«Señalar con el dedo puede ser bastante feo, pero cuando agregas la palabra latigazos, no es muy agradable. Lo siento, no iré». Xiang Shen pensaba resistirse si eso llegaba muy lejos, los latigazos de este hombre seguro no eran para nada unas simples caricias en la espalda.
—Su alteza, ruego que me perdone, no regresaré al pueblo si es necesario —suplicó, con una mirada elocuente.
—Sueñas disparates —refutó el rey—. Cualquiera que incumpla la...
Sus palabras fueron frenadas por algo que vio y escuchó. La puerta trasera se abrió, y, desde ahí, entró un hombre alto, de corta barba negra, ropas rojo sangre y blancas, de cabello negro muy lacio atado en una cola alta. La capa con bordes de pelaje animal y la corona con el dibujo de un faisán demostraban que era el traje del rey de Rong.
—Líder Xiang —saludó él—. Vengo por lo acordado. —Acto siguiente se reverenció y, mirando de reojo a Xiang Shen, añadió en tono solemne—: ¿Sigue haciendo este tipo de cosas, líder Xiang?
Feng chasqueó la lengua y miró a su seguidor, como si quisiera decirle "nos arruinaron la diversión".
—Déjalo ir, de todos modos, no es útil. Tíralo, ya me da igual.
Xiang Shen estaba más que agradecido con este hombre, no le importó quien pudiera ser. Lo único que quería era irse sin necesitar recurrir a la violencia o al escape, fue una bendición que llegó justo en ese momento. «Gracias, señor que no conozco ni quiero conocer». Celebró por dentro. Mientras se retiraba a la velocidad de la luz, el extraño hombre se acercó a Xiang Feng. Por lo visto tenían una relación bastante amistosa, el rey de Xiang no dejaría que cualquiera ingresara en la sala real sin pedir permiso y opinar sobre sus métodos de castigo, por no llamarlos tortura.
—Tus fetiches siguen intactos, ¿no? —le preguntó burlonamente, con Xiang Shen todavía corriendo hacia la puerta.
—No olvides en donde estás parado, rey de Rong. Recuerda que estás en casa ajena y puedo hacerte lo que se me dé la gana, y si digo que corten tu lengua, no será malo del todo.
—Lamento haberlo ofendido —dijo tras una carcajada.
Con un poco de suerte y evadiendo las preguntas que Jun Chao le hizo, logró salir del palacio sin lesiones. Caminó pensativo por las calles ya oscurecidas, recordando fragmentos de su vida anterior. En el pasado solía pasearse por ahí, no era frecuente, mas, siempre que lo hacía, lo disfrutaba mucho, porque eso significaba que no debía trabajar y tenía tiempo de pasear. A veces compraba caramelos artesanales con diferentes formas o comidas típicas que solían cocinarse en las calles.
—Así que ahora tiene amistad con los Rong. Me pregunto cuál de ellos es —se murmuró con suaves risas, pues el rey de Rong anterior tuvo una docena de hijos, quizá muchos más—. Tiempo de volver a bajar la montaña.
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Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasyDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...