Capítulo 45

111 14 4
                                    

Un día totalmente agitado, la persona que lo atendió le dijo que requisitos tenía que traer para su próxima cita y tramitar el divorcio. El peliverde asintió y se retiró, había sido un acto de totalmente desesperado, desde que Bakugo le dijo que era su esposo, las cosas se habían vuelto demasiado incómodas.

Capaz lo de esa mañana, fue lo último que lo incentivo a ir a tal lugar.

Mientras salía del edificio, agarró el collar, y lo miro, no lo había dejado en casa, le gustó la idea de tener algo parecido a Shoto.

Pasaría por el restaurante le antojaba comer algo diferente. Y si estaba el bicolor, sería bárbaro.

Cuando estaba a punto de llegar, Bakugo estaba ahí parado con los brazos cruzados, mirando un punto fijo. El peliverde se acercó y tocó su hombro.

- Bakugo... entremos. Comeremos algo - Izuku le sonrio y ambos entraron, se sentaron.

- Siento lo que paso hace rato... soy una persona muy celosa... lo siento. - el pelicenizo no lo miraba, estaba haciendo garabatos con los dedos sobre la mesa. Parece que no le gusta disculparse, se avergüenza.

- Bueno... tiene tus motivos... por el hecho de estar casados...- Lo mira pero la mirada carmesí, no la levanta. - Necesitamos tiempo... yo aún no recuerdo muchas cosas, siento que me falta un largo recorrido... y también necesito darte una respuesta. - Bakugo lo mira. - Quiero estar seguro de mis sentimientos por ti... te quiero, eso tenlo por seguro... pero cómo un amigo...

- amigo- escucho esa palabra hace tiempo, por los labios del peliverde, cuando lo consolo lo trato como amigo, pero tenía en mente otra cosa, quería estar cerca de Izuku. Hasta que finalmente se unieron en matrimonio y ahora parecía agrietarse de a poco, y la culpa es de Shoto. Siempre fue él.

Lo hacía sufrir.

Lo hacía llorar.

La pasaba mal por las noches.

Y Bakugo estuvo ahí, como siempre lo estuvo.

- Deku... - miro con tristeza.

- Necesito tiempo... ¿Lo entiendes, Kacchan?

Keigo estaba en la cocina, hablando con sus compañeros, mientras preparaba los platos que se iban a entregar.

Natsuo entro, saludo a los todos y fue en búsqueda de su novio.

- Keigo, hay algo que tengo que decirte, tu mamá también vino.- el rubio asintió, y lo siguio. Si su madre estaba ahí, era algo serio.

Entraron a la oficina.

La rubia estaba con un traje rosado, y una remera blanca, se apoyaba en el escritorio, con su cartera en mano.

- Cariño. - se acercó, dejando la cartera en la silla. - Sientate...

- ¿Qué... - miro a su tio y después a su madre. - es algo serio, ¿Verdad?

Los dos asintieron, y se sentaron. Una charla breve comenzó y se interrumpió cuando se escucho la puerta ser tocada. Pero hasta donde hablaron habia quedado entendido algo.

Recordar [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora