Alma
Recorrí el vestíbulo del hotel detrás de mi padre, con una lista en la mano con todo aquello que debía estar listo para la semana siguiente. Para la gran noche del cincuenta aniversario de la inauguración del hotel. En casa, llevábamos días en los que el estrés se podía respirar y los nervios estaban a flor de piel ante el acontecimiento que estaba por suceder.
—Daremos la bienvenida en el vestíbulo. Justo en esta zona de aquí debe estar el photocall. —Señaló la zona de los ascensores, que tenía visión directa desde la entrada.
—¿De verdad es necesario un photocall? —pregunté.
—Sí, va a venir la prensa y hay empresas que nos han ayudado económicamente. A cambio, tenemos que darles visibilidad.
Hice una marca junto a la palabra photocall, ya que ese punto estaba solucionado. Pasamos al salón principal, donde tendría lugar la mayor parte del evento. Allí, mi padre daría el discurso que llevaba semanas preparando y los invitados disfrutarían de la velada amenizados con la música de un pianista. El tema de las flores ya estaba solucionado y el día correspondiente llegarían para que estuvieran lo más frescas posible. Del mismo modo que el cátering con el que tuvimos algunos problemas.
Fui marcando varias cuestiones más hasta que llegó un camión de reparto con las botellas de champán que habíamos encargado. Mientras mi padre se ocupaba de ello, yo fui a mi puesto en la recepción del hotel para seguir con los quehaceres que había dejado de lado. Comprobé las últimas reservas que habían realizado e introduje los datos en el programa informático que utilizábamos en estos casos para asignar las habitaciones. Contesté varios correos electrónicos y resolví dudas sobre los horarios del desayuno a algunos huéspedes.
Cuando Raquel se acercó a mi puesto, me di cuenta de que mi turno ya había terminado. La puse al día de mis últimos avances para que ella continuara enviando los correos electrónicos que me quedaron pendientes. Me despedí de ella y fui hasta el despacho de mi padre para dejar sobre su mesa el listado de las comprobaciones. Estaba vacío, así que lo dejé allí y, cuando iba a darme la vuelta para salir, de reojo, vi un marco con una foto en una balda de su estantería. Hice memoria y no recordaba haberlo visto allí antes.
Me acerqué a ella y sostuve el marco entre mis manos. Era una foto de cuando tenía dos años. Aquel día fuimos a la playa y se podía ver el mar en el fondo de la imagen. En primer plano aparecía mi cara, llevaba un sombrero de color fucsia, estaba riendo y señalando a la cámara con un dedo.
Volví a dejar la fotografía en el mismo lugar y salí del despacho cerrando la puerta detrás de mí. Fui hacia la sala de empleados para recoger mis cosas antes de irme. Mi jornada de aquel día terminó un poco más tarde de lo habitual, por lo que ya había empezado a anochecer. Cuando entré a la sala, saludé a Esteban, que estaba junto a su taquilla y avancé hasta el final de la sala. Abrí mi taquilla y no supe cómo reaccionar al ver lo que había dentro.
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Todas las lunas que compartimos
RomanceCuando Martín vuelve, Alma tiene el corazón roto y su reencuentro hará temblar los cimientos sobre los que han construido sus vidas. *** Alma de Luna trabaja como recepcionista en Caelum. Sin embargo, pasarse todo...