Capítulo 19 - Un pequeño descuido puede desencadenar un grave error I

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 Pasó un largo rato caminando en el bosque e intentando llegar al próximo pueblo, Xiang Shen sintió un escalofrío recorrer su cuerpo

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Pasó un largo rato caminando en el bosque e intentando llegar al próximo pueblo, Xiang Shen sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Al cabo de un momento, su estómago se contrajo y sintió un dolor agudo en su abdomen, luego estornudó.

—¿Qué demonios? ¿Al final sí me resfrié por un baño? Maldita sea... Qué dolor... Y tengo... mucha hambre —se quejó, abrazando su propio cuerpo.

En realidad, no tenía fiebre, era el mal estar por el hambre y el cansancio que este le provocaba. Su resistencia era terrible, le daba hambre en un corto período de tiempo sin necesidad de realizar demasiado ejercicio, como si fuera un niño en crecimiento. «Antes, podía estar días sin ingerir alimentos, andar mucho tiempo por caminos largos y agotadores, soportando una posesión de quién sabe dónde. Ya no soy ni siquiera capaz de aguantar mi propio peso. Aún es joven, ¿por qué no me haces el favor y resistes?», se quejó otra vez.

Aunque él murió cerca de sus treinta y cinco años, había que recalcar que, al ser un hombre que manejaba la energía espiritual hasta el punto de ser llamado futuro inmortal, su estado físico era muy bueno, por no decir excelente. De hecho, siempre mantendría una apariencia joven e impecable; si llegaba a los quinientos años, su aspecto no cambiaría demasiado. Por eso mismo, su cuerpo era mucho más resistente, estaba acostumbrado al cultivo espiritual de su nivel. En el interior, sabía que el pobre cuerpo actual hacía lo posible por soportar esa carga espiritual.

Negó con la cabeza e intentó dejar el tema del cuerpo de lado. Cuanto más pensaba en eso, más dolor de cabeza le daba, y no era para nada la idea que tenía.

Al cabo de un shichen, atravesó el puente que dividía los reinos. Grata fue su sorpresa al ver que allí no había guardias custodiando la entrada. Bueno, a decir verdad, Huang era un reino amigable y receptivo con los extranjeros, a diferencia de Rong, donde eran muy quisquillosos y arrogantes.

Más pronto que tarde, llegó a una ciudad. Sin dudas, era el hogar perfecto para los mercaderes, un sitio seguro, con mucha gente noble y con grandes negocios. Al estar tan cerca de Xiang, era la predilecta para intercambios de mercadería; puede que las personas del carruaje con las que se encontró el primer día que renació fueran personas de ahí.

Dejando todo esto aparte, el aspecto de Xiang Shen no se veía nada bien. Su espalda estaba curvada por el dolor de estómago, sus brazos sostenían su abdomen, como si hubiese comido algo que le cayó mal, y sus ojos se entrecerraban. «¿Es normal que duela tanto? ¡Qué maldita hambre! Las necesidades humanas son muy negativas en los viajes... El que me diga que no, ¡que venga a conversar conmigo, le ayudaré a acomodar su cabeza gratis! ¿Cómo demonios no pensé en comprar algo para el camino? Incluso con dinero encima soy imbé...». Suspiró, resignado y sin terminar de insultarse.

Buscó un lugar para comer, no importaba dónde fuera, quería tragar energía. Las monedas que Xin Yuan le dejó eran muchas, pero quería ahorrar lo máximo posible para comprar su arma espiritual. Con una de esas, tendría algo con qué empezar a trabajar después de desbloquear sus recuerdos. Podría realizar trabajos caros, batallar contra bestias, viajar y entrenarse; ya quería que ese momento llegara.

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora