Capítulo 28 - Encontrarlo.

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Había transcurrido un día completo encerrado en el dominio acuático. La noche era particularmente oscura allí, y el sonido del agua rozar contra la gran burbuja que los rodeaba era tan tranquilizador que dormiría hasta a las bestias. Xiang Shen estuvo sin hacer nada por toda la mañana, no porque lo obligaran a reposar, sino porque sentía que, si salía, su cuerpo no soportaría ni sus piernas.

Ahora, estando más cómodo, con el estómago lleno y menos adolorido, pensó que ya había esperado suficiente. Sus ganas de encontrar a su exdiscípulo aumentaron de golpe, era una ansiedad que lo consumía por dentro a medida que el tiempo pasaba, sin pausa alguna. ¿Y si Xin Yuan estuviera en peligro? ¿Y si estuviera herido por quién le colocó la semilla a él? «Ya es tiempo de irme. Las medicinas demoníacas son buenas, esto no tardará en sanar», se dijo, analizando el corte que tenía vendado.

Xiang Shen no tardó en alistarse para salir. Sus ropas fueron arregladas, quién sabe por quién, o cómo, apenas se notaba el corte que se hizo. Salió por la puerta luego de dejar las cosas en orden, sin hacer ni un ruido.

—Él dijo que siguiera el camino de piedra hasta llegar al palacio, no tengo por qué perderme —musitó, con ganas de no encontrarse a nadie.

Encontró el camino de piedra sin gran dificultad, pues estaba justo después de cruzar un gran jardín que rodeaba la habitación. Caminó y observó, anonadado, era un sitio hermoso, más aún visto desde el exterior. Sus colores eran variados y brillantes, no llegaban a ser molestos para la vista, tenían una armonía fantástica entre sí. Xiang Shen se alivió al girar por el camino y mirar hacia adelante: el palacio de Zhi Chen estaba justo en frente. Las palabras que el demonio le había dicho, "sigue de largo por el extenso camino, no vayas a perderte", resultaron ser una burla por lo obvio que resultaba el camino a seguir.

Tras caminar un rato, llegó al palacio. Como no había guardias custodiando la puerta, no titubeó, entró y tuvo cuidado de no tocar nada. «No hay nadie que quiera mi cabeza por aquí, ¿cierto?», se dijo, sarcástico, con suma desconfianza. No había necesidad de preocuparse, por dentro no había ningún demonio, solo un silencio tranquilizador. Xiang Shen no era de fijarse en cosas como la estética de los palacios ajenos, pero había que tener en cuenta que, en su pasado, fue un príncipe que viajó por muchos palacios y casas nobles. Al ver algo nuevo, y tan diferente al resto de decoraciones, fue como si estuviera dentro de otro mundo diferente al demoníaco, por supuesto que no pudo evitar asombrarse.

Al terminar de cruzar por un largo pasillo, Xiang Shen llegó a una puerta de escamas turquesas y rosas. No pensó en tocar, nunca creyó que eso fuera necesario, y tampoco se le ocurrió. Quizás fue por el aturdimiento de ver tantas cosas hechas con escamas gigantes, como si fueran de dragones, mas fue un error no haber tocado. Su cara se volvió como la de una piedra y quedó helado en su lugar, puesto que, al mirar al interior, se encontró con Zhi Chen de pie, rodeando las caderas de Fu XiaoBei. Era como si quisiera evitar que se escapara o como si lo estuviera obligando a quedarse; su mano disponible elevaba la barbilla del joven demonio, era obvio que estaba por besarlo. «¡¿Por qué mierda no toqué la maldita puerta?!», se regañó a sí mismo.

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora