Capítulo 37 - El futuro es incierto, el pasado solo recuerdos

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 ¿Qué podían hacer sabiendo esto? ¿Seguir escapando hasta que Nangong Ju se cansara y muriera? ¿Luchar contra él? ¿Solos? No tenían idea

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¿Qué podían hacer sabiendo esto? ¿Seguir escapando hasta que Nangong Ju se cansara y muriera? ¿Luchar contra él? ¿Solos? No tenían idea.

—Sigamos adelante, la salida no ha de estar lejos —propuso Xiang Shen luego de mentalizarse—. No podemos quedarnos aquí.

No había cómo responder a sus interrogantes, debían concentrarse en seguir y salir de allí de una buena vez. Si todos estaban contra ellos, se mantendrían unidos, sin la necesidad de tener a alguien más que los apoyara. Además, a diferencia del pasado, tenían más oportunidad de escapar del destino que les trazó Nangong Ju. Sabían a qué se enfrentaban, y aunque no supieran cómo hacerlo, saber quién y qué quería el enemigo era un gran paso a la victoria, quizás el primero, pero por algo se debía empezar.

Xiang Shen se acercó a la espada, la observó, inexpresivo, por un breve instante hasta que se decidió en que agarraría la empuñadura. Era como si sintiera algo especial, como si supiera que esta vez sería diferente, que lograría tomarla. Después de todo, era suya.

En cuanto posó su mano en la empuñadura, la espada brilló con un tono dorado incandescente, la energía maligna que la rodeaba se dispersó y reveló el arma original. Una hermosa arma turquesa y dorada, con adornos lujosos y delicados por muchas zonas de la empuñadura. El regalo más preciado que sus padres y maestro le otorgaron hacía mucho tiempo atrás.

La espada fue colocada en la cintura de Xiang Shen y, al instante, la ilusión desapareció. Esa era la llave para salir, mas, ¿por qué la espada de Xiang Shen sería la llave?

—Si ella era la llave... —reflexionó Xiang Shen—. La ilusión no fue creada para encerrarnos a nosotros, sino para ocultarla. Y de paso, nos encerró allí. Supongo que no esperó que la encontráramos.

—¿Qué idiota encerraría un objeto robado junto a su dueño? Bueno, es un punto a favor para nosotros —se burló Xin Yuan sin piedad.

Ese lugar fue creado para esconder el arma, y al ya no tener qué esconder o proteger, la ilusión se esfumó. No era una prisión, era un enorme escondite.

Xiang Shen observó el nuevo entorno que los rodeaba. El simple hecho de ver eso y el estado de sus ropas le bastó para confirmar lo que sospecharon desde un inicio. Lo que estaba en esa ilusión eran sus mentes, sus cuerpos físicos estaban en otro lado.

El sitio en el que ahora se encontraban resultaba muy familiar para ambos, conforme la niebla se dispersaba más y más, podían ver mejor los detalles. En comparación a Xin Yuan, Xiang Shen estaba mucho más sorprendido; conocía demasiado bien ese lugar, fue parte de su infancia, fue parte de su otra vida.

—Es... Es la sala privada de mi padre... —expresó con genuino asombro—. ¿Por qué estamos aquí?

—No sé cómo, pero alguien nos trajo en algún momento. Si esto es como sospechamos, tu hermano, Li BaoMing y...

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora