Castrarlos a todos

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Yume estaba emocionada y un poco nerviosa.

Se mordía el labio inferior mientras se examinaba delante del espejo y se preguntaba si su ropa no era tal vez un poco exagerada.

El atuendo consistía en una falda larga, rosa palo, de corte recto, que llegaba hasta debajo de la rodilla, pero tenía una abertura en la pierna derecha que iniciaba desde la mitad superior del muslo. Combinada con una blusa blanca sin hombros y de manga larga.

Maquillada ligeramente con un poco de rubor, labial, delineador y rímel. Y adornada con un una fina gargantilla del mismo tono de rosa y, algo que compró especialmente para esa falda, un adorno para su muslo que consistía en una liga negra de la cual colgaban finas cadenas de color dorado, sin dije, solo las cadenitas haciendo un patrón simple sobre su muslo descubierto.

Se veía genial, se veía hermosa. La falda junto al adorno le daban un aire travieso y sexy, pero la blusa, y el maquillaje natural, un aire inocente y algo angelical.

¿Estaba bien que vistiera así en su primera cita? ¿No era demasiado?

Se preguntó mientras modelaba frente al espejo, tratando de verse desde todos los ángulos posibles.

Una vocecilla en su cabeza le dijo que no, no era demasiado. Si ella se sentía bonita y cómoda con su ropa, entonces que lo demás le valiera un pistache.

Se sonrió al espejo, sintiéndose hermosa, acomodó un poco su cabello, tomó su bolsa y abrió la puerta sin borrar la sonrisa de emoción que le adornaban el rostro.

Pero no logró dar un paso fuera de su cuarto, porque los cuerpos de Makoto, Yamagishi y Takuya cayeron frente a ella, uno encima del otro, como domino. Casi la tiran.

- Chicos ¿En serio? - Se aguantó la carcajada y los miró desde arriba, con los brazos cruzados.

Los tres se quedaron en el suelo, primero por el dolor y el enredo de brazos, pero luego simplemente se quedaron callados, mirándola fijamente.

- Estas muy linda. - Empezó Makoto, paseando su mirada de arriba a abajo. Yume iba a corresponder al cumplido hasta que el pelinegro volvió a hablar. - Aféate un poco, por favor.

- Por favor. - Le secundó Yamagishi.

- ¿Qué es eso en tu pierna? - Takuya miraba sonrojado el adorno en su muslo derecho.

Yume se quedó con el rostro entre indignado y divertido, no sabía si ponerse a gritarles o echarse a reír. O contestarle a Takuya.

- Ustedes quieren que les arranque las cejas, ¿verdad? - Yume prefirió rodearlos para empezar a caminar por el pasillo. Ignorando sus llamados y la petición de Makoto de que se "afeara" un poco.

Los escuchó pelear y forcejear para levantarse del piso e ir tras ella.

Por supuesto, Yume corrió escaleras abajo, con una sonrisa divertida. Los chicos la alcanzaron al final de las escaleras, justo cuando ella se detuvo en seco al ver a casi toda la ToMan en su sala, hablando tranquilamente con Takemichi y Akkun ¡Con razón esos dos no estaban pegados tras su puerta!

Todos, absolutamente todos, voltearon a verla en cuanto pisó el último escalón.

Mikey, Draken, Mitsuya, Baji, Pahchin, Smiley, Angry y Sanzu estaban instalados cómodamente en su sala, como si estuvieran esperándola.

- Ay, virgen santísima. - Susurró para ella, sonrojándose ligeramente al sentir las miradas de todos sobre su cuerpo, analizándola, ya sea con admiración o con el ceño fruncido.

La sexta de la MizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora