Dmitri

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♡♥︎Dmitri♥︎♡

Nada más regresar de la plaza, Dmitri dejó a sus hombres aguardando fuera de su habitación. Quería darse una ducha, ponerse el pijama, beber un cubalibre y fumar un habano antes de tener que soportar la compañía nuevamente. Necesitaba un descanso. Un refugio lejos de todo el jaleo y las conversaciones innecesarias. Por eso no se unió a su padre en la suite presidencial y prefirió regresar a su suite privada.

Cerró la puerta de pistón tras él, la cual con un beep indicó que había sido asegurada electrónicamente. Caminó a través de la oscuridad del pasillo que lo dirigía a la sala y, con el entrecejo fruncido, notó cómo las luces automáticas no se encendieron ante su movimiento en el interior. Estiró el brazo para alcanzar el apagador a un costado del final del pasillo, tan pronto como lo presionó y las luces se encendieron, retrocedió un paso hacia atrás con el corazón golpeando una única vez dentro de su pecho:

En el sillón principal de una pieza, en el centro de la sala, se encontró a un hombre de rostro serio, una pierna encima de la otra y los brazos cruzados sobre el pecho... Era Pete.

-Tú y yo vamos a hablar. -Le dijo con una ceja arqueada y los hombros de Dmitri se relajaron enseguida. Rodó los ojos inhalando profundamente en un intento por recobrar el ritmo de su respiración.

-Bienvenido. -Ironizó siguiendo su camino hasta el minibar de la sala al tiempo que se remangaba la camisa a la altura de los codos. -¿Se te ofrece algo de beber? -preguntó ignorando los cuestionamientos que habían aparecido en su cabeza tan pronto como lo halló ahí, los cuales oscilaban desde el qué quería hasta el cómo carajos había entrado.

-No. -Sentenció Pete con firmeza y Dmitri no insistió. Sin prisas, tomó un vaso highball colocándolo encima de la barra de caoba del minibar, se inclinó sobre su costado abriendo la pequeña nevera, de la cual extrajo un platillo lleno de limas, la cubeta de hielos y una lata de coca cola.

-Si estuviera en San Petersburgo, tomaría agüita. -Dijo refiriéndose al Vodka frío de elevada graduación alcohólica, al tiempo que que se oía el tintineo de los hielos contra el cristal de su vaso. -No sabe ni huele a nada. -Encogió los hombros vertiendo una parte de Ron Apple Estate, por dos de soda. -Pero aquí hace demasiado calor para beber vodka... -Pete rodó los ojos. Sabía de lo que le estaba hablando. El vodka aumenta invariablemente la temperatura corporal, por lo que tomarlo simple es más adecuado en climas fríos. -Me gustan las cubas, pero tienen demasiada azúcar. Es una jaqueca segura si se me pasa la mano... -Suspiró exprimiendo la mitad de un limón con dos dedos antes de comenzar a mezclar la bebida con una cucharilla metálica.

-Qué interesante... -Ironizó Pete cuando el otro ya se le unía en la estancia, posándose frente al asiento perpendicular al suyo.

-Bien, Pete, ¿Qué te trae de visita por aquí? -Tiró de la tela de su pantalón, a mitad de la pierna, para entonces sentarse despacio. La espalda recta y los pies bien plantados en el piso. -¿Qué te obliga a violar la privacidad de tu socio?

-¿Qué quiere Alexei con Macao? -Lo interrumpió, indispuesto a soportar sus comentarios pasivo-agresivos. Los ojos de Dmitri se cerraron un par de segundos. Por supuesto que sería eso.

-¿Yo qué sé? -Encogió el hombro y sorbió de su trago una sola vez.

-Si quieren que esta sociedad funcione esa relación se tiene que terminar. -Sentenció Pete con los brazos todavía cruzados, el entrecejo fruncido y una notable expresión furibunda a pesar de su talante contenido.

-Si quieres que esta sociedad funcione, lo mejor es que no intervengas. -Dmitri levantó una ceja y volvió a beber sin despegar sus ojos de los del otro. Carraspeó. -Lyosha se aburrirá de él en tres o cuatro meses. Bloqueará su número y el mundo seguirá girando. -Forzó una sonrisa de labios cerrados al tiempo que Pete mostraba su propia sonrisa, burlona, abierta y luciendo una hilera de dientes rectos y blancos.

¿Te Conozco? (KimChay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora