¿Te Conozco? (KimChay +18)

The Funeral (Dmitri) Part III

N/A: Wattpad sigue fallando. Les recuerdo que me busquen en Facebook y UNA PREGUNTA:

¿Quién quiere grupo de whatsapp? Me lo sugirió otra autora y me quedé pensando que podría ser una buena idea. Perdón, no soy muy buena creando espacios para ustedes, pero siempre pueden mandarme dm's con toda confianza, procuro responderles a todos.

Listo, aquí el capítulo, espero que les guste.

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Mientras en la capilla rezaban las mujeres de la familia, en la sala de juegos y reuniones del sótano bebían los hombres. Alcohol, tabaco: puro, cigarro, pipa o masticado. Para los más intrépidos siempre había alguna droga recreativa; de las duras, solamente cocaína.

Nadie sobrevive a jornadas diarias de más de quince horas sin un poco de ayuda. Juntas, discusiones, entrenamiento; estrés, cansancio y miedo; asesinato, crimen, lavado de dinero. Para mantener las ideas claras y la mente afilada, esnifar dos líneas a veces era lo que necesitaban.

Y el uso de estimulantes no era exclusivo de la mafia: en las empresas más importantes del mundo también las utilizaban. Legales o ilegales, no importaba: hombres de negocios, contadores, CEO's, corredores de bolsa, asesores financieros, abogados, políticos y deportistas de alto rendimiento. La dependencia y los malos hábitos no distinguían apellidos, credenciales, ni mucho menos títulos.

Las mujeres de la familia tenían prohibida la entrada a esa área de la mansión. Esposas, hijas, primas, tías e incluso la abuela no tenían idea de cómo se veía el lugar en el que a menudo los hombres se perdían. Absorbidos por conversaciones de trabajo, acaloradas discusiones, a menudo insultos, gritos, empujones y a veces golpes. No era relevante, los pleitos siempre se resolvían, terminando con un apretón de manos, un pañuelo y sangre en la camisa; risas, música y compañía; siendo esta última conformada por mujeres que no eran de la familia.

"Es que aunque no lo parezca, los hombres de vez en cuando necesitamos afecto, Dima".

Todavía podía escuchar la voz de su tío diciéndole esto cuando era un niño. Conforme fue creciendo comenzó a entender a qué se refería y, cuando tuvo la edad suficiente, a él también lo dejaron unirse a esas reuniones y fue testigo de la magia; aprendió del negocio, del uso informado de sustancias y de cómo funcionaba la mafia. Fue en esas reuniones en las que más que nunca absorbió lo que significaba ser un hombre: "Un hombre de verdad", "la epítome de la masculinidad"; allí recibió las lecciones más poderosas de su vida al respecto: cómo vestir, cómo hablar, cómo caminar, cómo suprimir sus sentimientos; a no llorar en público, a estar siempre preparado para el sufrimiento y a categorizar a las mujeres según su comportamiento.

Desde muy joven manifestó aptitudes para los negocios; así como también talento para el uso de armas, resistencia al entrenamiento físico y creatividad para la guerra. Fue en esa etapa de su vida en la que descubrió lo que se sentía ser el más grande orgullo del abuelo, la causa de sus sonrisas más ufanas, el receptor de satisfechas palmadas y el único nieto al que completamente aprobaba.

El privilegio más pesado de toda su vida y el premio más doloroso que jamás recibiría.

En consecuencia de esa posición, fue capaz de conocer algunos placeres, principalmente la abundancia y las mujeres, a no sentir vergüenza de sus deseos y a nunca renegar de sus instintos. Tuvo siempre lo que quiso y, al mismo tiempo, no tuvo nada. Porque lo que él realmente quería no era la recompensa inmediata, ésa era solo un placebo que lo hacía sentir que encajaba.