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Aurora

Sus palabras revolvían mi estómago y su toque me hacía querer tenerlo más cerca. No estoy segura, pero jamás me había sentido así por el alcohol. No me reconocía, no me controlaba ni siquiera yo tenía el control completo.

—Si no te quitas te voy a vomitar —amenace pero salió una carcajada y apreté las piernas —hablo en serio.

Lo empuje y corrí al baño. Apenas toco el inodoro, las arcadas vinieron una tras otra, cuando termine limpie mi boca y me senté en el piso. Mi mente estaba en blanco y mi cabeza pesaba.

Salí del baño de prisa y sin escuchar los llamados de Dicky. Llegue a la cocina y me agaché, escondiéndome. Lo vi pasa, buscándome, pero paso de largo.

Así que no se de donde vino, pero terminé en el suelo llorando silenciosamente, estaba tan cansada de todo, pero no era capaz de decir nada.

—Vamos  —apareció de nuevo como un fantasma.

Miro mi rostro lavado y hizo un amague de limpiar las lágrimas, pero lo manoteé.

—Ni te atrevas a tocarme, más nunca —lo amenace.

—Está bien, ahora vamos —me ignoro, como si lo que yo dijera no importará.

—No voy contigo ni a la vuelta de la esquina —me levanté bruscamente alejándome.

Rodó los ojos y vi su pecho bajar fuertemente.

—Deja de ser una dramática —minimizó todo y mi sangre hirvió.

—Quién putas suelta toda la mierda que hace con una chica, solo los imbeciles poco hombres —le lance un puñado de papas y cerró los ojos, restos quedaron en su camisa negra —esto me pasa por involucrarme con hombres —susurré para mi y me agaché.

—¿Estoy aquí, que le paso, donde está? —la voz de mi hermano entro en mi campo de audición.

—Esta ebria, deberíamos llevarla antes de que se ponga peor —Dicky explico.

Mi hermano se arrodillo acunando mi cara con sus manos.

—¿Estás bien, pasó algo? —negué haciendo un puchero —nos vamos, ¿puedes caminar? —asentí.

Me ayudo a levantarme y los tres salimos.

—Tráela, iré por el auto —me paso a brazos de Dicky y desapareció corriendo.

No debía hacer tanto esfuerzo, Dicky me sostenía fuerte con su brazo rodeando mi cintura, sentía el calor que emitía, no quería tenerlo, así que lo empuje tambaleándome, pero me recompuse y camine sola.

A penas me acoste en la parte trasera del auto me quede dormida. El auto iba lento y era como si estuviera en una cuna y me mecieran.

—Ayúdame a cargarla, mis papás no se pueden enterar que llego así, sería un problema —Nicky me estremeció para levantarme —Aurora párate, llegamos.

Abrí mis ojos pero no podía hacer lo que me pedía, mi cuerpo estaba entumecido. Sentí como ambos me sacaron del auto y me ayudaban cada uno a un lado a caminar.

—Deberías quedarte, no tienes coche y yo tampoco estoy muy bien que digamos, te vas temprano —mi hermano le dijo a Dicky.

—No. No quiero que se quede —reproche abriendo mis ojos —no dejes que se quede en mi casa.

Mi hermano me soltó —voy a guardar el auto, ayúdala a desmaquillarse, me va a matar como la deje dormir con el —lo vi hacer una mueca pero deje mi cabeza caer.

Tenía razón.

Lo escuché salir y cuando entramos a la habitación, Dicky me deposito en la cama, su brazo quedó atrapado en mi espalda y el encima de mi, sentí su respiración en mi cara y abrí los ojos, encontrándome con los suyos.

—¿Y si te quitas, o te vas a aprovechar? —sentía todo su grande cuerpo encima.

—Yo jamás haría algo así —su mirada fue seria y su tono duro, me arrepentí de mis palabras.

—¿Por que entraste así a la habitación? —quise saber.

—Debía ponerte en la cama, tú sola. No creo que pudieras —su aliento caliente chocaba en mi boca.

—No hablo de ahora... —cerré los ojos apretándolos, para no quedarme dormida —cuando yo estaba.... Con Marlon, debiste dejarnos solos y no interrumpir.

Su lengua pasó por su mejilla, pero no dijo nada. Se levantó y comenzó a buscar en mi habitación.

—¿Que buscas? —murmure arrastrando las palabras.

—La cosa que usas para quitarte el maquillaje —se giró.

—Ah, el desmaquillante. Está en el baño...

Cerré mis ojos, mi cama era tan cómoda. La cama se hundió a un lado y sentí algo frió en mi cara, gemí y se detuvo, abrí los ojos y noté que tenía un pomito con agua micelar. Me limpio la cara suavemente. Sentí cómo recorría cara centímetro de mi cara, mis labios, me sentí cuidada.

—Debes hacer más presión... —me estaba quedando dormida —debes quitar las pestañinas o pareceré mapache al despertar.

Se burló y trate de abrir los ojos, para verlo sonreír, pero pasó el paño en un ojo evitándolo. Termino de limpiarme y me gire, enterrando mi cara en la almohada, pero me giro de nuevo.

—Debes cambiarte, no puedes dormir con eso —me sentó en la cama y me queje, quería dormir.

Metí la mano debajo de la almohada y saqué mi camisa de dormir, me ayudo a ir al baño y cerró la puerta. Me recojo el cabello, mirándome al espejo. Lavo mi cara para eliminar el agua micelar y me cambio de ropa. Salgo y me acuesto en la cama sin arroparme.

Escucho como carraspea su garganta y abro los ojos, evita mirarme y me dio cuenta de que la camisa no es tan larga, me arropo las piernas.

—Gracias, ya puedes irte —me gire dándole la espalda, pero no cerré mis ojos.

Escuché su suave respirar y luego escuché como se movía por la habitación y salía, cerrando la puerta.

Luego me quede dormida.

En mi sueño, estaba dormida y sentí como un beso en mi mejilla era depositado;

Me vuelves más loco de lo que creí.

Creí haber escuchado a Dicky, pero abrí muy tarde mis ojos esperando verlo y ahí no estaba el.

Era imposible que un beso húmedo que se sintió tan real fuera un sueño y el olor de su camisa aún estaba en mi nariz.

Una estupidez llamada amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora