Año 6: el niño que no tuvo elección

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(Pido perdón con antelación por el golpe doble de la imagen y el gif apenas empezando, ya sé que es poco saludable lo que duele, pero duele más un México corrupto XD mentiras, es la belleza de la angustia 😭💔 este cap será especialmente duro de l...

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(Pido perdón con antelación por el golpe doble de la imagen y el gif apenas empezando, ya sé que es poco saludable lo que duele, pero duele más un México corrupto XD mentiras, es la belleza de la angustia 😭💔 este cap será especialmente duro de leer para los que aman a Harry tanto como yo, confirmaré de una vez por todas que este condenado fue el que más sufrió)

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Eran las 12:46 de la madrugada del miércoles 30 de junio para cuando Harry y Dumbledore regresaron a la torre de Astronomía. Pero el muchacho no sólo tenía que cargar con su propio peso, sino con el del director, que se apoyaba en él porque ya no podía sostenerse en pie por la tortura inhumana a la que había sido sometido.

Harry acababa de vivir las que fueron quizá las seis horas más escalofriantes de su existencia. No sólo había tenido que nadar con extremidades trituradas en un mar profundo, turbulento y demasiado helado para entrar en la cueva mientras tenía una fiebre de 40, sino que lo que había vivido dentro de aquella cueva había sido otro nivel de oscuridad, porque si había algo más espantoso que enfrentar a Voldemort en persona, era entrar en un lugar donde su maldad se percibía en absolutamente todo, hasta en el aire que se inhalaba.

Dumbledore había usado el encantamiento de secado en su ropa luego de que salieron del agua (lo que le alivió porque no correría el riesgo de empeorar la fiebre), el mismo encantamiento que solía hacer Hermione cuando lo veía mojado a él o a Ron, y se acordó de ella, y finalmente entendió el miedo en sus ojos, porque sí era para tanto. Se sintió aún más indispuesto cuando Dumbledore se cortó la mano con un cuchillo para "pagar" y así poder entrar a la cueva, porque la intención de esa magia negra era que el intruso se debilitara antes de entrar, y no le había permitido cortarse porque según él su sangre era "mucho más valiosa" que la suya. Jamás había recibido tantos elogios del profesor en un mismo día, y no supo cómo reaccionar, pero pensó en lo irónico que era que él creyera que su sangre era valiosa, porque él pensaba todo lo contrario cuando se cortaba las venas en el pasado.

No se oía ni el sonido del silencio, y aunque hablaran en voz baja, seguía originándose un eco inquietante que hacía parecer que eran los únicos en el mundo. Los rodeaba un océano negro donde no se podía ver ni un poco lo que había debajo, que hacía parecer un lago de excursión el mar bravo de afuera, y tampoco se le podía vislumbrar un final a dicho océano. Harry tenía un problema con aguas así desde que tuvo que nadar en el lago negro para la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos: una talasofobia algo fuerte, pero nada comparada con su fobia a quedarse encerrado en un armario. La oscuridad era palpable, y las únicas luces que habían era la verdosa y difusa que brillaba en el centro del océano, pero era como si toda luz que se encendía en aquella cueva se opacara, y sumando eso a su vista ya opaca por el malestar que tenía desde la mañana, la estaba pasando muy mal. Aquel lugar en silencio no daba la impresión de estar exento de los monstruos que alimentaban sus terrores de niño. Si los oían, los cazaban... Lamentó haber esquivado a Ginny ese día. No era tan valiente. Habría huido desde el minuto uno si Dumbledore no hubiera estado allí con él.

Todos los caminos llevan a Malfoy - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora