Capítulo 47 - Un lugar vacío repleto de recuerdos

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 —El palacio fue reformado de pies a cabeza, pero este sitio fue dejado en el olvido

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—El palacio fue reformado de pies a cabeza, pero este sitio fue dejado en el olvido... —analizó Zhi Chen.

—¿Esto es...? —preguntó Fu XiaoBei, admirando cada espacio.

Solo veía madera vieja y telas de araña, la naturaleza se había mezclado en las viejas construcciones. Pese a que estaba todo sin uso, se apreciaba que fueron construcciones importantes. Puede que nadie pisara ese espacio en muchos años.

—Era la zona de entrenamiento para los discípulos del palacio —respondió Xiang Shen—. Todavía no hemos llegado, sigamos.

Subiendo una área empinada, y pasando lo que parecía un pequeño bosque que dividía la sección anterior con esta, se lograba apreciar una casa que sufrió la peor parte del deterioro. Apenas tenía las paredes levantadas, el techo casi caído por completo, hierba y arbustos habían crecido dentro. Era un desastre.

Xiang Shen cerró sus ojos, y pronto se recompuso. Continuó caminando a paso lento. Al llegar a lo que una vez fue una puerta, ingresó en el deteriorado lugar.

—¿No es peligroso entrar ahí? —dudó Zhi Chen.

—Está bien, las paredes no caerán. Esta construcción fue hecha para no caer tan fácil. Aquí estaremos a salvo y tranquilos.

Dudosos, ambos demonios acuáticos se miraron y asintieron. Zhi Chen suspiró.

—Bien, vamos.

Ya no llovía, mas el aroma del barro y las hojas mojadas estaban dominando el lugar. No era un olor molesto, sino familiar y agradable. Para Xiang Shen, el simple hecho de tener a Xin Yuan a su lado lo tranquilizaba; sentía que podía atravesar cualquier barrera, cualquier dificultad.

Zhi Chen ayudó a recostar a los dos más jóvenes sobre una madera, que debió ser una mesa o algo así. Mientras tanto, Xiang Shen se quitó su prenda interior, después de todo, su ropa más gruesa fue destruida en la ilusión de Wu He, por lo que su pecho quedó al descubierto.

—¿No te enfermarás si quedas sin ropa? —Zhi Chen se acercó a ayudar a acomodar a Xin Yuan.

—No lo haré. Gracias por preocuparte, es que no quiero que se ensucie y enfríe —replicó Xiang Shen—. Iré por medicina, ya no tengo energías para seguir curando. Si consigo un médico cultivador lo traeré. ¿Pueden quedarse en lo que yo regreso?

—Espera, espera, ¿y si alguien te reconoce? ¿Cómo sabes que Xiang Feng no divulgó tu cara?

—Aunque lo haya hecho..., nadie más que yo puede salir.

—¿Lo dejarás solo? Se ha vuelto a dormir, ¿y si despierta? ¿Qué se supone que le diga? ¡Irá corriendo detrás tuyo!

En parte, Zhi Chen tenía razón. Con la energía baja, Xiang Shen no podría defenderse de casi nadie. No era seguro bajar a la ciudad en busca de peligro, y, al mismo tiempo, entendía la desesperación por la medicina. Xin Yuan se suponía que debía recuperarse con una velocidad increíble, mas esa herida no sanaba del todo bien; aun si se sentía que sus venas espirituales volvían a la normalidad de a poco, esa herida no cerraba.

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora