Capítulo 10

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Después de estar lejos de su departamento, estaba empezando a considerar cierta propuesta del pelinegro, capaz debería darle una oportunidad y permitir encontrar la felicidad que siempre busco, despues de todo Inasa se habia convertido en un pilar para él, hizo mucho por mantenerlo bien y sano.

Ahora Inasa estaba en Alemania, debería darle la respuesta pero siente que se está apresurando y que todavía no ha cerrado su corazón al peliverde.

No debería de ilusionar a una persona.

El camino es tranquilo, escuchando música en la radio, cuando llega estaciona, ve a su hermana Fuyumi con unas bolsas, sonríe aunque no lo vea.

Sale del auto, la ayuda y abre la puerta.

Shoto, que bueno es verte. —dice de manera amable.

Igualmente, Fuyumi. — entran.

Desde que se fue, ambos estuvieron ocupados, entre que su hermana, trabajaba y después pidió licencia por embarazo, no pudieron verse en un tiempo.

Su sobrino ya tiene cuatro años, la edad en la que Izuku y Shoto tomaron destinos diferentes.

¿Te gustaría ir conmigo a retirar a Hikaru le pregunta Fuyumi acomodando las cosas que compró.

Shoto voltea, para verla.

— Claro, me encantaría.

Hicieron el almuerzo, comieron y salieron.

¿Y cómo te va?  en camino al jardín, era una caminata de por lo menos unos 20 o 15 minutos desde la casa de Natsuo.  ¿Estas buscando trabajo?  pregunta de repente.

— Bien... se imagino que su madre fue a ver a Fuyumi, para que lo convenciera de que retome su trabajo.  tendré que buscar, pero conociendo a nuestros padres de seguro no me la dejarán fácil. Esperarán que vuelva suplicando.

— Deberías considerarlo, en volver...— habla en un susurro, haciendo enojar al bicolor.

Y casarme con ese tipo...¡claro que no!  Exclama enojado lo último, suspira.

— ¿Casarte? pregunta con extrañeza frunce el entrecejo, al parecer no sabía eso.  Mamá no me comentó nada de eso...  suspira de igual manera que Shoto.

Me imaginé... bueno, ya no importa no volveré...

— Sabes has como que nunca dige eso

Siguen caminando hasta llegar al jardín.

Hiraku de ojos grises con cabello en su mayoría blanco excepto en algunas puntas castañas, Shoto apenas lo vio, una sonrisa triste apareció, era la segunda o tercera vez que lo veía, estuvo presente cuando nació.

Apenas salió el infante fue directo a los brazos de su madre, un abracito se hizo presente.

Cariño, hoy vine con tu tío, Shoto.  presentó a su hermano.

El pequeño asintió avergonzado, se puso atrás de Fuyumi, diciendo "hola" de manera tímida.

Los Todoroki mayores rieron suavemente ante esta acción tan tierna, después tomaron el camino por donde vinieron.

El niño comió en casa, había un sector  donde había colores y hojas de colores, ahí era el lugar donde pasaba su tiempo dibujando o jugando, y cuando le dio sueño, Fuyumi lo llevo a una habitación.

— Ya se quedó dormido, le cante una canción que le gusta — bajando las escaleras, yendo hacia Shoto.

— Es tranquilo... siento haberme distanciado de ustedes... — comenta con tristeza.

Fuyumi acerca su mano al menor apretando su hombro.

— Ya no tienes porque estar lejos, quédate cerca de nosotros...

— Lo haré.  sonríe.

Después de unos días la rutina se volvió costumbre, Inasa ya había vuelto de su viaje, se preocupó cuando no vio al bicolor en el departamento, y también noto que faltaba algunas cosas.

Lo llamo para saber donde y como estaba, lo tranquilizó cuando respondió que estaba con su hermano, Natsuo.

También le dijo que planeaba quedarse un buen tiempo cerca de sus hermanos, eso entristecio al pelinegro, que no tuvo más opción que aceptar la lejanía del bicolor.

Antes de irse a Alemania, pensó que su relación con el joven Todoroki cambiaría pero ahora parecía estar en una situación difícil si está lejos de su alcance. Quiso hablarle sobre eso, cuando hablaron por teléfono.

Pero dicha pregunta nunca se dio, creyó que lo mejor sería hablarlo cuando el bicolor volviera, que esperaba que fuera pronto.

Sólo le dijo, "te extrañe"

Shoto respondió " yo también "

Y después de una palabras más, cortaron la llamada.

Inasa esperaba algo más, ahora estaba en un departamento sólo.

Mientras tanto en el hospital había pasado un mes y 7 días, desde que Izuku quedó en coma.

Si pasaba más tiempo la situación sería con resultados negativos, pero la esperanza nunca decayó.

Esa misma noche el peliverde parpadeo viendo el techo de color blanco y desvió la mirada alrededor de aquella habitación.

Estaba sólo.

Y se preguntó.

¿Dónde estoy?

Continuará...

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