Cayeron de bruces y la Copa salió rodando lejos de allí. Harry se levantó primero con esfuerzo.
—¿Estás bien? —preguntó Cedric, también poniéndose en pie.
—Sí, ¿y tú?
Ambos miraron en torno.
—¿Dónde estamos? —volvió a preguntar el Hufflepuff, empezando a deambular con las manos en la cintura.
La respuesta era que ya no estaban más en Hogwarts, ni de cerca. Se hallaban en el cementerio oscuro y descuidado de una pequeña iglesia, y en lo primero en que reparó Harry fue en una estatua de ángel de dos metros de altura.—Ya había estado aquí… —susurró jadeante, mientras reparaba en lo segundo:
Un caldero de piedra ubicado frente a la estatua en el medio, al parecer lleno de agua, y más grande que ningún caldero que hubiese visto en el colegio o el callejón Diagon. Que estaba fuera de lugar era un hecho. Se suponía que no debían haber calderos en los cementerios, y aquel parecía un cementerio muggle.
Pero eso no era todo. Tenía otra vez la extraña sensación de que los vigilaban, y sabía que ya no se trataba de Viktor Krum.
—Es un traslador… —dijo Cedric, y lo vio arrodillarse junto a la copa… sonriendo—. ¡La copa es un traslador!
—En mi sueño estuve… ¡aquí!
Se acercó a la enorme lápida vertical de mármol, varita en mano, y tocó con ella el nombre que ponía, mirándolo a la luz de la luna.
—Tom Ryddle… —leyó en un susurro, y su mente se aceleró. Como en un sueño se vio a sí mismo, más niño, junto a un muchacho apuesto e incorpóreo de 16 años que escribía con su varita en una pared rocosa de la Cámara de los Secretos un nombre completo cuyas letras alumbraban como el fuego:
Tom Sorvolo Ryddle
Y luego con un movimiento brusco de varita hacía que las letras cambiaran su orden y formaran una frase de pesadilla:
Yo soy Lord Voldemort
—Cedric… debemos tocar la copa… ¡AHORA!
—Harry, ¿de qué hablas? —cuestionó Cedric con un repentino deje a temor. Enseguida se escuchó el leve crujido de una puerta abriéndose y Harry giró la cabeza justo a tiempo para ver a alguien tan profano que nunca pensó ni deseó volver a ver, saliendo de la pequeña iglesia.
Era Peter Pettigrew.
—¡AHHHHH! —gritó Harry del dolor más puro, porque la cicatriz empezó a dolerle. Le dolía más fuerte que nunca antes en toda su vida. Encorvándose, se llevó la mano derecha a la frente y apoyó la izquierda en su pierna, que como la otra se le dobló. Terminó de rodillas y la varita se le cayó de los dedos, y al unísono de su alarido de agonía el fogón que había bajo la caldera se encendió.
En medio de todo el suplicio se las arregló para vislumbrar con ojos entrecerrados que Colagusano cargaba algo entre los brazos, cubierto con una túnica oscura, algo que giró la cabeza para mirarlo, y Harry sólo pudo pensar que no había visto algo más asqueroso en la vida. Era algo horrendo y viscoso. Tenía la forma de un bebé, pero Harry no había visto nunca nada menos parecido a un bebé: no tenía pelo, y la piel era de aspecto escamoso, de un negro rojizo oscuro, como carne viva; y la cara…
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Todos los caminos llevan a Malfoy - Drarry
FanficMientras Harry Potter camina hacia su muerte en el Bosque Prohibido, su vida pasa frente a sus ojos, y se percata de ciertas cosas muy... interesantes. Éste es un viaje de autodescubrimiento y evolución emocional, que el famoso chico mago recorre ju...