mi mochila —has que Rebeca se divierta y llegue bien a su casa, por favor —le pedí amablemente a Austin.

—Lo haré, no te preocupes —se agacho y planto un beso en mi mejilla.

—Bien.

Que raro se sentía todo, tal vez me acostumbre, al fin y al cabo es mi primer novio.

Durante un mes estuvimos saliendo a escondidas prácticamente, me la pasaba bien y me gustaba Austin, siempre se las arreglaba para hacerme sentir despreocupada y feliz a pesar del estrés del trabajo y los estudios. Con Dicky ya casi ni hablaba, siguió molestándome con comentarios odiosos, pero siempre me olvidaba con Austin y dejé de darle importancia.

Pero el trabajo fue más complicado cada vez y aunque me pagaban muy bien, debía sacrificar mi tiempo de calidad con otros para no tener errores, ese era mi costo de oportunidad, renunciar a algo para obtener otra cosas.

Así comenzamos a discutir Austin y yo. El quería salir siempre y yo no podía. Cuando tenía tiempo libre, quería dormir o descansar, pero no se lo dije jamás, no podía ser egoísta. Debía arreglarme para no dañar la relación que comenzó hace un mes. No puede ser mi culpa.

—¿Entonces que quieres hacer?, ¿Terminar? —Nick me paso las papas.

—No lo sé, ya todo se siente una carga.

—No debería, entonces el no te da lo que necesitas, solo te está pidiendo satisfacción para el mismo. Termínale.

Lo mire mal. Sabía que no le caía muy bien Austin, pero no dije nada. El no sabía quien era, yo no le había dicho nada, al menos que el supiera algo.

Por otro lado tenía razón, esa conversación me dejó pensando mucho aquel día.

—Vamos al Arcade hoy, lista? —Austin espero a que terminara de recoger mis cosas.

Accedí, por más que fuera mi día de descanso y me acosté hasta tarde terminando mis trabajos para poder salir hoy con Austin y Rebeca.

—Vamos —le sonreí.

Rebeca no sabía nada aún, nunca pregunto y nosotros no fuimos obvios. A este punto sentía que en cualquier momento la relación iba a terminar, para que decir si luego podría salir mal todo, no quería compasión y chismorreo.

—¿Invitaste a los amigos de tu hermano? —Austin llamó mi atención.

—No. ¿Por qué haría eso? No son mis amigos —se encogió de hombros y seguí su mirada.

Ahí estaba. Todos. Pero decidimos ignorarlos y jugar a parte.

—Haré una fiesta por mi cumpleaños, ¿vendrán cierto? —siento que pregunto más por mi.

—Claro —respondimos en unísono y eso lo calmó.

—¿Fiesta? ¿De quien? —Oscar el amigo de mi hermano se acercó.

—Mía, aún no le había dicho a nadie, luego te cuento —¿desde cuando eran amigos?

—Claro, amigo. Deberían unirse a nosotros, entre más mucho mejor —colocó su brazo encima del hombro de Austin y lo guió. Pude notar la cara de disgusto de Austin por unos microsegundos.

Si tanto te molesta alguien, ¿porque seguirlo?

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora