Escuchar eso fue como tirarle un balde de agua fría en la cara. Xiang Shen, con la espada en manos y pose de defensa, se volteó para ver qué había a sus espaldas. Al ver quién estaba ante él, el rostro se le volvió tan pálido como el de los fantasmas, un escándalo.
—¡¿Xin Yuan?! —lo llamó, incrédulo de lo que sus ojos veían. ¿Qué hacía él allí? ¿Cómo se dejó capturar? ¿O quizás estaba herido?
Xin Yuan estaba bajo el único árbol con hojas del lugar. A su costado, había una pequeña cueva, no muy profunda, justo como de la que había salido él. Se veía igual o incluso más sorprendido que él, y, por alguna razón no se animaba a acercarse o a hablar. Se limitaba a bajar la cabeza, como si fuera un niño al que estaban castigando.
A pesar de eso, Xiang Shen no apartó la mirada. Después de todo, era a Xin Yuan a quien buscaba desde un principio, donde fuera que estuviera estaba bien, lo buscaría. Aunque, ¿era real? Ya para ese momento, no sabía qué creer y qué no.
—¿No te cansas de utilizar el mismo truco? —le preguntó a Wu He, frunciendo cada vez más el ceño.
—No es una ilusión. Ese Xin Yuan es el real, de hecho, no necesité utilizar nada para traerlo aquí. —Se rio y añadió—: En fin, no me importa lo que haya pasado. Pueden matarse, o hacer lo que les plazca, ya no serán un problema para mí. Quédense y diviértanse. —Culminó con una risotada casi descontrolada, parecía un loco.
—¡Tú, espera! ¡Maldito seas! ¡Mejor ven y pelea, desgraciado!
Gritó tantos insultos como pudo, mas ya no había nada qué hacer: la voz se desvaneció. Lo anterior perdió importancia al remembrar quién estaba detrás de él. Se volteó para observarlo de frente y, aun si no habló, su rostro le transmitió muchísimas cosas. Xin Yuan no apartaba la mirada del suelo, se le veía arrepentido.
—Estás herido, ¿cierto? —preguntó Xiang Shen primero—. ¿Por qué no me miras? Estuve buscándote por largo rato, ¿no merezco una explicación?
El hombre no se atrevió a mirarlo, tembló, dio un paso hacia atrás y asintió con la cabeza.
—¿Quién fue el que te hizo daño? —continuó Xiang Shen—. ¿Por qué no me miras?
Otra vez Xin Yuan no contestó enseguida. Su nuez de adán subió y bajó un par de veces y dio un largo pestañeo, como si necesitara pensar en la respuesta o como si le costara hablar. Xiang Shen jamás lo había visto tan nervioso.
—Fue... Quien me hirió fue el que puso esa semilla dentro de ti.
—Así que esa persona es fuerte, ¿qué cosa te hizo él?
—Algunas heridas internas... Mi energía se está recuperando, no es para preocuparse.
—¿Por qué no me miras? —insistió Xiang Shen, acercándose con cuidado. Se sentía igual que estar cerca de un perrito muerto de miedo, con el cual no se podían realizar movimientos bruscos porque podría salir corriendo.
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Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasyDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...