Capítulo// 05

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Zayn despertó, al principio se sintió confuso. Pero recordó algo de esa noche,  miró al lado de la cama y estaba vacia. Él sonrió,  ella se habia ido, se habia largado mientras dormia. Frotó su rostro con sus manos y soltó un suspiro, cuando se incorporó,  el dolor de cabeza  le vino como un látigo. Maldijo y llevó sus dedos a la frente, haciendo círculos sobre los lados de su frente.
Apartó  la sábana de su cuerpo y desnudo, se fue hacia al baño. Pero antes de meterse, vio algo sobre la cama. Con ceño fruncido,  miró y era una mancha de sangre sobre ella. Se acercó  a la cama, estiró un poco la sabana y recordó que él habia sido el primero para ella.

Fue hacia el baño y entró en la ducha, tras sentir el agua caliente,  notó como sus músculos se relajaron.
Los recuerdos de anoche, le vinieron a la cabeza. Estar con esa mujer,  fue la mejor noche que había pasado.

Tener a esa joven, en su cama, haberla tocado, besado y haber tenido esa noche de pasión, fue magnífico. Él sabia que el alcohol,  les hizo hacer cosas, que sobrios no habrían hecho. 

Salió de la ducha y enredó una toalla en su cintura, salió de alli con otra toalla en sus manos secándose el pelo.

Cuando fue hacia aquel armario blanco y grande, habia un montón de trajes, vaqueros, camisas. Escogió, una camisa blanca de Armani, un vaquero rasgado gris de armani y unas zapatillas blancas. 

Cuando se vistió, se fue hacia la puerta  y se encontró con sus escoltas. 

—Hassan, que una mujer venga a limpiar mi habitación, por favor. — el hombre, asintió y se alejó para tomar la orden que el príncipe, le habia pedido.

Amanda llegó a su casa con una bolsa en la mano, rezaba para que su abuela no la viera, porque de lo contrario, tenía de darle los detalles.  Y no iba a saber como explicarle que habia pasado la noche con un hombre, que tras las borrachera, no se acordaba de haber usado condón.

Abrio la puerta con mucho cuidado, queria hacer el mínimo ruido para no ser escuchada. Cerró la puerta y caminó de puntillas hasta las escaleras, pero una voz, la hizo parar y no moverse.

—¿Amanda? — esa voz, esa voz es la que no quería escuchar porque ahora, venia la explicación.  —¿De dónde vienes? — la joven, se giro.


—Hola, abuela. — caminó hasta ella, para darle un beso en la mejilla. —¿Cómo estás?

—No me respondas con otra pregunta, ni te hagas la tonta. — exclamó.  —¿Dónde has estado? Estado preocupada por ti.


—Lo siento, es que anoche se me fue la cabeza. No recuerdo mucho, pero sé que yo quise. — la mujer, arrugó su ceño.


—No te entiendo, hija. ¿Qué me quieres decir con eso?


—Anoche, cuando apagué las luces del hotel, me dirigí hacia el bar y alli estaba unos de huéspedes que se alojan en el hotel. Él me pidió hacerle compañía, yo acepte. Pero esta mañana, me he despertado desnuda con él a mi lado. — la mujer le miró asombrada. —No recuerdo haber usado condón, fui a la farmacia a por la pastilla del dia después. Sé que te he decepcionado y te pido perdón.

—Mi niña, no me has decepcionado. Creo que fui yo, la que te dije que tuvieras más libertad y salieras. No te preocupes,  estaba claro que tarde o temprano,  ibas a tener un hombre. — la acarició la mejilla. —Ahora, dime. ¿Cómo es? ¿Es guapo?

—Es hermoso, es árabe, pero parece un griego.  — la abuela, sonrió.  —Cuando le vi por primera vez,  rompió todos mis esquemas. Todo de él, es hermoso, abuela. Y solo pensar que anoche me hizo suya, me dan retortijones en el estómago, pero en el  lado positivo y tengo miedo,  mucho miedo. 

—Es normal, tener ese miedo, es lógico. Todas las mujeres las hemos tenido, y mas cuando no sabes que va a pasar después de haber tenido relaciones sexuales. Pero si ese hombre, te demuestra que después de haber tenido sexo, sigue interesado, vale la pena dejar ese miedo y darte la oportunidad.  — ella asintió.  —Ahora, tómate esa pastilla, duchate y sigue como si nada hubiera pasado.

—Gracias, abuela. — la abrazó. —Te quiero.

—Yo también te quiero.  — la susurró.  —Siempre te voy apoyar,  Amanda, somos tú y yo, siempre juntas. 


—Siempre juntas.  — repitió. 

Amanda fue hacia la cocina y se sirvió agua en un vaso, sacó la pastilla de la caja y se la metió en la boca. Como no recordaba haber usado condón, no quería arriesgarse. 

Amanda volvió al trabajo, sabía que lo iba a ver, pero tenia que enfrentarse a él tarde o temprano. Tenia que regresar ya que ella se encargaba de la limpieza de las habitaciones, él habia solicitado limpiar su habitación y era normal.
Cuando llego a la puerta, rezaba para que él no estuviera, que esa habitación, estuviera vacia.

Pasó la tarjeta y entró, miró y no escuchó ningún ruido. Cerro los ojos aliviada, cerro la puerta y fue hacia la habitación. Pero, paró en secó, cuando vio a éste sentado en aquel sofa individual. Con una copa en la mano y la otra sobre el brazo del sofá. Estaba ahí, como si estuviese esperándola. Amanda tragó saliva y miró hacia otro lado.

—Hola, Amanda. — ella le miró.  —¿Cómo estás? Esta mañana has desaparecido. 


—Tenía prisa, no quería preocupar a mi abuela. — esté asintió.


—Tenemos que hablar de lo anoche y sobre todo de algo que esta mañana al verlo, me ha dejado un poco... descuadrado. — ella le miró sin entender. Zayn caminó hasta donde dejó la sábana, ya que la había quitado por si venia otra y lo viera. —La quité, por si venia otra y no tú.  —Abrio la sábana y se lo enseñó,  ella abrió sus ojos impresionada, pero a la vez, muerta de la vergüenza. —Recuerdo algo, esto entra en mi recuerdo. Pero dímelo tú, eras virgen, ¿verdad?

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Hola, bellas.

Aqui teneis otro, espero que os guste. Besos desde España,  mi niñas.

Un Bebé Para El Príncipe 1° (Saga Realeza) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora