Capítulo 03 - Recordando viejos momentos, núcleo en recuperación

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La mañana era fresca, pero en ese frescor había una calidez arrulladora que lo acompañaba. Xiang Shen observaba con asombro cada detalle de lo que fue la ciudad de su palacio. Las construcciones eran del mismo estilo, solo que los colores estaban más cuidados y detallados, eran, dentro de todo, bastante recientes. «Quizás tres o cuatro años», pensó tras analizar con más de «Puedo decir con certeza que es mejor ...».

Al estar en una calle llena de mercados y posadas, se vio rodeado de personas haciendo sus compras. Algunos con túnicas caras caminaban despacio, observando qué cosa comprar y qué no, otros paseaban con sus hijos y esposas, o cargaban sacos con verduras. Fue reconfortante ver tanta paz y armonía a pesar de la multitud.

La cima de la montaña se veía desde la ciudad gracias a su ubicación, y es que no importaba dónde uno estuviera parado, se podía ver y admirar donde fuera. Por otro lado, el gran palacio de color gris, negro y dorado, que estaba tras subir unas largas escaleras de piedra, parecía imponer su presencia; demostraba que en ese lugar había alguien más importante y brillante que la montaña en sí.

Cuando dejó de vislumbrar el palacio de su hermano, Xiang Shen de repente se percató de que muchos ojos lo observaban. Los transeúntes murmuraban entre ellos, algunos con lástima, otros con asco, y es que recién ahora se daba cuenta de su aspecto y situación. Sus ropas eran un mar de polvo y roturas. Los pantalones apenas le llegaban a las rodillas porque se había arremangado para limpiar con más comodidad, y en consecuencia, en esas pálidas piernas se podía apreciar los grandes moretones, raspaduras y cortes. La túnica superior estaba manchada con un montón considerable de sangre, incluso parte de su cabello lo estaba.

—Maldita sea... —susurró, corriendo montaña abajo—. La gente sigue igual, les encanta comentar cosas sobre los demás y ni siquiera se dignan a ayudar o a hacer algo. Eso no lo han cambiado en lo más mínimo. Aunque es verdad que debo darme un baño.

Recordaba que cerca del pueblo había un arroyo, tenía ese lugar grabado en su memoria, más que cualquiera. En el pasado, esa zona fue considerado uno de los sitios favoritos de meditación de la grulla dorada y su discípulo. Él sabía que, aún con la destrucción que ocasionó en la ciudad y palacio, ese punto debía estar en pie. Claro, no podía asegurar nada sin ver la situación con sus propios ojos.

Cuando por fin llegó, su corazón dio una sacudida. Se había mantenido igual. Era una zona rodeada de rocas que la ocultaban, había un tronco viejo y cortado que sobresalía desde el suelo, como invitando a la gente a descansar sobre él. El único cambio apreciable era la cantidad de árboles y vegetación que había crecido, nadie hubiera pensado que ese lugar era utilizado antes. Tal vez no era mantenido ni visitado desde su muerte.

—Mejor limpiaré estas porquerías —observó, refiriéndose a sus ropas.

No era un arroyo alto, apenas le daba por debajo de las rodillas. Se sentó sobre algunas rocas y se acomodó, escondido de la vista de cualquier mirada chismosa. Fregó y limpió sus ropas lo mejor que pudo, pero había algunas manchas de sangre que eran tan antiguas que ya formaban parte del diseño de las túnicas. «¿Hace cuántos años que usas esto? Dioses... qué mala vida habrá pasado».

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora