Capítulo 12 - Pistas, hora del reconocimiento nocturno II

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Los largos pasillos húmedos eran increíbles, ¿cómo había personas que vivían en este tipo de lugares? No es que no hubiera pobreza mientras sus padres gobernaban, pero ellos jamás hubiesen permitido que uno de sus pueblos viviera en estas condiciones. Aunque sea, se hubieran interesado en mejorar la calidad de vida. Sin importar la pobreza, se asegurarían de que hubiese viviendas dignas y una limpieza regular.

Era evidente pensar que las reglas y formas de gobernar eran muy diferentes, ya ni había nadie que hiciera patrullas para ver este tipo de situaciones. En el pasado, los encargados de esto eran él y algunos de los guardias que enviaba, también su padre se preocupaba por estas cosas. Sin dudas, había tenido un corazón entregado por completo a su gente, estuvo decidido a mejorar la vida de quien pudiera.

Viendo las cosas desde la perspectiva de un joven que nadie conocía, del que nadie esperaba nada e incluso ignoraban, se sentía impotente de no poder hacer nada. Al mismo tiempo sabía que, aun si tuviera poder, no podría hacer felices a todos. Lo bueno de estar ahí con su nuevo cuerpo era que no debía actuar frente a nadie ni debía realizar cosas por obligación de su nombre. Si bien hacer diferentes actos heroicos era algo de lo que nunca se arrepentiría, no ser conocido y no tener obligaciones bajo un nombre no se sentía para nada mal. «Ayudar porque quiero y puedo hacerlo es un sentimiento que no desaparecerá».

Pasaron largo rato dando vueltas, consiguiendo pistas y charlando con diferentes personas. «En mi vida anterior, hubiera sido más rápido conseguir información... Hay un asesino y no puedo encontrarlo».

—Te preocupas demasiado —analizó Xin Yuan, no con su sonrisa dibujada, su rostro era serio, serio y amable, como si comprendiera el sentimiento de Xiang Shen y quisiera consolarlo—. No importa si no encontramos al culpable, tú no tienes la obligación de hacerlo, no es un deber. Si no conseguimos encontrar al asesino, no pasa nada. No te presiones tanto, has lo que puedas y esfuérzate si eso es lo que deseas. Si fallas, no pasa nada.

Xiang Shen quedó estupefacto ante tal declaración. Xin Yuan era de decir cosas como estas, siempre intentaba subir sus ánimos, aun cuando no había más caminos y quedaba esperar a que el día pasara, él lo ponía de pie y lo ayudaba a caminar. Pasaron por los peores momentos juntos, Xin Yuan fue su soporte por muchísimo tiempo; cuando se derrumbó y no pudo seguir, fue el único que siguió a su lado. Ahora se sentía muy similar a ese entonces.

Algunos recuerdos confusos llegaron a su cabeza. Recordó que estaban en una cueva y Xin Yuan lo cargó hasta una pequeña laguna. No veía nítida la imagen, mas sí el rostro de Xin Yuan. Intentó recordar las palabras que le decía, se escuchaban difusas y ahogadas. La sonrisa del joven era auténtica, así que, lo que fuera que estuviera diciendo, debía ser algo bueno.

—¿Zhao Shen? —llamó Xin Yuan.

—Lo siento, tú... ¿Acaso puedes leer mentes?

El demonio soltó una carcajada.

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora