De pronto, el aura negra en forma de vapor que se desprendía de Xiang Shen comenzó a tomar forma. Era una persona, tenía el cabello negro y ojos rojos. Ese era el dios demonio, el hombre que le robó un trozo de alma de Xiang Shen a la diosa Liang MeiYin hacía ya nueve años atrás.
—¿Cuándo...? —Los ojos de Xin Yuan estaban abiertos, como si no pudiera creer lo que veía—. ¿En qué momento fue?
—Oh... Mira a quién tenemos aquí. Es bueno volverte a ver, cuántos recuerdos, ¿no? ¿Hace cuánto que no nos vemos? ¿Nueve años?
Incrédulo, Xin Yuan abrazó el cuerpo desmayado de su exmaestro, buscó su pulso, que, gracias a los cielos, aún estaba estable.
—Aún no entiendes lo que ha sucedido, ¿cierto? —preguntó el dios demonio.
—¿Cómo es que conseguiste entrar en él otra vez? ¿En qué momento fue? ¿Por qué vuelves a buscarlo? ¿No tuviste suficiente con lo que le hiciste?
Xin Yuan lo observó con sus ojos brillantes, sentía tanta rabia que podía saltar y atacar, pero se contuvo. No podía, si lo hacía, ese tipo, además de cortarlo en mil pedazos, se apoderaría de Xiang Shen.
—Tú de verdad no comprendes nada. —Sonrió el dios—. He estado siempre cerca, ¿no sabes quién le entregó suficiente energía a uno de los trozos de su alma? No te preocupes si no lo comprendes, yo lo explicaré para ti. Te contaré un poco de lo que ocurrió, siéntete privilegiado, niño Xin Yuan.
Xin Yuan no quería mostrar ninguna expresión, no permitiría que Nangong Ju, el dios demonio, notara que estaba en completo desconcierto, dubitativo de sus acciones hasta ahora. ¿Cómo era que Nangong Ju había estado cerca? ¿Acaso tenía algo que ver con el regreso de Xiang Shen? ¿Eso era posible?
Hacía nueve años, cuando Xiang Shen fue asesinado por su hermano, Xin Yuan investigó muchísimo sobre que ocurrió. Fue entonces que se percató de que había una relación entre los dioses, un juego sucio y las posibilidades de que su maestro ascendiera a inmortal. Algo grave que no estaba en sus manos sucedía, su maestro era un hombre justo que seguía al pie el camino honesto de la cultivación espiritual, de manera recta y sin fallos. No podía ser que, por una posesión que no era su responsabilidad, los dioses lo hubieran rechazado. Ellos debían saber que Xiang Shen no era el culpable de sus actos, mas no lo dejaron ascender ni tampoco lo ayudaron en vida; todo era muy sospechoso. Eso hizo suponer a Xin Yuan que, aparte de Nangong Ju, los dioses tenían algo que ver con la muerte de su maestro. Investigó y se enteró sobre un juego de apuestas, algo de lo que no pudo obtener casi nada de información más que ese nombre.
Para llegar a la conclusión de que el dios demonio fue el culpable, tuvo que pasar mucho tiempo de investigación. Resultaba que Nangong Ju era conocido por cambiar de cuerpo cada cierto período de tiempo y, al parecer, ya aburrido de su aspecto, decidió cambiar otra vez. Necesitaba un cuerpo fuerte, uno que le fuera útil para extender sus miles de años de vida, así que buscó hasta encontrar su contenedor adecuado. Sin embargo, cuando intentó poseerlo y destrozar el alma para por fin poder manejarlo a su antojo, no tuvo en cuenta que ese humano, Xiang Shen, era casi un inmortal. La única razón por la que aún no lo era, aunque tuviera el nivel, era porque los dioses todavía no lo permitían. La posesión era muy complicada de llevar a cabo, el alma de Xiang Shen se resistía a dejarlo ingresar: poseía su mente por cortos lapsos de tiempo y se "dormía" dentro de él. En otras palabras, Xiang Shen tenía dos almas luchando dentro de su cuerpo.
ESTÁS LEYENDO
Grulla Negra《Hēi Hè》
FantasyDespués de una muerte trágica en un pasado dudoso, Xiāng Shén renace en un nuevo cuerpo. Ligado a su alma, viajó un artefacto de recuerdos que él mismo creó antes de morir. Movido por el deseo de recuperar el tiempo perdido y olvidado, comienza un...