Ingresaron por una puerta secreta del palacio, cuya entrada se hallaba en el jardín, muy bien escondida de los ojos chismosos. Puede que ni los jardineros supieran de esa ubicación, dado que había un sello de ilusión que solo podía ser desactivado por alguien con sangre Ying.
Luego de cruzar un largo pasillo oscuro e iluminado con antorchas azules, llegaron a una sala, la cual tenía una puerta de color plateado y un gran símbolo de los Ying en el centro. Ying YongSi extrajo un sello desde sus solapas, puso su mano sobre la puerta y esta brilló con el mínimo contacto. Incómodos por el parpadeo de la luz blanca, se cubrieron los ojos, pero, con un instante más, la puerta se destrabó. Ying YongSi habló:
—Entremos ahora, todos juntos.
¿Por qué se veía así de nervioso? Ambos jóvenes lucían pálidos y sudaban en frio, como si la valentía y el mal humor que demostraron hubieran sido absorbidos por el miedo y la indecisión. ¿Tan malo era ese ser superior que habían mencionado?
—Bien, vamos todos juntos —aceptó Xiang Shen.
Justo en el momento en el que la puerta se abrió, Xin Yuan sintió de inmediato una sensación familiar y un escalofrío se apoderó de él. Alguien estaba adentro. Xiang Shen también sintió esa energía, con la diferencia de que no le resultaba tan familiar.
—¿Estás bien? —preguntó el exmaestro—. ¿Sientes algo de esa energía?
—Yo ya sé quién es... O eso creo.
Los jóvenes tiraron de las mangas de Xiang Shen y Xin Yuan, haciendo que entraran casi a la fuerza hacia la sala. Estaba todo oscuro al principio, la gran puerta se cerró de nuevo, las cerraduras se colocaron y un sello apareció; quien fuera que estuviera dentro no quería ser descubierto, o no quería que salieran sin su permiso. Los jóvenes tragaron saliva y caminaron.
—No se separen, sigan nuestros pasos. No hablen, no liberen energía, no ataquen y sean pacientes... —murmuró Ying YongSi, asustado.
Xiang BaiYue ya no quería decir ni una palabra, apenas se escuchaba su agitada respiración; se sentía como una pequeña hormiga escapando de un depredador, o, más bien, dirigiéndose a él. «¡¿Qué pasa?! Hoy estaban tan decididos, ¿y de pronto son unos pequeños conejitos perdidos en la oscuridad?», pensó Xiang Shen, haciendo un puchero.
La oscuridad por fin desapareció y, desde la absoluta nada, una luz, clara como la del amanecer, los alumbró a todos. Ahora podían apreciar lo que había a sus alrededores: el túnel los había llevado a un sitio completamente diferente, con tierra, hierba, suelo y hasta un cielo claro. Bajo sus pies había agua, como si fuera un charco gigante en medio de un bosque, y en el centro había una zona de tierra, donde se hallaba un árbol con hojas verdes y rosadas.
Un hombre de cabello largo y dorado, de ropajes negros, ojos marrones y piel pálida salió por detrás de aquel árbol.
—Al fin llegaron. ¡Oh! —Se sorprendió—. Cuanto tiempo sin verte, Xin Yuan —bromeó con una risa—. De verdad lograron traer a Xiang Shen también, ha pasado tanto tiempo, ¿sabes quién soy?
Xiang Shen se impactó por esa pregunta. La energía de esa "persona" era tenebrosa y oscura, era un demonio de muy alto rango, ¿por qué debía conocerlo? Además, Xin Yuan lo miraba con desprecio.
—¿Debería conocerte? —preguntó sin dar rodeos.
—Como me lo imaginé, él no te ha contado sobre mí —rio con ganas—. No te preocupes, lo normal es que no sepas. Soy el anterior demonio líder de tierra, y este tipo... —Señaló a Xin Yuan—. Él tomó mi puesto luego de darme una paliza.
Claro, eso era algo que Xiang Shen jamás pensó. Lógicamente, antes de que Xin Yuan llegara a tener el rango de líder de los demonios de tierra, tuvo que haber alguien más.
—¿Qué quieres de nosotros? Por alguna razón, tu energía es amenazante —cuestionó Xiang Shen.
El demonio llevaba una sonrisa, no parecía querer atacar, pero su energía era tan tenebrosa que haría helar a cualquiera. ¿Por qué los asustaba?
—No quiero nada... Digamos que estoy aquí para ofrecer mi ayuda, tengo mis intereses propios, mas no puedo lograrlo sin ayuda. Mi objetivo es que Nangong Ju desaparezca. Su vida no debe prolongarse más, cada año que pasa se vuelve más loco, cada vez necesita más poder. De paso, me agradaría darle una paliza a Wu He, sé que él está ayudando a ese imbécil de Xiang y a Li BaoMing... Idiota, en lugar de aliarse conmigo se fue a buscar a los parásitos. Bueno, ellos quieren matar a Nangong Ju de manera indirecta, es decir, asesinando a Xiang Shen, es casi lo mismo.
—No es lo mismo —refutó Xin Yuan.
—Nangong Ju quiere el cuerpo de Xiang Shen, por lo que querer matarlo a él es casi la misma cosa.
—No es lo mismo. Son dos seres diferentes, y Xiang Shen tiene una parte de mi núcleo rompiendo la semilla de Nangong Ju, pronto quedará libre de posesiones. Si vas a matar a alguien, mata a Nangong Ju, no a su deseado contenedor.
—Tienes razón ahí. Ya, no te enojes —canturreó—. Como sea, prefiero disfrutar de una pelea contra Nangong Ju y tomar su lugar. No toleraré que el mundo demonio siga decayendo. No les pido nada más, solo que me ayuden a conseguirlo.
—¿Quieres tomar el lugar del dios demonio? —cuestionó Xiang Shen—. ¿Qué ha hecho él con su mundo?
—¿Qué ha hecho? —Soltó una larga carcajada—. Los demonios tenemos vidas longevas, en ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Ese hombre no solo ha arruinado las vidas de los humanos para divertirse, incluso las nuestras fueron desarmadas en algún momento. El líder de agua, Zhi Chen, por ejemplo, decidió alejarse por eso. Se supone que un dios cuida y dirige a los suyos, ¿no? En el mundo demonio es algo diferente.
—Ve al grano. —Xin Yuan lo presionó .
—Sí, sí, ahí voy. Ese hombre, aparte de destrozar cuerpos humanos para albergarse dentro, lo intentó con demonios en varias ocasiones. Ahí es donde entro yo.
—¿Él intentó poseerte? —inquirió Xiang Shen.
—No, a mí no. A mi discípulo, que era como mi hijo.
Fin capítulo 42.
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Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasiDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...