Umbridge lo suspendió del equipo de Quidditch de por vida, y los gemelos Weasley corrieron con la misma suerte. Por ese entonces el Quidditch era su mayor fuente de distracción: no Ron con sus ocurrencias y partidas de ajedrez, ni Hermione con su excesivo contacto físico y su vigilancia indiscreta (porque parecía pensar que al menor descuido él volvería a conseguir pastillas de éxtasis, y tal cosa era imposible en Hogwarts). De modo que cuando escuchó aquella prohibición sintió que perdería la poca cordura que le quedaba. Ya no podría volar para ver el mundo desde abajo y sentir sus problemas más pequeños, ni sentir el viento en su cabello ni la adrenalina de la velocidad de su saeta de fuego.
Pero sobre todo, no volvería a imponerse sobre Malfoy al atrapar la snitch.
Esa era una de las cosas que más no soportaba. La única compensación que tenía era la inmensa satisfacción cuando recordaba que él era el líder de una enorme rebelión frente a las propias narices de Umbridge, y que tenía literalmente un ejército de alumnos detrás.
Llegaron las navidades y con ellas la última reunión secreta en la Sala de los Menesteres antes de las vacaciones. La puerta se abrió con un chirrido y entró Luna Lovegood con su aire soñador de siempre.
-¡Hola! -dijo distraídamente, y echó una ojeada a lo que quedaba de la decoración-. Qué adornos tan bonitos. ¿Los has puesto tú?
-No -contestó Harry-, ha sido Dobby, el elfo doméstico.
-Muérdago -comentó Luna en el mismo tono soñador, señalando un ramito lleno de bayas blancas que Harry tenía casi encima de la cabeza. Él se apartó enseguida-. Bien hecho -comentó Luna muy seria-. Suele estar infestado de nargles.
Harry se libró de tener que preguntar a Luna qué eran los nargles porque en ese momento llegaron Angelina, Katie y Alicia. Las tres jadeaban y se frotaban las manos, muertas de frío.
-Bueno -dijo la capitana sin mucho ánimo, quitándose la capa y dejándola en el rincón-, por fin os hemos reemplazado.
-¿Reemplazado? -inquirió Harry sin comprender.
-A ti, a Fred y a George -aclaró impaciente-. ¡Tenemos otro buscador!
-¿Quién es?
-Ginny Weasley -dijo Katie.
Harry la miró boquiabierto. Lo cierto era que la hermana pequeña de su amigo no había dejado de sorprenderlo desde que comenzó el año escolar. Había dejado de ser una niña torpe y taciturna para convertirse en una persona relajada y decidida, tal como le había sucedido a él mismo en su tercer año. Sabía que había tenido un enamoramiento bastante fuerte con él en años anteriores, pero según Hermione ya lo había superado. Ahora tenía de novio a Michael Corner, hacía imitaciones escalofriantemente graciosas de Umbridge, y le hablaba con soltura cuando antes no abría la boca delante de él. A Harry le pareció refrescante su cambio y tener oportunidad de conocerla realmente. Se sintió orgulloso de ella, aunque algo celoso. El pensamiento de que a lo mejor se estaba vengando así de él por nunca haberla notado lo hizo reír para sus adentros.
Dejó de pensar en la pelirroja menuda a tiempo para iniciar su clase de una hora, en la que Cho le dedicó un par de sonrisas. En algún momento mientras contemplaba a sus compañeros mejorar tan notablemente, lo invadió un fuerte sentimiento de orgullo como el que sintió con Ginny, entremezclado con la soledad que sintió los días anteriores al rescate de Tonks y los otros. La mayor parte de ellos lo había tratado peor que al propio señor tenebroso, en segundo, en cuarto, en ese año en particular. Y si lo pensaba bien, la mayoría estaban allí para obtener un beneficio o para satisfacer su curiosidad.
Pero aún así no tenía corazón para negarles nada. No conseguía guardarles rencor ni aún estando en la etapa más negra de su vida. Era reconfortante. Su corazón no se había vuelto tan oscuro después de todo.
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Todos los caminos llevan a Malfoy - Drarry
Fiksi PenggemarMientras Harry Potter camina hacia su muerte en el Bosque Prohibido, su vida pasa frente a sus ojos, y se percata de ciertas cosas muy... interesantes. Éste es un viaje de autodescubrimiento y evolución emocional, que el famoso chico mago recorre ju...