En cuanto Harry sintió la misma sombra de envidia por Malfoy que alguna vez llegó a sentir por Cedric, supo que había terminado de perder la razón. Y es que tan sólo las primeras semanas de clase el rubio hizo lo que no había hecho en años: se volvió el estudiante más destacado del colegio, se hizo con el primer puesto que Hermione había atesorado con tanto celo, y tanto su promedio escolar como su número de admiradores se disparó por las nubes, mientras que Harry se hundía en la oscuridad de la mala fama.
Aunque Harry encontró un raro consuelo al pensar que aquello jamás habría ocurrido sin la presencia de Dolores Umbridge, en el fondo sabía que no era totalmente cierto. Malfoy sólo estaba haciendo lo mismo que él habría hecho si hubiera sido elegido como prefecto… y si no existieran los rumores sobre él. Odiaba admitirlo, pero Malfoy era demasiado versátil a diferencia de él. Sólo esperaba que tampoco le fuera a ganar en Quidditch, pero una parte de él se estaba preparando por si pasaba. Merlín sabía que este no era su año, y la ironía de todo es que este era definitivamente el año de Malfoy.
Ahí fue que la misma necesidad que tuvo en tercer año de buscarle pelea regresó, pero multiplicada por diez. Pero sólo sería para conseguir que Malfoy se metiera en problemas y arrastrarlo con él hacia la decadencia. Desde luego no tendría nada que ver con la intriga que le generaba que ahora luciera como alguien intocable e intimidante de último año, mientras que él ahora se sentía de regreso a primer año, con un mundo desconocido ante sus narices, sin encontrar su lugar en éste y tan solitario como Neville cuando se pedía que trabajaran en parejas en clase de pociones.
No era tan distraído como parecía. Empezó a notar que cuando Malfoy no estaba en el Gran Comedor Pansy Parkinson tampoco estaba, y luego volvían a aparecer bastante acaramelados y sonrientes. Era como un acuerdo tácito que a Harry lo ponía de los nervios. La rabia aumentó dentro de él al pensar en lo felices que andaban por ser prefectos y estar juntos en otra cosa más de miles, como si no fuera suficiente que anduvieran de la mano por todos lados; y que Malfoy dejara a Parkinson en la puerta del salón que le tocaba, aunque a él le tocara devolverse si era posible hasta el otro extremo del colegio para ir a su propio salón, e incluso se esperaran en la puerta del baño. Varias veces lo veía cargarle la mochila e incluso una vez lo llegó a ver arrodillándose para amarrarle los cordones de los zapatos, y decidió que Hermione tenía toda la razón al decir que era una buena para nada. Incluso escuchó rumores de que se organizó una fiesta en Slytherin para celebrar el inicio de año y el reencuentro, pero que él no había ido porque a ella no le había parecido, y se quedaron sin “el alma de la fiesta”. Inexplicablemente, a Harry lo que más le molestó fue el rumor de que ella no le había dejado ir porque habrían demasiadas chicas.
—Ella es una auténtica pesadilla, hermano —concluyó Ron luego de comentarle los rumores mientras jugaban una partida de ajedrez—. Digo, no es que Malfoy merezca algo mejor, pero no sé cómo la soporta. Incluso me da lástima.
—¿Qué crees que haya visto en ella? Es una tonta —dijo ensimismado.
—Wow, Harry —dijo su amigo pelirrojo con una risilla—. No creo haberte escuchado hablar así de una mujer antes.
—Sí, bueno… Cuando una mujer se vuelve toda una maniática del control pierde ese respeto, ¿no crees?
—Supongo que sí… —afirmó Ron sin estar muy convencido—. F, 6, alfil —ordenó, y la pieza de ajedrez se movió.
—¿Entonces? ¿Qué crees que le vio a ella? —volvió a preguntar, sin siquiera entender él mismo el por qué de su interés en la respuesta.
—Yo qué sé. Creo que es algo meramente físico porque es una cabeza hueca por dentro. Es linda y no podemos negarlo. Es sangre pura… se conocen desde que eran bebés. Aunque odie admitirlo, se ven bien juntos. Son muy iguales en personalidad. Es como si hubieran replicado al hurón en versión mujer. Dios, qué asco.
—Sí, tienes razón. Son el uno para el otro —enfatizó burlonamente con la mirada fija en el tablero—. B, 1, peón.
—¡Hey! ¿Cómo no me di cuenta antes? —exclamó repentinamente Ron, y Harry se sintió descubierto por alguna razón. Levantó la cabeza y lo miró con nerviosismo.
—¿Q-Qué?
—¿Cómo que de qué? Pues que Pansy Parkinson es parecida a Malfoy por dentro, pero por fuera es parecida a ti.
—Oh, no. No te atrevas —advirtió Harry y Ron se empezó a reír, contagiándolo.
—Vamos, amigo. Tiene tu mismo color de pelo y parece que tu mismo color de ojos, sólo que su pelo sí puede remediarse con un peine. Ahora falta que seas igual de tóxico cuando tengas novia.
—Sigue así y no respondo de mí. —Le apuntó su varita en broma—. Me parezco más a Voldemort que a ella.
—¡Okey, okey! Domina tu mierda. Más bien vamos a brindar… —dijo incómodo por la falta de discreción de su amigo. Cogió los vasos con jugo de calabaza que habían dejado olvidados minutos atrás y le entregó el suyo a Harry—. Porque jamás nos toque una novia como Parkinson.
—Salud.
—¿Crees que algún día por fin la cambie por otra?
—No tengo ni idea —contestó distraído. La idea de que Malfoy estuviera con cualquier otra persona no le disgustaba menos.—Oye, ¿y cómo vas con ese estúpido diario de sueños para Adivinación? Ojalá no vuelvan a ponernos algo así de ridículo.
¿Cómo olvidar que la profesora Trelawney les mandó la tarea descabellada de redactar durante un mes un diario de los sueños que tenían, por más insólitos que fueran?
—Voy bien, supongo.
No lo había hecho. Al menos no honestamente. Se inventaba sueños para escribir, porque no pensaba compartir sus verdaderos sueños con nadie. Sobre todo porque eran tan repetitivos y tan simples como un cementerio, una luz verde y unos ojos grises vidriosos y vacíos: al menos era el único sueño que recordaba al despertar.
Pero esa noche no soñó con la muerte de Cedric o, por defecto, con largos pasillos y puertas cerradas con llave. Soñó el recuerdo de cuando Malfoy lo golpeó por primera vez en tercer año, su anillo de plata impactando contra su nariz, y se despertó de golpe en la oscuridad con la respiración atascada en la garganta, la boca abierta en un jadeo silencioso, la espalda arqueada, las caderas elevadas, los dedos arañando las sábanas y la cara ardiendo. Sólo pudo pensar con enfado “otra vez” mientras apuntaba su varita hacia sus pantalones de pijama empapados y hacía un hechizo de limpieza.
Sí, definitivamente no podía escribir eso en el diario.
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Todos los caminos llevan a Malfoy - Drarry
FanficMientras Harry Potter camina hacia su muerte en el Bosque Prohibido, su vida pasa frente a sus ojos, y se percata de ciertas cosas muy... interesantes. Éste es un viaje de autodescubrimiento y evolución emocional, que el famoso chico mago recorre ju...