Tortillas

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Salió el sol - Don Omar


Los párpados le pesaban. Mucho, demasiado. Y, realmente, no quería abrirlos.

Sentía el cuerpo rígido, como piedra. Su mente estaba lejos, y hubiera permanecido en ese inconsciente lugar, de no ser por el constante ruido a su alrededor.

¿Qué eran todas esas voces?

Se removió incómoda, tratando de traer de vuelta a su mente con el movimiento de su cuerpo. Quejándose por el dolor de sus extremidades y costillas, especialmente de su brazo izquierdo.

- Si te sigues moviendo te arrancarás el suero. - Escuchó una voz distante. - Y te lo tendrán que poner en la barriga.

- Mme immmorta umm miiraa.- Intentó decir ella, pero le salió una mezcla rara y somnolienta de japonés y español. O tal vez otro idioma.

- ¿Qué me dijo? Takemichi

- Creo que te mandó a la mierda. - Dijo aguantándose la risa. El rostro de su amiga adormilada y medio sedada era increíblemente graciosa.

- Apenas despertó y ya está maldiciendo. - Escuchó la ofendida voz de Akkun.

- Más bien, ni siquiera a despertado del todo.

Yume volvía del limbo en el que estaba de a poco. Usando el dolor y las voces de sus amigos como guía.

- ¿Cómo entendiste eso? - Escuchó otra voz, la de una chica.

- He estado con ella durante 9 años. - Explicó. - Entender sus delirios es un gaje de mi oficio.

- ¿Y cuál es tú oficio? - Yume la identificó como Emma-chan.

- Cuidar que no se vuelva malvada, asesine a alguien, conquiste Japón, muera o tenga bebés de hombres cuestionables y los críe cómo los nuevos tiranos y dictadores del mundo. - Enumeró la lista con los dedos.

- ¿Tener qué?

- Ese plan es genial. - Murmuró ella, al fin pudo abrir los ojos, aunque todo se veía borroso. - Serías el tío de los soberanos del mundo. - Se llevó la mano derecha a la cara, para frotarse los parpados y enfocar bien. - Y yo la reina.

- Tú no serías la reina. - Le reclamó Takemichi, observando como su amiga se levantaba lentamente de la camilla y los observaba a todos con ojos achicados, intentando enfocarlos. - Las parejas de tus hijos serían sus reinas o reyes.

- Entonces toca conquistar Japón y el mundo. - Chistó ella la lengua. - Ya-chan, nuestros planes se adelantan ahora. - Yume al fin pudo despejar su vista y enfocar adecuadamente a las personas en la sala. La Mizo y Emma-chan la miraban con una mezcla de emociones plasmada en el rostro.

- Qué planes ni que nada.- Le llegó un zape por su derecha que le recolocó el cerebro. Gimió por el golpe mientras se agarraba la cabeza. Volteó a ver a su atacante. - ¿Sabes lo preocupados que estábamos cuando, ustedes, par de babosos, no llegaron a la escuela? - Takuya le hablaba en español. Al parecer, el castaño permaneció sentado en medio de las dos camillas, listo para echarles la bronca en cuanto despertaran. - Por poco nos morimos cuando unos desconocidos contestaron sus celulares diciendo que ustedes no podían contestar por que estaban en el hospital. - Yume y Takemichi solo habían visto tan enojado a su castaño amigo dos veces en sus vidas, durante su infancia. Esta era la tercera y daba tanto miedo como recordaban, especialmente porque él siempre era calmado y tranquilo. - ¡Pensábamos que estaban secuestrados! De no ser por Hina-chan, que se enteró de Emma- san, y nos lo dijo. ¡Hubiéramos llamado a sus padres y a la maldita policía! ¡¿Cómo se les ocurre meterse en una pelea entre ToMan y Moebius en un jodido almacén?! ¡Ustedes están pendejos!

La sexta de la MizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora