Después de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo.
Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...
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PARTE I:
Todavía no habían llegado a su destino, y eso era bueno, porque, desde la absoluta nada, en medio de un bosque por el que caminaban, un demonio con el cabello rubio dorado salió de un portal. Era Yuanghe.
—¿¡Qué haces aquí!? —exclamó Xiang Shen.
—Ay, ay, no grites. Controla a tu chico, ¿quieres? —Se dirigió a Xin Yuan, que no le contestó, por lo que sonrió y añadió—: Xin Yuan, en realidad, vine a hablar contigo.
—¿Qué quieres? Si ibas a escapar y desaparecer en el último momento de la pelea, ¿por qué mejor no te vas para siempre y no vuelves a mostrar tu cara?
—Ay, no seas así. Me fui porque llegó Zhi Chen, ¿no lo viste? Ese hombre es tan longevo como yo, y no quiero hablarle.
Con eso, Xiang Shen estaba curioso, no dejó que Xin Yuan contestara.
—¿Acaso usted no se lleva bien con el demonio acuático?
—¿Llevarme bien? Una vez peleé con él, ya sabes, me encanta pelear, mas era muy joven en ese entonces. Me metí en el sitio equivocado en el momento equivocado, la promesa de Zhi Chen fue rebanar mi cabeza cuando me volviera a ver. Por supuesto que me fui en cuanto lo vi, yo estaba débil por la pelea contra Li BaoMing, ¿acaso piensas que me quedaría a que se descontrolara por la ira? No, no, claro que no —contó rápido y con burla.
—Entiendo —contestó Xiang Shen, sin comprender del todo—. ¿Y qué quieres?
—Vine por Xin Yuan. Como dije, tengo una propuesta.
—¿Qué quieres? —dijo, seco y sin emociones.
—Deja que me ocupe del lugar de líder de tierra. Sé que no puedes cedérmelo, los demonios de tierra no me aceptarán a menos que te de una paliza, y no puedo vencerte en una pelea. Y si me permites ser un reemplazo... ¿Qué dices?
—¿Por qué quieres cuidar mi lugar? ¿Acaso no ibas a tomar el puesto de dios?
—¿Es en serio? Ay, Xin Yuan... Qué joven eres. Aunque derroté a Wu He y tengo ese puesto, no es igual. —Negó con el dedo—. Solo quiero encargarme del territorio que me importa.
—Si eres el dios demonio, puedes encargarte de todos ellos, a excepción de los desligados, como Zhi Chen.
—Aunque tienes razón, era mejor preguntarte. Nangong Ju manejaba las cosas de manera diferente. Él apenas se encargaba del bienestar de nuestro mundo, y yo quiero mejorarlo, hacerlo poderoso.
Xin Yuan dudó. Que alguien tomara su lugar, o al menos lo cuidara, era algo bueno. Ese tipo era un imbécil, pero cuidó bien del territorio; era lo que más apreciaba. Además, él viviría junto a Xiang Shen en el mundo humano, no le vendría mal que alguien lo apoyara, y mejor aún si era alguien fuerte como Yuanghe.
