Capítulo 59

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Momo visitaba todos los lunes a su amada esposa en el comentario, le dejaba un hermoso ramo de flores. Y se sentaba a contarle como su pequeña hija iba creciendo y que berrinches hacia.

Se pasaba horas hablando con ella.

Al levantarse pudo visualizar a alguien que conocía.

Era su amigo.

Shoto Todoroki.

La pelinegra se acercó, tocando el hombro del bicolor.

¿Shoto? — pregunto con duda. — ¿Qu... — No termino de preguntar cuando vio el nombre grabado en la lápida, mira a Shoto, y lo abraza. — ¿Por qué nunca me lo dijiste?

— No... no sabia como... — se quedan abrazados un buen rato.

Una media hora después.

¿Cuando volviste? — iban caminando a la salida del cementerio.

Hoy, a la mañana... — Mira a Momo. — Al irme... no pude despedirme de nadie... sólo hable con mis hermanos.

— Lo entiendo... las despedidas son difíciles. — la pelinegra comienza a llorar y Shoto es ahora quien la abraza. — como la extraño... — las lágrimas comienzan a salir con más frecuencia.

Tranquila...

A pesar de no haberse visto durante años, podia sentirse en ese abrazo el gran cariño que ambos sentían por el otro.

Momo solo vivia pendiente de su hija de apenas 3 años y medio, una niña sonriente con cabellos rebeldes que pintaba lo que sea para ver a su mami sonreír.

Y en las noches la pequeña se dormía en los brazos de la pelinegra, podía escuchar los susurros y lamentos débiles. La niña se apegaba hasta quedar profundamente dormida.

A pesar de sus intentos de capturar al asesino de su esposa, no halla pista alguna y llegó a la conclusión que el único testigo era aquel abogado rubio que hace años había tomado el caso que antes estaba en poder de Jirou.

Pero lastimosamente había sido víctima de un balacera, en la que el abogado había fallecido en la ambulancia.

Momo y Shoto no fueron los únicos en visitar el cementerio, el chico Rubio con orejas distintivas, llevaba unas flores y unos dulces favoritos de Denki.

Se sento no pudiendo evitar llorar en la tumba, al que considero un gran amigo y tal vez alguien que pudo ser importante en un futuro. Sus últimos encuentros fueron maravillosos, divertidos y se dieron la oportunidad de conocerse. Eso no quería decir que dejaron el caso a un lado, era su mayor prioridad.

Recordaba momentos divertidos como ir al cine y comer churros, Denki le contaba algunos chistes, pero era malísimo.

La última charla que tuvo con el abogado, que los dejo a ambos insatisfechos fue cuando pidió seguridad, era necesario que Denki tuviera un guardaespaldas al igual que todos los testigos. No querían que pasará un suceso trágico.

Pero esta petición fue negada. Y sólo los testigos recibieron seguridad.

Ojiro... ¿Recuerdas la clave de mi caja fuerte? — el mencionado repetía varias veces la respuesta.

¿Ves? La recuerdo. — veía al chico sonreír y sacudirle los cabellos.

Muy bien... Ojiro.

Recordar [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora