Capítulo 14 - Escamas azules

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Xin Yuan atrapó a Xiang Shen por la cintura y saltó hacia el agujero que se estaba formando en el techo. Era como se lo imaginó, arriba había más rocas y agua, por lo que, si se quedaban ahí esperando, terminarían ahogados. Xiang Shen estaba aferrado a él, temblaba demasiado como para ser normal. Recordaba que aún no soportaba las alturas, antes logró más o menos manejarlo, mas, con este cuerpo, era una historia diferente. Sus ojos se cerraron y le entró vértigo; detestaba esa sensación de mareo y cosquilleo en su cabeza. Xin Yuan, por otro lado, al percatarse de la situación, lo sujetó todavía más contra él.

—Sujétate bien.

—Ya lo estoy haciendo, ¿o no? —murmuró, apretando los dientes.

Sabía que el demonio notaba sus manos temblorosas y la debilidad de sus piernas al sujetarse. No quería demostrar malestar en un momento así, Xin Yuan debía concentrarse en salir y esquivar rocas voladoras mientras que él se aferraría con miedo. Era un sentimiento de caída, como si cayera a un pozo sin fondo, no era algo que pudiera controlar. Por fortuna, el agarre del demonio era seguro y sus propias manos no se soltaban en lo más mínimo.

—Lo que quiero decir es... —Xin Yuan chasqueó la lengua—. Que no vayas a soltarte. Sujétame como sea, yo no te soltaré.

El demonio saltaba por las paredes y rocas, las cuales estaban a largas distancias una de las otras. Sus habilidades eran superiores al pasado, hacer esto de saltar de un lado a otro, con un hombre adulto en brazos, no debía ser tarea fácil. Él lo hacía ver tan sencillo, como si cargara a un gatito.

Después de saltar por algunas piedras más, llegaron a una zona de suelo firme, donde ya no caía agua. Hacía mucho frio, casi como estar en una montaña nevada. Xiang Shen se quejó y frotó su rostro contra el pecho que aún lo sostenía. No se percató de que había hecho ese movimiento, pero Xin Yuan sí.

—¿Mucho frio? ¿No quieres abrazarme más? —dijo, con la sonrisa burlona que lo caracterizaba.

—No molestes... —contestó Xiang Shen, formando un puchero con sus mejillas.

—Lo siento. —Se rio—. Lo siento.

El castaño se separó y bajó de los brazos ajenos. Observó, atento, hacia cada rincón con la intención de encontrar un orificio por el cual salir. No se veía nada a simple vista. Su energía estaba restringida en el mundo demonio, no obstante, aún podía crear esas bolitas de luz con energía espiritual.

—¿A dónde se ha ido el pescado gigante?

—No lo sé. Otra vez ha ocultado su presencia, lo hace bien el imbécil. —Xin Yuan rabió.

En ese preciso instante, las piedras dejaron de sonar a lo lejos, el agua tampoco los acosaba. Era como si lo sucedido nunca hubiese pasado y regresaran al inicio de todo.

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora