Esta chica me da miedo

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No podía respirar, su garganta estaba cerrada por la presión que hacía su corazón, latiendo desenfrenado y tan violentamente, Yume sentía que estaba a punto de vomitar su propio corazón junto a su estómago.

Los oídos le zumbaban y los ojos se le llenaron de lágrimas.

No pensaba en nada, su mente estaba en blanco, solo estaba quieta, mirando la sangre gotear.

- ¿¡Qué rayos haces Pah!? - Draken estaba sudando frío ¿Acaso su Pah apuñaló a Takemichi? Tiró a Osanai al suelo, sostuvo a Takemichi por los hombros y empujó a Pahchin lejos de ellos.

- Pahchin ¿Qué hiciste? - Mikey tampoco podía moverse ¿Qué pasó? ¿En qué momento se abalanzó Pah sobre Takemichi?

- Pah ¿¡De dónde sacaste la navaja!? - Peyan temblaba, acaso ¿Su amigo había sufrido tanto por Daiki y su novia? ¿Tanto que estaba dispuesto a asesinar a Osanai? ¿Cómo no lo notó? ¿Y por qué Hanagaki se interpuso en el camino?

El fuerte grito de Draken despertó a Yume de su trance. Logró inhalar una bocanada de aire antes de correr.

- ¡Yume! ¡Cuidado! - Takemichi, no estaba inconsciente, a pesar de que las manos le ardían y la sangre que brotaba de ellas le asustaba. Había sido lo suficientemente rápido como para sujetar la hoja de la navaja, impidiendo que Pah le apuñalara el abdomen.

Yume, ligeramente aliviada por escuchar su voz, ignoró su advertencia. Se percató muy tarde de que estaba rodeada por un pequeño grupo de Moebius. Los dueños de los celulares robados, no se irían a menos de que le dieran unos cuantos golpes a la ladrona y recuperarán sus celulares.

Los informados blancos, aprovecharon la distracción para acercarse a la castaña, que se encontraba sola y alejada de los demás. El primero le lanzó un golpe al estómago que la dobló por la mitad, mientras un segundo le arrebataba la bolsa de las manos. Recibió otros tres golpes en el rostro y las costillas, el aire se le escapó de los pulmones y, esta vez, no fue capaz de contenerlo, vomitó sobre el piso, sujetándose el estómago. La garganta le ardía por la bilis, las lágrimas se escapaban de sus ojos y sus brazos apenas la sostenían.

Pero ella solo tenía un pensamiento: Ayudar a Mi-chan.

Mikey corrió a ella, alcanzando a sujetarla cuando estaban a punto de caer sobre su vómito. Los dueños de los celulares ya estaban corriendo a la salida, con la maldita bolsa entre las manos.

- ¡Yume! - Takemichi, horrorizado por la escena, apretó los puños y se separó de Draken. Nunca, por más golpizas que recibieron, había visto a Yume vomitar.

- ¡Yucchi! - Mikey, intentó levantarla, pero la castaña se rehusó a que la cargara y corrió tambaleante a Takemichi.

El teñido y la castaña se recibieron en un brusco abrazo, impactando sobre el cuerpo del contrario.

- Tranquila, tranquila. Solo fueron las manos. - Takemichi le mostro las palmas abiertas, ignorando el infernal ardor al estirar la piel recién abierta.

- Bien. - Fue lo único que pudo decir ella, soltando las lágrimas por el tremendo alivio que sintió. Aún permanecía en shock, de otro modo se habría soltado a maldecir a Takemichi y a Pah, pero tenía la suficiente consciencia como para saber lo que tenía que hacer. Se levantó el suéter y rasgó una parte de su blusa para enredarla entre las palmas abiertas de su amigo. Despertaba de su shock con las palabras de Takemichi, ignorando a todos a su alrededor.

Las sirenas de las patrullas eran más sonoras, ya podían escuchar los autos acercándose por la calle principal. Los miembros de Moebius, se despabilaron, tomaron a su jefe y emprendieron la huida.

La sexta de la MizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora