Recordar [FINALIZADA]

Capítulo 44

Izuku había desaparecido por unos dias y cuando volvío, fue regañado por Bakugo y por Inko.

La madre de Izuku los dejo sólos para conversar, pero las palabras de Bakugo sólo lo hacían enojar más, se habia vuelto un novio posesivo.

— ¿Y ese espantoso aroma? — dijo con enojo, y lo comenzaba a oler. Abrió sus ojos y miro a Izuku — Ese maldito bastardo... me las pagará...

— Bakugo... ¿Qué te pasa? — fruncio el ceño.

— Eres mi esposo y te la pasas con un.... — detuvo, apreto su puño. — con un maldito omega... encima con él.

Bakugo habia recordado el aroma de Shoto, hace unos días, por un recuerdo que tuvo cuando estaban en la secundaria y una vez había entrado en celo, en el patio de la escuela, donde pudo sentir el aroma de esas fermonas tan fuertes, Izuku lo estaba defendiendo a toda costa. Los padres del Todoroki habían venido, rápido y se lo llevaron.

Y fue en ese momento que se enteraron que Izuku y Shoto tenían una relación.

Bakugo camino hacia la habitacion del peliverde y miro la caja, donde estaban las fotos.

— Bakugo... quería...— siguió al pelicenizo.

Vio como sacaba las fotos de la caja y de ahí sacaba una llave, se la mostró a Izuku y la puso en el cajón del escritorio, la hizo girar y se abrió.

— Si quieres saber la verdad o recordarla, ahí tienes, lee todo lo que hay. — salió de la habitacion el pelicenizo.

Izuku se acercó al cajón y lo cerro, aún no estaba listo, observó un breve instante la caja de donde sacó la llave, vio que había un collar de una hoja... como la de Shoto... lo agarró.

Shoto se levanta con dolor en su cuerpo, vio su celular, si justo cuando le agarra el celo. Avisaria a Keigo que se quedaría en casa.

El rubio entendió, mientras llevaba a Natsuo a su trabajo.

Melissa estaba en el trabajo, junto a Mirio, Kirishima y Nejire.

Mirio estaba de mal humor, era raro verlo así, pero estaba mirando a un chico de cabello negro, que estaba comiendo con tranquilidad.

— ¿Qué haces aquí? — el rubio se acerco, apoyando las cartas en la mesa. — Crei haber sido claro.

— T-te dige que no me rendiria tan fácilmente — respondió con tartamudeo y miraba el plato.

El rubio arrugo la nariz y se retiró, Nejire le agarró de la mano a Mirio y se lo llevó a los vestuarios.

— ¿No te ves bien? ¿Qué pasa, Mirio? — escucho un suspiro, el rubio apretó la mano y se miraron.

Tomura estaba atendiendo un supermercado, acomodaba las cosas en las repisas y a veces pasaba a la caja. Su madre se quedaba en casa y Eri iba a la secundaria, ese sería su último año.

El peliblanco iba al trabajo y se topó con Toya en el camino, estaba serio, era más que obvio que estaba enojado, supo con la mirada que tenian hablar.

— ¿Qué te dijeron? — dijo. Conocía a sus padres, Tomura, se acercó y lo abrazo.

— Lo-Lo siento... — balbuceo y sintió que lo rodeaban los brazos de Toya, hace tiempo que lo extraña. ¿Qué habia estado pensando? Los padres le habian llenado la cabeza, con ideas erróneas. Ellos dijeron que su hijo, no lo buscaría, pero ahí estába a su lado.

Que mentirosos.

De vuelta al restaurante.

El chico de anteojos, entro y se sento, miro a Melissa, que se estremecia al hacer contacto visual, y se iba a otro lado.

— Qui-quiero que te vayas. — le dijo a Tenya.

— Vine a comer, no lo malinterpretes. —dijo a regañadientes, podía sentir el aroma a vainilla de la chica, colarse por sus fosas nasales, y se sentía muy bien. Hacia que su parte baja se calentara, claramente algo involuntario.

— ¿Qu-que va a...a pedir? — pregunto amable.

Le dijo que quería y Melissa se fue, por más que lo intentará sus instintos no estaban de acuerdo con su corazón, se levanto y fue tras la rubia. Se la llevó lejos del alcance, de los clientes, de todos. En el baño, se acercó y rozo los labios carmesí, la beso y deseo más.

Cuando se separó vio los pómulos rojos, y que sus manos estaban en las mejillas de la omega. Se quedo palido, cuando vio el anillo en su dedo, se alejó, se agarró la cabeza.

— ¿Qué hice? ¿Qué mierda hice? — entro en crisis, las personas miraban por curiosos.

La rubia noto una mirada grisácea triste, y se le agudizó la mirada, estaba él mirandolos.

No, no. No.

El espectador se fue rápido, y la omega lo siguió.

— ¡Espera! ¡espera, por favor! — exclamó, intentando agarrar la mano del chico. — ¡Rody!

Shoto pasaría ese día en casa y tomó unas pastillas para el dolor, podía sentir el aroma de Izuku, se le tiñeron sus mejillas al recordar la noche apasionada que pasaron en la playa, deseaba tenerlo cerca. Pero si lo llamaba, sabía lo que pasaría y tanto Inko como Bakugo no estarían para nada contentos, y le pedirían que se alejara de Izuku, de una manera grosera, como lo hicieron la última vez que intento hablarle o como la señora lo trato en el hospital.

Comió y se fue al cuarto, se hecho en la cama y comenzó a estumularse, sino tenía pareja, tenia que hacerlo solo, y su mente sólo le hacia pensar en el alpha que ansiaba que lo tocará.

Izuku no fue a trabajar, se dirigió a un lugar y entró. Obviamente pidio cita con antelación.

— Buenas tardes. Señor Mirodiya, ¿En qué puedo servirle?— pregunta amablemente el hombre de cabello negro.

— Quisiera tramitar un divorcio.

Continuará...