Año 5: sólo hace falta un empujón

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La situación no mejoró con el paso de los días. Harry recibió otras dos D en Pociones; todavía estaba en ascuas por si despedían a Hagrid, y no podía dejar de pensar en el sueño en que él era Voldemort, aunque no volvió a hablar sobre ello ni con Ron ni con Hermione porque no quería que su amiga volviera a regañarlo. Le habría encantado hablar de aquel tema con Sirius, pero eso estaba descartado, así que intentó confinar el asunto a lo más recóndito de su mente.

Aunque, por desgracia, lo más recóndito de su mente había dejado de ser un lugar seguro gracias a Snape. Éste le obligaba a revivir un caudal de recuerdos muy antiguos que él ni siquiera era consciente de conservar, y la mayoría estaban relacionados con humillaciones que le habían infligido Dudley y sus compinches en la escuela primaria. Le costó un esfuerzo sobrehumano, pero Snape nunca más volvió a ver el más mínimo indicio de Malfoy en sus recuerdos. Para conseguirlo vaciaba su mente de Malfoy lo más que podía el día anterior a su clase, y ahora evitaba mirarlo a toda costa, porque una parte de él admitió a regañadientes que si lo miraba no podría dejar de pensar en él. Era su pequeño logro secreto; un progreso muy íntimo que Snape nunca apreciaría, pero que él valoraba con todas las fibras de su ser. Era gracioso que se desviviera tanto por proteger su secreto con Malfoy y que funcionara, mientras que si intentaba esforzarse para proteger su propia vida no daba resultados. Definitivamente y al igual que Hermione debía organizar sus prioridades.

Sentía más asco de sí mismo que nunca. Los sueños sobre Malfoy se volvieron más frecuentes luego de reconocer su deseo, y su lista de miedos de repente la encabezaba el pronunciar el apellido “Malfoy” mientras dormía, o peor aún, gritarlo de placer. Cada sueño era más vívido y realista que el anterior, y basado en ellos Harry ya se hacía una idea de cómo gemía, cómo se movería sobre él, cómo acariciaba… cómo haría el amor...

Pero no tuvo mucho tiempo para terminar de hundirse en la locura. La profesora Umbridge intentó echar a la profesora Trelawney de Hogwarts. El grisáceo mes de marzo dejó paso a un borrascoso abril, y la vida de Harry parecía haberse convertido de nuevo en una larga serie de preocupaciones y problemas que no daban cabida a su pasión recién descubierta, pero Harry lo prefería mil veces así. Intentaba con todas sus fuerzas no matarse de hambre para que Hermione no volviera a disgustarse con él. Ya nada le sabía a nada. Sólo comía por ella.

Harry estaba convencido de que, de no haber sido por las reuniones del ED, se habría sentido terriblemente desgraciado. A veces tenía la sensación de que sólo vivía para las horas que pasaba en la Sala de los Menesteres; allí trabajaba duro, pero al mismo tiempo se divertía muchísimo y se enorgullecía al contemplar a los otros miembros del ED y comprobar cuánto habían progresado. En ocasiones Harry se preguntaba cómo reaccionaría la profesora Umbridge cuando los miembros del ED recibieran un «Extraordinario» en sus TIMOS de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Por fin habían empezado a trabajar en los encantamientos patronus, que todos estaban deseando practicar pese a que, como Harry insistía en recordarles, no era lo mismo lograr que un patronus apareciera en medio de un aula intensamente iluminada y sin estar bajo ninguna amenaza, que conseguir que apareciera si se tenían que enfrentar a algo similar a un dementor.

—Va, no seas aguafiestas —dijo Cho alegremente mientras contemplaba su plateado patronus con forma de cisne, que volaba por la Sala de los Menesteres durante la última reunión antes de las vacaciones de Pascua—. ¡Son tan bonitos!

Su propósito de pasar más tiempo con ella se quedó como una promesa vacía, porque la temporada de TIMOS estaba a la vuelta de la esquina. Pero lo peor aún no empezaba. Cierto día mientras practicaban el encantamiento, Dobby apareció y alertó entre temblores que Umbridge los había descubierto. Entonces todos salieron disparados hacia la puerta y empezaron a marcharse precipitadamente de la sala.

Todos los caminos llevan a Malfoy - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora