Año 4: el cisne negro

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Llegó el 24 de Junio. Era el gran día, el día de la última prueba donde al final de éste el campeón definitivo del Torneo de los Tres Magos alzaría la copa frente a una multitud enloquecida y de paso se alzaría con mil galeones y la gloria eterna de su colegio. Harry se despertó a comenzar su día como siempre y bajó a desayunar con Ron y Hermione como siempre. Lo único que había de distinto era la bola dura de nerviosismo en la garganta que le impedía tragar gran cosa, y claro, el nuevo e infame artículo de Rita Skeeter sobre él.

HARRY POTTER, «TRASTORNADO Y PELIGROSO»

El muchacho que derrotó a El-que-no-debe-ser-nombrado es inestable y probablemente peligroso, escribe Rita Skeeter, nuestra corresponsal especial. Recientemente han salido a la luz evidencias alarmantes del extraño comportamiento de Harry Potter que arrojan dudas sobre su idoneidad para competir en algo que exige tanto de sus participantes como el Torneo de los tres magos, e incluso para estudiar en Hogwarts.
Potter, como revela en exclusiva El Profeta, pierde el conocimiento con frecuencia en las clases, y a menudo se le oye quejarse de que le duele la cicatriz que tiene en la frente, vestigio de la maldición con la que Quien-ustedes-saben intentó matarlo. El pasado lunes, en medio de una clase de Adivinación, nuestra corresponsal de El Profeta presenció que Potter salía de la clase como un huracán, gritando que la cicatriz le dolía tanto que no podía seguir estudiando. Es posible (nos dicen los máximos expertos del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas) que la mente de Potter quedara “afectada por el ataque infligido por Quien-ustedes-saben, y que la insistencia en que la cicatriz le sigue doliendo sea expresión de una alteración arraigada en lo más profundo del cerebro.”
Albus Dumbledore debería tal vez considerar si es adecuado que un muchacho como éste compita en el Torneo de los tres magos. Hay quien teme que Potter pueda recurrir a las artes oscuras en su afán por ganar el Torneo, cuya tercera prueba tendrá lugar esta noche.

Final de la cita.

—Ya no me tiene tanto cariño, ¿verdad? —dijo Harry sin darle importancia y doblando el periódico.

Minutos después, la profesora Mcgonagall le informó que los campeones debían ir a la sala contigua luego del desayuno, porque las familias de ellos estaban invitadas a presenciar la última prueba y podía ir a saludarlos. Harry de inmediato sintió que ese “poder ir” también significaba que “debía” ir, sabiendo que su pobre excusa de familia ni siquiera se acercaría a 100 kilómetros del estadio. No podía importarles menos lo que sería de él, y a él mismo tampoco le estaba importando mucho, ¿y ahora debía ir a saludar a familias felices que no tenían nada que ver con él? Definitivamente ese año nadie le habría dejado ni elegir el tipo de muerte que quería.

Pero, justo cuando se iba a levantar, pensando en subir a la biblioteca para dar un último repaso a los hechizos que podía necesitar en la prueba, se abrió la puerta de la sala y Cedric asomó la cabeza.

—¡Vamos, Harry, te están esperando!

Totalmente perplejo, Harry se levantó. Cruzó el Gran Comedor y abrió la puerta de la sala. Primero vio a Cedric con sus padres, y de la nada se ensimismó en el hecho de que éste le había agradecido hasta el cansancio que le contara de los dragones y él no le había agradecido ni una sola vez que le hubiese dado una pista implícita de cómo abrir el huevo de oro sin que le gritara como si no hubiese un mañana. Se sintió fatal de haber sospechado que se trataba de un truco peor que el beso para tomarlo del pelo, porque no se lo había dicho explícitamente. Y precisamente cuando pensaba en cómo y cuando debería agradecérselo, se fijó en Bill Weasley y su madre.

Debía haberlo adivinado. Su familia era lo más parecido a una familia que había podido tener. Sonrió y los saludó, sintiendo que el peso del desamparo se le quitaba de encima. Bill propuso que fueran a dar una vuelta para distraerlo un poco. Harry aceptó con ganas, pero cuando les tocó pasar junto a Cedric y su padre, éste último le prestó a Harry una atención nada gentil.

Todos los caminos llevan a Malfoy - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora