Soil (+18)

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N/A: Vine por gas. Denme amor o los filereo alv.

Gracias por su amor, su paciencia, sus votos y comentarios.

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♡KIMCHAY♡
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-¿Phi? -La voz de Chay, como una melodía mansa y susurrante, curiosa y confundida, se dejó escuchar en la penumbra de la habitación. El sonido de los besos que chasqueaban en su cuello y la palma que frotaba el costado de su torso, fue lo único que pudo oír, además de su propio jadeo y el zumbar casi inaudible del aire acondicionado manando por las rendijas de la ventilación.

Fue embargado por el agradable aroma de lavanda mezclado con una ligera nota de alcohol y otra de tabaco: Whiskey y Marlboro blanco. Besos húmedos y un intenso abrazo.

-¿Estás bien? -Chay giró sobre su eje para recibir las atenciones de Kim en el rostro, al tiempo que se ceñía a su cuerpo bajando las cejas y cerrando los ojos. Otro día complejo, otra noche larga y pesada en el pecho. La prensa en torno al corazón, implacable, oprimiendo. Kim estaba consternado y Porchay lo reconoció enseguida.

La pesadumbre, la congoja y la preocupación entrelazándose en su vientre a la liana de la excitación; formando un nudo irrompible, una masa homogénea y familiar.

El placer y la melancolía a menudo tocaban a su puerta tomados de la mano. Era triste, pero ya no era extraño.

Dejó que Kim le metiera la lengua en la boca y pudo saborear el licor y el amargo regusto del tabaco que tiempo atrás había fumado. Gustoso recibió su pelvis en medio de las piernas y dejó que los dedos se deslizaran por su cadera para tirar del elástico de su ropa interior.

Sollozó cuando los dientes se cerraron en torno a su piel, y le abrió la puerta al silencio que acompañó a cada una de las acciones de Kim. Cesó los cuestionamientos. Dejó de inquirir por su estado emocional o mental y se limitó únicamente a aprobar o desaprobar los avances de Kim, a través de gemidos cortos y melosos.

Lo escuchó gruñir y musitar un par de obscenidades fugaces que en otras circunstancias le hubieran dado risa. Y dejó que el hambre voraz de Kim se expresara a sí misma por medio de besos que succionaron sus labios hasta hacerlos arder, y de la lengua feroz que se enterró hasta su garganta, robándole la respiración a la par que los dedos se presionaron con tanta fuerza que le dejaron marcas.

Esa noche la pelvis de Kim fue un látigo que le provocó más de un hematoma en el trasero y las ingles. Las mordidas en el cuello fueron lo único que le molestó. No tenía idea de cómo iba a cubrirlas para que nadie en la escuela lo notara.

Le hubiera gustado mentir y decir que la pasión de Kim le dolía en el cuerpo, pero sus gemidos delataron el ardor que lo recorría entero. Era imposible ocultar lo mucho que disfrutaba el vigor de Kim entre sus muslos, la saliva que lo ahogaba y la erección que presionaba dentro de su cuerpo lugares que le arrancaban sonidos peculiares y de vez en cuando todavía desconocidos.

Las lagrimillas que rodaron de sus párpados cuando Kim le levantó las piernas, colocándolas sobre sus propios hombros para penetrarlo tan profundamente como le fue posible, fueron testimonio del deseo insoportable que quemaba sus entrañas.

Acelerado como una moto, los movimientos de su cuerpo no le dieron tregua. Ahogando sus gemidos contra la lengua de Kim que le invadía lo más hondo de la boca. La saliva derramándose por la punta tersa y rosada y sus uñas dejando marcas en la espalda blanca de Kim que gruñía con los ojos cerrados y la pelvis desbocada.

Su desesperación no pasó desapercibida. Su necesidad fue pasmosamente clara y la pasión de su cadera la única evidencia que le hacía falta para dictar la sentencia que se repetía cada noche: Kim estaba ansioso y Porchay era su xanax. El estabilizador de humor que necesitaba. El abrazo que apaciguaba su ansia y la neurosis que se materializaba a través del ímpetu de sus entrañas; del vientre que se movía de atrás hacia adelante en medio de una danza.

¿Te Conozco? (KimChay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora