Dmitri V2 (Part II)

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N/A: LO PROMETIDO ES DEUDA ❤️

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♡♥︎♡SERGEY♡♥︎♡

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Cuando llegó a la casa principal en San Petersburgo con dirección a la habitación de su abuelo, él ya lo esperaba. 

Con el pantalón negro, la camisa de color grafito, el reloj de platino, la vista al frente y la espalda recta, nadie hubiera podido adivinar el complejo mecanismo que rotaba en su interior. 

No podía dejar de pensar en Babi, en su piel, su aroma, sus dedos y su sonrisa. 

Tan sólo unas horas atrás, antes de volar a Rusia, había visto a Macao en el restaurante. Y muchos podrían opinar que fue una estupidez, que cometió una de las peores imprudencias de su vida cuando se perdió en el baño con él, pero no tuvo alternativa y no se arrepentía de absolutamente nada. 

Cerraba los ojos y podía ver su rostro sonrojado y su mirada expresando un montón de expectativa y curiosidad, de miedo y el mismo anhelo que él sentía; las mismas ganas de abrazarlo que motivaban a Dmitri a hacer todo lo que en ese instante hacía.

Quería volver a estar con él, esta vez en serio y no en un baño de hotel. Tocarlo, besarlo, hundirse en su cuerpo y trazar con los dedos todas las curvas y los espacios cóncavos y convexos. 

Por eso, cuando lo vio de pie frente a él, a solas y lleno de ansias que hacían tiritar sus dedos… pudo decirle que no, pero no quiso siquiera intentarlo; desde el momento en que sus labios se rozaron ya había perdido la partida. 

Era imposible, no tenía fuerza, voluntad y menos ganas de rechazarlo. No podía soportarlo, en ese pantano de pensamientos y deseos sucios y depredadores que lo atormentaban; pero que también, al mismo tiempo, tanta paz le brindaban. Porque justo en medio de la suciedad y la podredumbre, estaba él, como flor de loto, como ninfa de agua que paciente le esperaba y sonriente confiaba en él. 

Tal vez, también lo motivó una fantasía egoísta, un deseo perturbador de probar a Lyosha equivocado. Estaba harto de escuchar sus historias de sexo, lujuria y deseo con un Babi que Dmitri sabía que ya no existía; porque en la mente y en el corazón de Babi sólo cabía él y Dmitri lo veía en sus ojos, sin embargo, necesitaba recordárselo a sí mismo. 

Por eso se permitió sucumbir al deseo y Babi lo amó como antes lo había hecho. Olvidó absolutamente todo por un momento y sólo fueron ellos dos, el mundo desapareció y Dmitri no encontró en el corazón de Macao otra huella que no fuera la que él dejó, no había rastro de Lyosha o de otra persona anterior; el recuerdo de otros besos, de otras caricias u otro sexo se esfumó y en la respiración de Babi… Miti sólo halló su propio nombre. 

—Adelante, Dima. Bienvenido —, pronunció una de las empleadas abriendo la puerta de la habitación de su abuelo quien ya estaba listo para recibirlo. Dmitri dio un paso al interior justo en el instante en el que su mente evocaba la sensación de sus propios labios derritiéndose dentro de la boca de Macao. 

Si hubiera sabido lo que estaba pensando, Sergey jamás se lo hubiera perdonado. Más fácil habría dejado pasar el complot en contra de su vida, que las memorias que en ese instante atacaban a Dima. 

—Dedushka —, le dijo como siempre le decía, “abuelo” en su idioma natal. Sergey se irguió sentándose en la cama con la espalda recargada en la enorme cabecera de cedro, en el dorso de la mano tenía conectado el suero que pendía del tripié metálico y a un costado de la cama descansaba un tanque de oxígeno cuya máscara no se había puesto. 

¿Te Conozco? (KimChay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora