El joven Xiang BaiYue introdujo más y más su rota espada en el cuerpo de su padre; todo su odio estaba siendo dejado en ese lugar.
—¡Muere de una vez! —exclamó, sollozando—. Deja que los demás vivan, deja que la vida fluya como debería.
De pronto, otra espada atravesó el pecho del hombre, no estaba rota, era más larga de lo convencional y muy bella. Quien la empuñaba no era nada más ni nada menos que Ying YongSi. Su mirada de odio y las lágrimas salieron también.
—¡Muere! Tanta gente ha sufrido por tu culpa, tantos han sido engañados, ¡muere y déjanos en paz!
Xiang Shen quedó de piedra mirando lo que sucedía. Al final fueron ellos los encargados de dar el golpe final, no sabía si era algo bueno o malo, pero entendía el profundo odio. Esos jóvenes perdieron todo por la culpa de Xiang Feng, la venganza era algo que habrían deseado desde muy pequeños. El tener a su enemigo débil justo en frente fue la mejor oportunidad que pudieron tener, por lo que evadieron el miedo y atacaron con precisión, todo en un solo momento.
Li BaoMing miró desconcertado. Su favorito moría, se desangraba y, si no acudía a él de inmediato, perdería toda su fortuna, o incluso más. Él podía salvarlo, su poder curativo era capaz de cosas grandiosas, quizás no tanto como Liang MeiYin, diosa que podría traer un alma a la vida, mas podía regenerar las heridas. Ignoró al demonio que luchaba fervientemente contra él y huyó para buscarlo. No obstante, y como era de esperarse, Yuanghe corrió por detrás.
—¡No me ignores! ¿Por qué escapas?
—¡No me interesas ahora! —respondió, más que exaltado.
—Ah, ¿no? —Soltó una fuerte carcajada—. Es tan bueno verte así de desesperado. —Yuanghe aumentó su velocidad para alcanzar a su rival: no lo dejaría llegar, no importaba si moría en el intento.
Xin Yuan justo había terminado de pelear con el seguidor de Xiang Feng, Jun Chao. Era alguien poderoso, pero solo entre soldados; ahora bien, si se involucraba con cultivadores, no era la gran cosa.
Ante todo ese panorama, Xiang Feng sonrió. Ya no era más que un simple colador chorreando sangre, su plan de ser el favorito de los dioses, de llegar a superar a su hermano y de vivir una vida llena de poder ya no tenía sentido. Si bien arruinó la vida de su hermano y la de miles de personas, algo le decía que no era nada de importancia, que no había hecho nada malo, solo había hecho lo que vio necesario para llegar a su objetivo. Aun si engañó al mundo entero para que lo llamaran héroe, ahora todo eso era como algo pasajero, algo que tenía que suceder y sucedió. Lo hizo con absoluto placer, vivió en carne propia lo que su plan generaba en los demás, y ya no podía hacer nada. Era como si el fuego que estuvo encendido por años se hubiera apagado, como si el odio que tenía hacia el mundo por no aceptarlo tal como era y por dejarlo de lado para darle atención a su hermano se hubiese ido.
Xiang Feng no quería que Li BaoMing lo alcanzara, no quería seguir esa cadena de sufrimiento. Lo había disfrutado, mas, a este punto, ya no le divertía; se sentía como una marioneta. Su semblante fue serio por un momento, luego sonrió. Sacó su propia espada y se apuntó al corazón, un poco más arriba de donde lo apuñaló Xiang BaiYue.
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Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasyDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...