¿Te Conozco? (KimChay +18)

Side Story - TadKhun (Part III)

N/A: ¡No me odien! Ya sé que me tardé un montón, pero en mi defensa es la primera vez que me tomo tanto tiempo y anduve medio enferma. Trataré de regresar súper pronto con la nueva actualización.

LEAN LAS NOTAS FINALES PORQUE LES TENGO UN ANUNCIO.

Ojalá que disfruten este capítulo. No es la gran cosa, pero es trabajo honesto.

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Tad despertó a las 5:33 am. Justo dos minutos antes de que sonara su primera alarma del día. Grisáceo, el amanecer se asomaba ligeramente por el ventanal. Bostezó estirando las piernas hacia abajo y los brazos por encima de la cabeza. Con las palmas contra el respaldo de la cama, empujó la longitud de su cuerpo en dirección opuesta a la par que gemía, todavía aturdido.

Usando los nudillos de una mano, limpió las lagrimillas que escaparon de sus ojos, mientras que, sin dedicarle más de un pensamiento, llevó la otra a la entrepierna para sujetar la firme erección matutina que se adivinaba a través del pijama. La presionó desapasionadamente y luego coló los dedos entre la camiseta y el pantalón, deslizando las yemas sobre la piel de su vientre hasta, sin prisas, introducir la mano dentro de los bóxers.

El cosquilleo en medio de sus piernas, antes ausente, no tardó en aparecer, aunado a la idea de quedarse en cama y encargarse de la naciente excitación que ya comenzaba a burbujear.

Retrajo la mano al tiempo que movía la cabeza en señal de negación.

-Nah. -Susurró. Ya lo había hecho un par de veces la noche anterior, cuando sí resultó absolutamente necesario aniquilar el insomnio producto del infame deseo. Debía ser cuidadoso con sus horarios de sueño si quería conservar los buenos hábitos.

*Beep-beep beep-beep beep-beep*

Se apresuró a apagar la alarma que empezó a sonar y abandonó la cama lentamente, para después tenderla con meticulosidad y cuidado. Luego se metió al baño, se lavó las manos examinando los nudillos que ya estaban sanando y también la cara usando el cleanser en gel de siempre. Cuando le llegó el turno a sus dientes, utilizó el cepillo eléctrico ultrasónico e inició la usual rutina de tres minutos. Al finalizar, colocó todo en su lugar nuevamente y se frotó las mejillas sintiendo en las palmas el familiar picor del incipiente vello facial, decidiendo que se haría cargo de él en la ducha después de entrenar.

Se dejó puesta la camiseta blanca, básica; tan lisa, que por ningún lado delató haber hecho las veces de pijama. Cambió el pantalón gris por unos joggers negros, poniéndose también unos tenis runners del mismo color. Se metió los earbuds a los oídos, reprodujo la primera canción que apareció en su Playlist y, entonces, salió con dirección a la cocina para tomar un desayuno rápido y una botella de agua.

A las 6 am, casi sin excepción, empezaban todas sus mañanas. Después de comer algo para evitar las náuseas, calentaba por cinco minutos, trotaba por diez, corría por otros quince y terminaba la rutina con otros diez minutos extra de jogging. Luego hacía 20 minutos de ejercicios libres: jumping jacks, push ups, sentadillas en un pie, mountain climbers, abdominales y burpees. Y, al terminar, buscaba algún lugar tranquilo y medianamente silencioso en el cual poder meditar por quince o veinte minutos, justo antes de regresar a la mansión listo para su entrenamiento junto al resto de los guardaespaldas bajo el comando de Chan.

Los fines de semana, y ahora que estaban de vacaciones, el gym al lado de sus compañeros no formaba parte del hábito, pero básicamente esos eran sus días; con algunas excepciones, por supuesto. Por ejemplo cuando tenían alguna misión o cuando dormían en el apartamento de Kim, en cuyo caso, si no conseguían llegar a tiempo, simplemente cambiaban el horario.