Capítulo 09 - Aceptar la ayuda, uniendo destinos otra vez

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 —¿Joven? ¿Está usted bien? —preguntó la mujer, preocupada—

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—¿Joven? ¿Está usted bien? —preguntó la mujer, preocupada—. ¿Es conocido suyo este apuesto muchacho? —ella miró al jovial Xin Yuan, quien se acercaba a pasos lentos, pero firmes.

—Sí, somos amigos —añadió el más alto—. Compartiré la habitación con él, así que deje que yo pague.

Xiang Shen sudaba en frio, obvio que sabía de quién se trataba. No pudo contestar, se dio la vuelta para mirar al hombre que se acercaba, y no supo si agradecer o negar la ayuda; su sonrisa quedó paralizada, al igual que sus ideas.

Risueño, Xin Yuan depositó el dinero. Las monedas sonaron en el mostrador de madera, fue ahí que el castaño consiguió ordenar sus palabras.

—Espera, espera. N-no es necesario, yo... puedo dormir en la calle por un día. No quiero deberte dinero —insistió, cambiando su forma de hablar para no tartamudear.

Xin Yuan curvó sus cejas, notaba que el joven estaba nervioso, ¿sería por verlo de nuevo? Bueno, creerlo un acosador a estas alturas no era una mala conclusión. Suspiró y añadió:

—No seas tímido, ¿cómo podría dejar que un buen amigo duerma en las calles?

—N-no, no, en serio, no debes gastar dinero por mí. Deja que descanse en las calles, estos días son calurosos, cualquier sitio estará bien.

—Te gusta decir disparates. Sabes, además de gatos y perros que querrán comerte en la calle..., hay personas hambrientas. Creo que es más conveniente que aceptes mi ayuda.

Como si aquello hubiera sido una orden de los dioses, Xiang Shen se volteó hacia la mujer.

—¡Por favor, acepte su dinero!

Quedarse junto a Xin Yuan era un millón de veces mejor que ser mordido por perros y gatos hambrientos. Su posición económica era de lo peor ahora, no tenía con qué comer, aceptar esto, por ahora, le daría una noche de comodidad y alimento para centrarse en trabajar. «Aunque no he visto carteles de servicios de ayuda espiritual... ¿Quizás estén en otra parte? Necesito trabajar», analizó, agobiado.

No era que no quisiera estar junto a Xin Yuan, es que sentía demasiadas dudas sobre él. No podía darse el lujo de preguntar cualquier cosa en su situación, tampoco quería ser reconocido. Aun si las respuestas a su pasado estaban frente a él, no podía permitir que este joven volviera a su lado.

Después de que Xin Yuan pagara la habitación, fueron guiados hacia ella. Al entrar, la mujer que los guiaba se reverenció y se fue, dejando el lugar para ellos. Xin Yuan se recostó en la pared, se cruzó de brazos y preguntó:

—¿Qué clase de persona va a alquilar algo sin dinero?

Se estaba mofando. Xiang Shen no quería demostrar su vergüenza, mas su rostro pálido se puso al rojo vivo de inmediato. No obstante, sus palabras fueron tranquilas:

Grulla Negra《Hēi Hè》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora