En el pasado, Xiang Shen no había visitado mucho las salas de huéspedes, y todavía las recordaba como pequeños destellos. Todo era lujoso en el palacio real, las luces de las velas parpadeaban, la mesa ratonera tenía dos platos calientes de comida. Afuera, la tormenta seguía potente, dejaba escapar truenos ensordecedores que avisaban de su poder. El viento rugía, todo daba lugar a un ambiente triste y peligroso, y, de algún modo, el estar juntos bajo un techo y una cama era suficiente para ser felices.
Zhi Chen y Fu XiaoBei regresaron al mar, no querían, ni podían, quedarse en el palacio, por eso estaban solos.
Xiang Shen agradeció al soldado que acababa de traer la comida y cerró la puerta, luego giró su cabeza para ver al debilitado Xin Yuan. Él ya estaba en la cama, le había quitado las botas y casi toda la ropa. Su pecho y piernas ya no estaban mojadas, pues las sábanas, junto al calor de la reconfortante habitación, comenzaban a ayudar a que el color natural de su piel regresara.
—Esto no está tan mal —expresó Xin Yuan.
—¿Esto qué?
—Que me cuides tanto, incluso quitaste mis botas.
—No seas tonto. Cuando estabas herido, hacía esto por ti. Incluso hacía más, como ayudarte con tus baños, ¿o ya lo olvidaste?
—Nunca lo olvidaría. Lo que digo es que ahora es diferente, dado que sabes cómo me siento hacia ti y yo sé cómo te sientes hacia mí. Todo cobra un sentido más interesante, por eso soy tan feliz.
—N-no es tan diferente —afirmó, sentándose en la cama junto a Xin Yuan.
—Sí lo es. —Quién sabe de dónde, pero Xin Yuan consiguió la fuerza necesaria para voltear a Xiang Shen, dejándolo por debajo de él—. Quiero decir, por fin puedo besarte mientras me cuidas, o podría acariciar tu cabello, también podría morderte. ¿Seguro que no es diferente al pasado?
Con el rostro en un tono rosa fuerte, Xiang Shen empujó con delicadeza, mas con suficiente fuerza, a ese descarado ser.
—Recuéstate de una vez, no gastes las energías.
Xin Yuan bajó su cabeza para cubrir esos labios ante él. El beso fue prolongado y lento, sus lenguas se entrelazaron una y otra vez. Xiang Shen no pudo seguir el ritmo, jadeaba y suplicaba por aire. Por otro lado, Xin Yuan era un animal hambriento, ¿de dónde sacaba esa fuerza?
—Basta, Xin Yuan —suplicó—. Tienes que comer.
Su cuello era al que atacaba ahora, con succiones y suaves mordiscos; más que besar, parecía que lo quería comer.
—Xin Yuan, no te muevas tanto... —gimió.
Jamás en su vida sintió tal cosa como el placer. Las artes marciales y la cultivación espiritual no las necesitaban, y como jamás sintió atracción hacia nadie, o al menos no hasta que fue demasiado tarde, no tuvo esta clase de experiencia.
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Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasyDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...