Capítulo 5

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Shoto entra a su auto, debía de haberle dicho la verdad a Inasa, ahora su relación era mucho más cercana que antes, aún no eran novios pero como iban las cosas capaz en un futuro lo serían. Habían salido unas cuantas veces, Inasa estaba encantado con ese chico bicolor, en cuanto al mencionado aún tenía dudas.

Apretó el volante y encendió el auto. Sabía a donde tenía que ir.

Habrá manejado durante un tiempo, hasta que estacióno el auto en el hospital, se cuestionó si tenía que entrar o no. - ¿Aún tenía derecho de aparecer en la vida de Izuku? - , se preguntaba. Unos minutos que se convirtieron en media hora, se agradeció mentalmente por haber llegado antes al lugar.

Tomo la decisión de entrar al establecimiento, pregunto por el pecoso, dio unos datos suyos y finalmente lo guiaron a donde estaba el bello durmiente.

Si llegara a abrir los ojos, que diría al verlo. ¿Se enojaria por su presencia?

Se acercó sintiendo esos cabellos rebeldes cedosos que hace mucho no tocaba, su piel era suave pero cuando tocó su mentón le pincharon los pelitos, ¿no lo han afeitado?

Se dedicó a observarlo durante un tiempo quería grabarse la imagen de su amado, pero sería más hermoso si abriera los ojos, para ver esas lindas esmeraldas que hace un tiempo lo veían con tanto amor y devoción.

Era mucho pedir eso...

Vio las fotos en esa mueble, había muchas pero en ninguna estaba él, sintió cierta punzada, esas personas que llamaba "amigos" sólo creyeron lo que vieron y escucharon.

Dolió ver a sus amigos alejarse...
Dolió volver a ese departamento sabíendo que el pecoso ya no estaba...
Dolió que lo abandonará...

¿Por qué estoy acá?  — dijo mientras su vista se veía borrosa, saliendo lágrimas que limpiaba con su manga de su campera.

Eso es lo que me pregunto. — hablo una mujer, el bicolor guió su mirada hacia ella, hace tiempo no la veia pero esa voz no lo olvidaría, era la mamá de Izuku, Inko Mirodiya.

Se vieron durante unos segundos.

Avisaré a una enfermera para que te prohíban entrar a ver a mi hijo — dice con rudeza la mujer, apretando unas flores que tenía en manos.

Shoto no la contradijo y tampoco respondió. Vio que se iba de la habitación y se despidió de Izuku.

No puedo creer que aún... — no termino la frase, beso la frente del bello durmiente y su mano. — te quiera.

Salió del hospital sin pistas de la peliverde, no esperaba verla a esa hora aunque era obvio que visitaría a su hijo todos los días.

Sentia cierta envidia del amor de madre-hijo que tenían ellos, había observado durante un tiempo el gran amor que se tenían, ojala su madre lo tratará así, pero sus muestras de afecto eran tan escasas que eso lo entristecia.

Y lo mismo pensaba de su padre Enji Todoroki, cuyo hombre pasaba más tiempo trabajando que con sus hijos, básicamente los veía poco, o cuando estaba en casa, dormía. Su madre era un caso diferente, estaba en casa pero los cuidaba una niñera. No era raro que sienta más cariño hacia esa señora que estaba más pendiente de él que su propia madre, por eso la extrañaba.

La niñera, Nemuri Kayama, era muy cariñosa con los niños Todoroki, a Fuyumi le enseñó a cocinar, maquillarse y mucho más. A Natsuo lo llevo a unas facultades de visita, el aún no sabía que carrera quería pero lo ayudó. Touya, el mayor, era muy travieso, pero aún así lo quería y casi a los 18 años decidió trabajar con su padre, estudio, y como era de esperar Nemuri lo apoyo en todo.

Shoto siendo el menor de los Todoroki, tenía una actitud diferente a la de sus hermanos, haciendo que la mujer pelinegra se enforzara mucho para lograr acercarse al pequeño, lo que logró finalmente. Pero no sólo eso, noto que ese niño la quería mucho, un día lo escucho decirle "mamá" notando su carita estaba sonrojada.

Así pasaron los años y Nemuri siempre llevaba consigo un lindo collar de una hojita que toqueteba cuando quería o por los nervios. La mujer a veces atrapaba al pequeño bicolor cuando veía su collar, ¿le gustará?, pensó.

Una noche le estaba leyendo un libro, uno de sus favoritos, el pequeño la miro y desvió la mirada al collar, sólo se veía la cadenita, Nemuri sólo sonrió y lo saco para que lo vean mejor.

Mi pequeño, ¿te gusta mi collar? — agarra el collar en la parte de la hoja, ve que asiente ante la pregunta con un brillo en sus ojos. — No se lo digas a tus hermanos —  se saca el collar y se lo pone al bicolor — te lo regalo. — dice abrazandolo.

Nana, no quiero que te vayas. —  salen unas lágrimas de su pequeño.

La mujer lo aleja mirándolo...

¿De qué hablas, Shoto? pregunta

Escuche que este es el último año que nos cuidaras... ¿me odias, Nana? ¿ a mis hermanos? Puedo portarme mejor, pero no te vayas. — dice llorando más, poniendo su carita roja, esa imagen le partió el alma a Nemuri.

Nana, ¿eso es verdad?. — pregunta Fuyumi, en la entrada de la habitación.

Quería responder pero se le formó un nudo en la garganta, y más cuando vio las expresiones de las personas que consideraba importantes, paso de mirar a Shoto a Fuyumi y agachó la mirada.

...Si, ...es verdad. — responde la azabache, Shoto la abraza fuertemente y Fuyumi hace lo mismo.

Se que... estarán bien..., mis pequeños... entre lágrimas habla la mujer, que corresponde ese cálido abrazo.

Continuará...

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Quise hacer este capítulo, y más por parte de Nemuri Kayama, los que leyeron el manga lo saben. Aunque le cambie un poco el carácter.

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