¿Te Conozco? (KimChay +18)

Closer

N/A:Está es la última actualización del día. En los días que vienen voy a seguir moviéndole al libro porque es un desvergue de anuncios y mamadas irrelevantes. Pobrecitos los nuevos lectores :'V

Muchas gracias bebés bonites. Les quiero un montón. Sus votos y comentarios son mi gasolina. Espero volver pronto con más contenido. Estos cambios aunque puedan resultar incómodos, son por el bien de la historia. Ya lo verán.

Baibai.

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♡♥︎KIM♥︎♡

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"A veces la vida no da tregua", pensó Kim con dolor de cuello y espalda contracturada. 

La noche anterior había tenido una discusión con su padre. La segunda de los últimos días, y las cosas parecían no mejorar. Korn no le estaba dejando ninguna clase de espacio para moverse. Ni un sólo argumento con el cual poder razonar. Todas sus promesas eran contundentes: leyes que no podía violar. 

A la mierda si se sentía incómodo alrededor de los Kravchenko; ¿Desde cuándo se había vuelto tan delicado y quejumbroso?

¿Qué si Alexei había matado a Jamie de una forma deleznable? Era su obligación, su deber y su responsabilidad. 

"Al menos alguien aquí hace lo que tiene que hacer sin rezongar", le había dicho su padre con sarcasmo y animosidad. Con una actitud que muy pocas veces había visto en su persona usualmente mansa y gentil. 

Estaba furioso. No podía creer que su padre se atreviera a decirle algo como eso después de todo lo que él había hecho por su familia. Después de todo el trabajo, el tiempo invertido y los sacrificios tácitos.

 Y ahora estaba ahí, con la mano de Chay entre la suya, sentado en la camioneta que se movía a través del tráfico de la ciudad, con el sol reflectando por el parabrisas, mirando enfadado por la ventanilla la vida común y corriente de un montón de personas que no conocía. Una vida que le gustaría probar… una vida que a menudo deseaba experimentar. 

En cuanto el ajetreo y el bullicio de la ciudad amainaron y el tráfico comenzó a disiparse, Kim reconoció que estaban acercándose a su destino. El aire acondicionado comenzó a sentirse gradualmente más frío a medida que dejaban las estructuras calientes de la ciudad atrás y la lucha del aparato contra el calor que desprendía el cemento poseía fin. 

Con su llegada, Nikolai se había encargado de adquirir una residencia en uno de los distritos más opulentos de Bangkok, a las faldas de la urbe, completamente bardeado, entrada privada al suburbio protegido de curiosos y transeúntes. 

Los conductores de las camionetas de su familia tuvieron que identificarse para poder ingresar a la avenida que los conducía a la residencia, y nada más llegar, tuvieron que librar otro filtro de seguridad para poder cruzar los portones de la mansión. Una verdadera joda. Un despliegue de poder adquisitivo y paranoia similar al de los políticos más corruptos del país. 

Su camioneta fue la segunda en estacionarse, detrás de la primera llena de guardaespaldas, la cual iba a la vanguardia del convoy. Detrás de él se estacionó la de Kinn y, más atrás, la camioneta en la que viajaba Khun quien también les acompañaba.

Cuando descendió, a unos veinte metros de la entrada, mientras esperaba por sus hermanos y por la formación de guardaespaldas que les escoltaban, se dedicó por algunos segundos a observar sus alrededores. 

Los árboles y plantas exóticos, atípicos de la región, le dijeron que los Kravchenko eran de gustos rígidos y extravagantes; las puertas de cedro y los ventanales tallados, que a diferencia de su familia que optaba más por el minimalismo y el diseño industrial, los Kravchenko preferían las obras clásicas europeas.