¿Te Conozco? (KimChay +18)

Discoveries (Part IV)

N/A: Les dejo la última parte. El siguiente capítulo ya está en el horno. Lo subo en cuanto lo termine. 

Espero que les guste. Gracias por sus votos y comentarios. Estoy muy emocionada de que lo lean. 

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Los primeros rayos del sol ya acariciaban el horizonte cuando los representantes de la familia Theerapanyakul llegaron a la bodega N°3. Vegas, Pete y Kim. Kinn y Porsche ya estaban enterados, pero decidieron que aparecerse no era necesario. 

La falta había sucedido en terreno de la familia rusa, por lo tanto, por el momento, Vegas y Kim decidieron que le entregarían a Dmitri la batuta. Era una buena oportunidad para evaluar su nivel de competencia, su respeto y su lealtad. 

Caminaron escoltados de sus guardaespaldas personales que, como de costumbre, aguardaron a las afueras cuando ellos entraron al interior de la bodega. No se alarmaron al ver la decena de hombres rusos que custodiaban el lugar; ése era el estándar ante una circunstancia de tal calibre. 

Alexei ya esperaba adentro por ellos, relajado, sentado en una de las sillas de madera en torno a la gran mesa siempre ocupada por papeles, mapas y anotaciones. Bebía de una botella de agua al tiempo que se reía viendo videos de tik tok en el celular.  

Nadie dijo nada, ni siquiera se saludaron.  Iluminados por las brillantes y blancas luces del interior, repasaron el sitio con la mirada. Las cejas de Vegas y de Kim se alzaron involuntariamente cuando, frente a la pared de cristal que alguna vez se había teñido de sangre, hallaron a la chica sentada en una silla, cada cabello en su lugar, inmaculada y bien vestida. Ni una mordaza o atadura que la inmovilizara.

Tomando en cuenta los métodos de interrogación que Stanislav utilizaba, esto les extrañó en sobremanera. Intercambiando un gesto de desconfianza y un encogimiento de ceño. Sin saber qué pensar o qué sentir, Vegas hizo contacto visual con Stanislav, quien enseguida entendió la confusión de los Theerapanyakul dibujada en sus semblantes. 

—Órdenes de Dima. —Susurró el ruso y Vegas asintió tragando saliva. Nadie dijo más, caminaron hasta la mesa y tomaron asiento mientras escuchaban las carcajaditas de Alexei debido al video que se reproducía en su teléfono. 

Tenían muchas dudas. La última vez que habían pisado esa bodega el infierno se desató caótico y gélido. A pesar de eso no perdieron los nervios. Quizá porque ya sabían que podían esperar cualquier cosa de ellos, o tal vez porque creyeron que nada podía ser peor que lo que habían experimentado en el pasado. 

Inmediatamente, hubo varias cosas que fue imposible no contrastar con aquella noche en la que Jamie fue descubierto. A diferencia de él, la chica conservaba su ropa, su cabello y su belleza intacta. Era evidente que no había sido torturada ni maltratada por Stanislav que, a esas alturas, ya se había descubierto como el principal interrogador de la familia rusa. 

Sin embargo, había un aura espeluznante que no podía obviarse. Mientras ella permanecía sentada y en silencio; mucho más ecuánime que Jamie que temblaba de miedo; relativamente tranquila y mirando al suelo, Stanis se erguía frente a ella, escrutándola con brazos cruzados y cabeza ladeada. Quizá otro de sus tantos métodos de tortura. Uno más velado, no físico, sino psicológico.